Almuerzos especiales en Apicius
Una treintena -la mitad de la población del Hogar Municipal de Ancianos- asistió en el debut, en que se sirvió pollo con puré. Margarita, una de las residentes históricas del establecimiento, repasó su vida con EL DIARIO
Escribe: Diego Bengoa
DE NUESTRA REDACCION
Margarita tiene 77 años y es una de las dos mujeres que lleva más tiempo en el Hogar Municipal de Ancianos de Villa María. “Estoy contenta de estar aquí, de salir y ver a otra gente, otra vida”, confesó a EL DIARIO cuando ayer esperaba almorzar en el restaurante-escuela Apicius, de Capacitar.
Por un acuerdo entre esa escuela de gastronomía y el municipio, desde ahora se invitará a una treintena de adultos mayores una vez al mes a concurrir al emprendimiento de bulevar Cárcano, donde en la víspera sirvieron una entrada, pollo con puré y flan y helado.
Al mediodía del jueves, en Apicius se respiraba compañerismo y alegría. “El otro día también salimos, fuimos a desayunar y ahora nos trajeron aquí. Estamos muy agradecidas”, contó Margarita cuando este diario se acercó a la mesa a dialogar con abuelas y abuelos. Ellos saludaron con apretones de manos, ellas fueron más conversadoras.
En ese marco, la señora contó que lleva 21 años en la institución de barrio Industrial. “Muchos murieron, de los que estaban cuando yo entré quedamos solas nosotras dos”, presentó señalando a una amiga.
Tras describir que fue maestra y que ejerció en quinto y sexto grado de las escuelas José Bianco y Agustín Alvarez, confió que estuvo muy enferma “por tomar alcohol”.
“Bebía mucho, me había casado con un hombre que era alcohólico. Recuerdo que mis padres se enojaron porque no querían que me casara con él”, relató. Luego se separó y buscó recuperarse de la enfermedad.
Contó que uno de sus hijos la va a visitar asiduamente al Hogar, pero que todavía no conoce a sus nietos.
Lúcida en sus expresiones, relató que lee los diarios y que está al tanto “de todo”. “Estoy al tanto de la política”, comentó sin que se le pregunte y allí este diario le consultó cómo ve la situación del país. “Mal querido, muy mal, va para peor todavía”, respondió tajante.
Cree en Dios, “si no, no estaría viva” y recibió con alegría, hace seis meses, a las hermanas capuchinas, las monjas que se instalaron en la entidad.
“Me cayó bien que vinieran, me ayudan mucho. Ya no estoy enferma, dejé el alcohol hace bastante tiempo, ya no siento nada de deseo, y fue por Dios, no por los medicamentos. Tengo mucha fe”, declaró.
Ante preguntas, afirmó que “mucha gente” los visita en el Hogar, sobre todo por “las monjitas, que siempre llevan a alguien”.
La importancia de salir
Carlina Gudiño, directora del Hogar Municipal de Ancianos, comentó que desde Capacitar se los invitó a ser parte de este proyecto realizado con la Municipalidad.
“Nosotros una vez al mes festejamos los cumpleaños dentro del Hogar, pero en la medida que podemos. Esto es una salida, es diferente”, valoró apuntando que en estas mesas en Apicius también se celebran cumpleaños de los residentes en el establecimiento local.
Destacó que el salir de la institución es una de las metas que tienen. “Para la primavera del año pasado fuimos a la estancia Las Casuarinas a comer un asado y para el Día de la Mujer desayunamos en Café Argentino. También hemos ido al Festival de Adultos”, repasó.
“Ya que están institucionalizados, y si bien es su casa, es importante salir y despejar la mente”, subrayó y agregó -ante nuestro planteo- que cerca de la mitad de la población no recibe familiares.