Carlos Zurro es martillero judicial desde hace 20 años. Día a día se enfrenta a situaciones que, para los involucrados, suelen ser algo traumáticas, sin embargo, se encarga de ser “lo más suave posible” en esos momentos
“Me dedico exclusivamente a esto, no porque no me guste lo otro, sino porque no tengo tiempo”, aseguró Carlos Zurro, martillero judicial desde hace 20 años.
Los egresados de esa carrera se enfrentan a una profesión tan amplia que detrás de cada una rigen códigos distintos. “Esto me dio la capacidad de crecer como persona y profesional y aprender más que todo de la vida”, comentó el martillero, que día a día se enfrenta a situaciones que pueden ser traumáticas para algunos de los involucrados.
El secuestro de un auto por atraso en el pago de las cuotas o el embargo de una motocicleta por no pasar la cuota alimentaria a un niño son sucesos en los que Zurro interviene como profesional.
“Cuando vos tenés una deuda ya te sentís mal, ni qué hablar cuando sos garantía de una deuda, porque le firmaste una garantía a una persona que no te avisó que le iniciaron juicio”, dijo el martillero, para luego agregar que “es una profesión en donde se trabaja bien, pero hay que saber encarar a la gente”.
“Si yo voy a tu casa, por ejemplo, a hacer una constatación de bienes porque tenés una deuda, tengo que mostrarte mi credencial y decirte lo que voy a hacer”, explicó.
Para el entrevistado, ser martillero “te enseña mucho en la calle”.
En cuanto a la oferta académica que hoy existe en la ciudad, resaltó la posibilidad de estudiar en la Universidad Tecnológica Nacional (UTN), en donde hay camaristas dando clases y “salen muy buenos profesionales”.
“El contacto diario con la gente me hizo dar cuenta que hay gente humilde y otras no tanto, pero todas tienen problemas”, señalo Carlos Zurro.
En Villa María, su colega Efraín de Vargas Ruiz es quien conduce la delegación de la Cuarta Circunscripción del Colegio de Martilleros y Corredores Públicos Inmobiliarios de Córdoba, que comprende la ciudad y zona de influencia. El período de los mandatos es de dos años y se debe alternar entre matriculados de distinta especialidad: inmobiliarios, martilleros judiciales, de hacienda y tasadores.
Técnicamente, el trabajo del martillero judicial consiste en el “desapoderamiento compulsivo de bienes”. Por ahí es chocante, pero no he tenido problemas nunca porque tratamos de hacer las cosas lo más suave posible”, contó Zurro a EL DIARIO.
“El judicial es el que trabaja bajo las órdenes del juez. Este libra un oficio a los fines que el oficial de Justicia, acompañado del martillero y, de ser necesario, de la Policía, haga su cometido”, describió. Retención de muebles, de vehículos, inventario, constatación del estado, son los distintos oficios judiciales que realizan y que se pueden resumir en: tasación, secuestros y embargos.
Zurro también opinó sobre la otra colegiatura existente, que de algún modo tiene un punto de conexión a la que él pertenece: “Es más de inmobiliarios, no nos afecta a los martilleros”.
La Ley provincial Nº 7.191 es la que rige la actividad profesional de los martilleros y corredores públicos dentro del ámbito territorial de la provincia de Córdoba.
“Cuando vos tenés una deuda ya te sentís mal, ni qué hablar cuando sos garantía de una deuda, porque le firmaste una garantía a una persona que no te avisó que le iniciaron juicio”.