Del evento participaron distintas instituciones locales, además de diferentes entidades educativas de Villa María y la región. El sacerdote Carlos Diez destacó la importancia de plantar árboles “para que haya más vida entre nosotros”
En el marco de las celebraciones por el Día Nacional del Arbol se realizó ayer una plantación masiva de algarrobos en la Estancia Yucat, evento que contó con la participación de diferentes entidades e instituciones educativas de Villa María y la región.
El evento se realizó bajo la coordinación de la Orden de la Merced, que administra el establecimiento, y contó con la destacada participación del Servicio Penitenciario Nº 5. Precisamente algunos presos trabajaron en la elaboración de mil plantines del mencionado espécimen para que en la jornada de ayer los estudiantes pudieran plantar una buena parte de ellos en la reconocida estancia.
La entrega simbólica de los árboles la hicieron los niños y niñas del Nivel Inicial de la Escuela Fray Venancio Taborda, que se encuentra ubicada en Yucat. Quienes recibieron los plantines, para luego colocarlos dispersos por la extensa geografía del lugar, fueron estudiantes de Nivel Medio de los institutos Bernardino Rivadavia y La Santísima Trinidad, ambos de Villa María, y del Colegio Manuela Mayorga de Mayorga de Pampayasta.
Además, los pequeños alumnos del lugar expusieron carteles y pancartas con mensajes sobre la importancia de preservar a los árboles.
«Queremos plantar una idea»
En alusión al importante acontecimiento, el sacerdote Carlos Diez se dirigió directamente a los estudiantes de los diferentes centros educativos diciéndoles: «No les puedo contar la alegría que siento por este momento, por sus presencias y porque esto puede significar mucho en la vida de nuestra sociedad».
«Estamos haciendo un gesto, pero más que plantar un árbol queremos plantar una idea en la mente y en el corazón de cada uno de ustedes y de aquellos a quienes pueda llegar esta noticia que nos ha alegrado a todos», valoró.
A la vez aseguró que «cuando hay una necesidad, Dios la escucha. Este acto es el grito de la naturaleza, porque los árboles desaparecen sin que nadie los replante ni los cuide y así la tierra se va empobreciendo y con la tierra nosotros mismos».
«La alegría se transforma entonces en una esperanza. Tenemos que dar vuelta esta historia de menos árboles para que haya más vida entre nosotros», manifestó.
Por otra parte dijo: «Esta idea surgió de aquellos que no están en libertad, con gente que los acompaña buscando actividades para que sientan vida».
«Es preocupante ir recorriendo los campos y ver cómo los árboles se caen, pero es hermoso que hoy podamos levantarlos, que podamos sembrar un árbol en nuestro corazón y en nuestra mente. Dios nos llama a transformar la tierra y a replantearnos qué estamos haciendo con nuestra casa común», destacó.
Seguidamente expresó: «Quiero agradecer infinitamente a quienes se han sumado a esta idea, particularmente a las escuelas de Yucat, a la universidad y a ustedes por hacerse portadores de este grito de buscar la vida en todas sus formas. Ojalá que esta tarea se multiplique cada año».
«Si no nos hacemos solidarios en la creación de un mundo mejor, nos haremos solidarios en tener que sufrir el mundo que vivimos. La vida, en toda sus formas, también debe ser preocupación de cada uno de nosotros», finalizó.
A continuación dos alumnas del establecimiento Fray Venancio Taborda recitaron la poesía titulada «Algarrobo», que tiene las siguientes estrofas:
“Arbol de hojas compuestas,
flores hermanas del sol.
Tú no tienes espinas
en el fondo de tu corazón.
Dulce para los niños
con tu fruta han de hacer.
¡Algarrobo!, tu nombre es,
árbol de pocas espinas,
todo eso nos ofreces
añapa, madera y bebida
para la comunidad conceder.
Eres belleza de la naturaleza
y en las provincias te conocen bien, tanto en Córdoba, como en Chaco y Salta también.
Sufres como el hombre
cuando te lastiman con rencor.
Arbol de pocas espinas,
flores hermanas del sol”.
Finalmente se procedió a la plantación de los algarrobos y la explicación sobre cómo realizar dicha tarea estuvo a cargo de Aldo Rangone y Natalia Tacconi, quienes representaron al Programa de Extensión e Integración para el Desarrollo Agroalimentario (PEIDA) del Instituto de Ciencias Básicas y Aplicadas de la Universidad Nacional de Villa María (UNVM).