«Relatos de una mujer rodante» es el título de la obra
Los 16 escritos que plasmó Cristina Goupillaut en su primera obra narran situaciones cotidianas con las que se encontró desde el momento en que una enfermedad la obligó a sentarse en una silla de ruedas para nunca más volver a caminar
Cristina Goupillaut es artista. Pinta y hace grabados, pero días atrás presentó su primer libro. La idea de escribir no la seducía, hasta que lo hizo. “Se me ocurrió empezar a escribir pequeñas cosas cuando tuve que dejar un poco de lado lo otro por el inicio de mi incapacidad”, expresó la autora de “Relatos de una mujer rodante”.
La descripción de su obra la hizo ella: “Son 16 relatos cotidianos. Cosas que me pasan desde el aceptar que estoy en esta condición, desde encontrarme con cosas nuevas, cómo me las tomo a risas o las sufro. El proceso de encontrarme a mí misma en esta situación. Me acuerdo de la última vez que caminé, la última vez que corrí, cómo crié a mi hija adolescente desde la silla de ruedas, cosas que me pasan con los niños cuando ven la silla”.
La idea principal fue expresarse. “Creo que más de uno se va a sentir identificado”, aseguró, pero también cree que “la gente que no está en silla de ruedas o que no tiene relación con la discapacidad va a poder ver cómo es estar así, saber qué siente, que no nos convierte en seres especiales ni dignos de admiración, verá que somos seres corrientes como cualquier otro”.
También, aseguró, quiere que con su libro se pueda “sacar la palabra desgracia del medio, porque no es así, es algo que nos pasa en la vida”.
El proceso de escritura fue paulatino. “Fui escribiendo de a poquito hasta que un día se hizo importante. Se lo di a leer a un amigo, Alejandro Ponce, que es un escritor villamariense que vive en Río Negro, y él me empujó a hacerlo libro”, explicó Cristina sobre la obra que también incluye seis grabados suyos y una canción de Martín Galdeano: “Es un muchacho que está en silla de ruedas y que escribió una canción que cuando la leí me conmovió muchísimo. Habla de cuando tuvo su accidente y lo que sintió en ese momento. Nunca había leído que alguien lo cuente de manera tan real. Se la pedí prestada y la incluí en el libro”.
“Lo hablé con Virginia González López, de la editorial Papeles de Fuego, fue su primer libro para editar, y mi primer libro, fue un encuentro hermoso”, confió y afirmó sobre los primeros 50 ejemplares que “fue totalmente autogestionado”. “Estoy feliz porque lo pude hacer”, resumió y aseguró que se plantea ahora seguir escribiendo.
–¿Con qué le gustaría que se quede aquel que lea su libro?
-Si la persona tiene una discapacidad, me gustaría que sepa que no está sola, que hay muchos que estamos en la misma, que es necesario luchar por nuestros derechos día a día, no acostumbrarse a la falta de una rampa, un colectivo. Y a la gente que no tiene esta experiencia de vida, que cambie su mirada hacia la discapacidad. Hay una mirada de compasión y no, una persona que está en silla de ruedas o tiene cualquier otro tipo de discapacidad es como cualquier otra y puede dar muchísimo”.
Sobre ella
Cristina tiene esclerosis múltiple, enfermedad que la fue discapacitando de a poco. “Lo mío fue un proceso, hace ya 12 años que estoy diagnosticada y debe hacer 5 o 6 que estoy en silla de ruedas, tuve tiempo de ir preparándome, de ir asimilándolo de a poco, y de entenderlo como que la silla de ruedas era lo que venía después”, contó.
“No me falta nada de lo que quería de mi vida por estar así”, confirmó con una gran entereza y mostrando su libro, dijo: “Cuando me pasó esto, después de los 50 años, mi frase era ‘ya caminé bastante’”.