Los “Tricolores” ofrecieron una fuerte resistencia a los cordobeses y estuvieron muy cerca de lograr un mejor resultado. Recién en el último tramo del partido los de Barrio Urca pudieron marcar una diferencia más expresiva en el marcador, más allá que no fue del todo justa
Escribe Gustavo Ferradans
La Tablada se llevó un esforzado triunfo de barrio Las Acacias. Le ganaron por 21 a 8 a San Martín en un juego que se abrió en favor de los visitantes, recién en los últimos minutos del partido.
Los cordobeses (que venían de anotar 123 tantos a Carlos Paz), se encontraron con el “debutante” San Martín (estuvo libre en la primera fecha) que le opuso resistencia y una férrea defensa, y al que le faltó poco para que diera una de las sorpresas de la fecha.
El partido en la primera parte fue cerrado, con La Tablada intentando ser protagonista, jugando en terreno adversario, pero encontrándose con una defensa “tricolor” que impuso rigor físico. Gran parte de ese parcial se jugó bajo una tenue llovizna y un piso complicado para hacer pie.
Una avivada de la visita a la salida de un scrum (en los últimos metros de la cancha), y un kick preciso, le permitió a Nougues anotar su primer try, convertido luego por Roldán. Con esa escasa ventaja, se fueron al descanso ambos equipos.
En la segunda parte, el partido se mantuvo cerrado, aunque San Martín se animó a ser protagonista y avanzar en terreno adversario. El resultado parecía inamovible, salvo un error de alguno de los protagonistas. El encuentro había entrado en una monotonía y hasta generaba algún bostezo.
Un penal de Emiliano Ludueña, sobre los 22 minutos de ese parcial, sacudió la modorra de los espectadores. Dos minutos después el mismo Ludueña desperdició una chance concreta para volver a sumar y llenar a los de barrio Urca.
La Tablada cambió la pareja de medios y recién ahí pudo quebrar la estrategia del “Tricolor”, que hasta ese momento había hecho un trabajo que rosaba lo perfecto.
Una escapada de Nougues, le permitió al centro anotar su segundo try (convertido por Pez); y puso el marcador 14 a 3. Apenas seis minutos después, una distracción defensiva del local (que jugaba con uno menos por amonestación de Menard), le facilitó a Murga invadir el ingoal y apoyar nuevamente. Spitale anotó la conversión y estiraba la diferencia a 21-3.
El resultado, de todas maneras, estaba lejos de expresar los análisis previos, que preveían una holgada victoria visitante. A pesar de esa desventaja, San Martín no se rindió nunca y jugó cada pelota como si fuera la más importante. Con amor propio, garra y un buen manejo del maul, sobre el final tuvo su premio. La formación empujó hacia al ingoal visitante, y cuando el tiempo reglamentario se extinguía, Atienza apoyó el try y le puso un poco más de objetividad al resultado.