Una joven francesa que estuvo viviendo un año en Villa María también quiso compartir con nuestros lectores cómo vivió ese día de terror
Desde París, Francia
Escribe Aurore Mallia
Especial para EL DIARIO
“Estaba acostada tranquila mirando una serie cuando mi padre, que vive en otra ciudad, me mandó un mensaje preguntándome si estaba en mi casa. Como era un poco tarde, pensé que había pasado algo en mi familia, así que lo llamé inmediatamente. Le pregunté por qué quería saber si estaba en mi casa y me dijo que hubo un tiroteo en el 11ème arrondissement (distrito 11), pero que parecía ser un ajuste de cuentas”, contó Aurore Mallia, una joven que en 2010 vivió un año en Villa María para cumplir con un intercambio educativo de Nivel Medio en el Instituto del Rosario.
“Al principio, con las pocas informaciones que me había dado mi padre, no me di cuenta de lo grave que era y creo que inconscientemente esperaba que fuera sólo un ajustes de cuentas y no un nuevo atentado islamista. Por lo tanto, llamé inmediatamente a mi novio para advertirlo. Miré un poco lo que decían en Internet y con pánico volví a mirar mi serie porque no quería pensar en eso, era demasiado violento. Pero desde entonces mi celular empezó a sonar a cada instante: primero mi hermano y después amigos, yo también mandaba mensajes a todos mis amigos que estaban en París. Una amiga mía me dijo que estaba junto a otra de salida en un bar cerca de los acontecimientos cuando recibió mensajes que les advertían y el novio de su amiga llegó en el minuto a buscarlas”, agregó Aurore en el relato que hizo llegar a nuestra Redacción para contar cómo vivió ese día marcado por el horror.
“Pasé la noche en mi teléfono mandando y recibiendo mensajes. Mis amigos argentinos también se preocuparon por mí y me mandaron mensajes para saber si estaba bien. Mi novio me mandaba las informaciones en directo, yo era incapaz de mirarlas; era demasiado violento”, señaló.
“Estaba sola en mi departamento, shockeada y completamente asustada. Se escuchaban las ambulancias y los helicópteros. Era imposible dormirme, entonces estuve hablando con mis amigos y mi hermano hasta tarde en la noche, mirando series y películas para tranquilizarme”, puntualizó la joven.
“Acabé por dormirme, pero me desperté con miedo unas horas después por el ruido de la puerta de mi edificio. Volví a dormirme, pero me desperté temprano a la mañana. Cada ruido que escuchaba me asustaba”, aseguró.
“A la mañana me fijé en la noticias y llame a mi familia para decirle que estaba bien. Era sábado y no trabajaba, así que me quedé en mi cama a ver una película; parece ser muy superficial, pero era lo único que podía hacer, estaba completamente paralizada por el miedo, necesitaba tranquilizarme”, afirmó la joven.
Sin parar de vivir
“Mi novio, quien está empleado en el centro comercial Italie 2, tenía que ir a trabajar porque no sabía todavía si iban a abrir. Estaba aún más nerviosa sabiéndolo afuera. De mi lado sabía que tenía que salir también en un momento del día, pero no sabía si iba a ser capaz. Cuando llegó el momento en el cual tenía que prepararme para salir, estaba muy nerviosa, temblaba y tenía ganas de llorar. Así que respire hondo y salí, caminaba tranquilamente. La gente afuera parecía más relajada que yo. Por suerte en ese momento mi novio me alcanzó porque no abrían su negocio”, añadió.
“El necesitaba cambiarse las ideas así que fuimos a un negocio de CD, películas, libros… En la entrada había cuatro guardias: uno verificaba las entradas, otro verificaba los bolsos y los otros dos nos registraban, como en el aeropuerto, con aparatos. Un momento después de que entramos un hombre ingresó ignorando los guardias y entró al negocio sin haber sido controlado, yo me paré y no pude moverme antes de que los guardias lo controlen”, precisó la joven en su escrito.
“Después de eso hicimos unas compras más que tenía que hacer ese día sí o sí. En la calle había poca gente, parecía ser un domingo. Después de eso volvimos a mi departamento y miramos películas para pensar en otra cosa, pero seguimos leyendo los diarios”, contó Aurore.
“El día se está terminando y mañana la vida empieza de nuevo. Sigo estando asustada y en estado de shock y me da miedo salir e ir a trabajar, pero lo tengo que hacer porque si paro de vivir, ellos obtienen lo que quieren y ganan”, remarcó para finalizar.
Al año siguiente de su estadía como estudiante, en 2011, Aurore Mallia regresó a nuestra ciudad para pasar un mes de vacaciones y visitar a los amigos villamarienses que cosechó y con los que hasta el día de hoy mantiene un fluido contacto.