Fabio Emanuel Fernández (26) recibió ayer su cuarta condena por delitos contra la propiedad. En esta oportunidad, llegó al banquillo de los acusados por el robo de una moto en el estacionamiento cercano al boliche bailable “Ciro”, en Villa Nueva, ocurrido el 19 de octubre de 2014.
La jueza Silvia Saslavsky de Camandone lo condenó (tal como pidió el fiscal de Cámara, Francisco Márquez, y adhirió la defensora pública Silvina Muñoz), a cumplir un año y 11 meses de prisión.
Al ser concedida la “última palabra” antes de la sentencia, el joven, que lleva casi un año y medio tras las rejas, dijo: “Me arrepiento, por ahí no me siento bien y hago macanas. No tuve una juventud tan linda. La Policía me discrimina, si estoy en la casa de un amigo, me ponen violación de domicilio”.
El juicio fue de modalidad abreviada porque Fernández reconoció su culpabilidad, aunque señaló que no forzó el vehículo, por lo que en lugar de culparlo por “robo calificado”, como había sido elevada la causa, se lo condenó por “hurto”. También fue condenado por amenazas, dado que increpó a dos “trapitos” que se cruzaron con él y le advirtieron que la moto había sido robada del estacionamiento, y a los agentes de Policía que lo detuvieron.
Fernández es un humilde joven, consumidor de marihuana y alcohol, que sólo cursó hasta tercer grado de la primaria. Fue por eso que su defensora citó en el alegato la frase que indica que “está probada la selectividad del sistema (judicial), con cárceles llenas de ladrones de gallinas y no de vaciadores de bancos”.