Educación – Algunos prefieren migrar a Bell Ville, donde apenas se abona una cooperadora de $25
Las instituciones locales que forman maestros de jardín y primario cobran hasta $1.820 por mes para cursar. No hay en Villa María ninguna opción pública para acceder a esa formación, aunque sí la tienen ciudades más pequeñas como Bell Ville o General Cabrera
Es al menos paradójico que en la Ciudad del Aprendizaje no haya una institución pública que ofrezca formación docente para enseñar en jardín y primaria.
Esto significa que aquellas personas que decidan ser maestros en esos niveles deberán pasar por alguno de los dos institutos privados que dictan los profesorados de Educación Inicial y Primaria: la Escuela Normal Víctor Mercante (Instituto Rivadavia) y el Gabriela Mistral (Rosarinas).
Cabe aclarar que si bien existen otros profesorados en entidades públicas, estos son específicos de una disciplina -como el de Música en el Conservatorio o el de Artes Visuales en Bellas Artes-, o bien habilitan para dar clases solo en secundaria -como el de Matemáticas en la UNVM-.
Las inscripciones del ciclo 2018 llegaron a costar hasta $2.200 y la cuota más cara asciende a $1.820, aunque en julio habrá aumentos que elevarán la tarifa a $1.900 por mes.
Esta situación no garantiza el acceso a la formación docente y la estrategia de algunos estudiantes es migrar hacia ciudades como Bell Ville, en donde el Instituto Mariano Moreno -de gestión pública- percibe un aporte de apenas $25 por persona para la cooperadora, mientras que la inscripción única es de apenas $500.
Se conocen casos de estudiantes que generan abultadas deudas con las entidades privadas de Villa María por no poder llevar al día la cuota y pedir prórrogas que se acumulan hasta -según las relevadas por este medio- $30.000.
Sucede que para poder rendir ciertos exámenes -generalmente los finales- es requisito fundamental no tener deudas por esos conceptos.
Cuotas por las nubes
Al ser las únicas dos opciones de formación docente en la ciudad para ser maestro de grado en jardín y primaria, la Escuela Víctor Mercante y el Profesorado Gabriela Mistral tiene un “público cautivo”.
En el primer caso, este año la inscripción ascendió a $2.000, mientras que la cuota tendrá un valor de $1.820.
En tanto en las Rosarinas la inscripción alcanzó los $2.200 para quienes hicieron el trámite en febrero y marzo, y $1.200 les costó a los que se anticiparon en septiembre y octubre del año pasado. Hasta el mes de marzo la cuota era de $1.400 y desde este mes se cobra $1.900 por mes.
Si bien es cierto que nunca existió en la ciudad un instituto de formación docente para nivel primario y jardín que sea de gestión pública, también es cierto que la realidad cambia y el contraste es mayor desde que se nombró a Villa María como Ciudad del Aprendizaje en 2016.
Hay que recorrer al menos 58 kilómetros para encontrar una opción estatal. Bell Ville, una ciudad con una población de casi 35 mil habitantes, contiene al Instituto Superior del Profesorado Mariano Moreno y General Cabrera, a 77 kilómetros y con apenas 12 mil ciudadanos, cuenta con el Instituto Superior Jerónimo Luis de Cabrera.
Rondando los 100 mil habitantes, el conglomerado de Villa María y Villa Nueva, centro y cabecera en cientos de aspectos, sigue teniendo una deuda en el acceso a la formación docente en entidades públicas y gratuitas para estos niveles.
Según datos del Ministerio de Educación de la Nación, hay menos terciarios públicos que privados, pero contienen a más estudiantes.
En 760 instituciones no universitarias del Estado estudian 253.762 personas, mientras que en 994 entidades privadas asisten 186.147 estudiantes.
Los que viajan, con problemas
Existen casos en los que estudiantes villamarienses deciden “migrar” hacia alguno de los profesorados cercanos o bien comenzar directamente la carrera en esos espacios.
El Boleto Educativo Gratuito (BEG) le permite ir y volver en el día sin tener que gastar en transporte, pero los horarios que comprende este sistema no son los mismos que los que maneja el estudiantado.
El BEG divide el día en turno mañana, tarde y noche, pero, por ejemplo, al momento de realizar las prácticas docentes los estudiantes se pasan más de medio día en la ciudad donde estudian y no pueden elegir más de una franja horaria para el boleto.
Esto obliga a que paguen al menos un boleto por día, quedando sin efecto el verdadero sentido del BEG, sin contar que cuando se cursa una carrera se precisa de tiempos para encuentros de trabajos extraáulicos.