La pequeña ya salió de su insuficiencia cardíaca y evoluciona favorablemente. La intervención se realizó a cuarenta días de su nacimiento y con un peso de poco más de un kilo
El servicio de Neonatología del Hospital Regional Pasteur protagonizó una exitosa cirugía cardiovascular a una beba prematura nacida a los seis meses (exactamente 25 semanas) de gestación.
La intervención es la primera realizada en el nuevo Hospital y la segunda de estas características concretadas en el Pasteur, ya que en abril del año pasado se había registrado una similar en las antiguas instalaciones de calle Mendoza en barrio Lamadrid. Aquella paciente se encuentra sana y con un desarrollo normal.
Fue realizada conjuntamente por los cirujanos cardiovasculares pediátricos Héctor Díaz y Marcos Loconte, integrantes de un equipo itinerante que opera en las dos maternidades provinciales, en el Hospital de Niños y en hospitales del interior en caso de que sus agendas se lo permitan. A ellos los acompañaron profesionales del Pasteur: un anestesista, cuatro enfermeras, un instrumentador y dos médicos neonatólogos.
A cuarenta días del nacimiento de la beba y con un peso de poco más de un kilogramo, la complejidad de la operación imposibilitó la derivación a una institución sanitaria equipada para este tipo de casos, por lo que fue necesaria la adaptación de una sala del servicio de Neonatología para realizar la intervención, que le permitirá compensar su estado de salud.
“Hubo que transformar una de las salas en quirófano, lo que también marca una experiencia significativa para este nuevo Hospital; aunque en virtud del nuevo equipamiento y la complejidad actual resultó mucho más fácil que la experiencia anterior”, explicó el jefe del servicio, el médico Víctor Ragusa.
Detalles
Según detallaron desde Prensa del Pasteur, “la presencia de este prestigioso equipo de cirujanos se produjo ante la necesidad de utilizar una de las técnicas innovadoras para este tipo de cirugías en prematuros, dado que evita que se toque la pleura del pulmón”.
El médico Héctor Díaz especificó que “esta cardiopatía hace que la arteria pulmonar le robe sangre a la aorta, pudiendo producir una congestión pulmonar. Además, los tejidos no reciben la sangre suficiente y el corazón intenta compensar esta situación sin poder lograrlo e incurriendo en una insuficiencia cardíaca que puede costarle la vida al bebé”.
En este contexto “se realizó de manera exitosa una toracotomía para clampar el ductus arterioso (se pinza el conducto con instrumental quirúrgico -pinzas especiales- de modo que quede cerrado), que por cierto era grande. La beba estuvo estable, lo cual resultó fundamental en este proceso”.
Díaz elogió la labor del equipo de Neonatología del Pasteur al calificar su desempeño como “excelente: la colaboración fue perfecta y todo salió de acuerdo a lo planeado, no hubo ningún contratiempo”.
Evolución favorable
Por su lado, Ragusa se mostró visiblemente emocionado al explicar que “la paciente ya salió de su insuficiencia cardíaca, se la está descomplejizando y evoluciona favorablemente; lo único que resta es poder sacarle el respirador”.
El responsable de la Neo remarcó el hecho de que esta intervención se practique en un hospital público, “con un gran equipo de profesionales y seres humanos; una circunstancia que nadie hubiera imaginado un par de años atrás”.
El ductus arterioso persistente
o Conducto Arterioso Persistente (CAP) o Persistencia del Conducto Arterioso (PCA) es la persistencia, después de nacer, de la comunicación que normalmente existe entre el sistema arterial pulmonar y la aorta durante la vida fetal. La causa se desconoce y en el 90% de los casos se presenta como un defecto único.
Es más frecuente en mujeres, niños prematuros y en infecciones por rubéola materna y no produce casi nunca problemas funcionales al nacer. Se puede detectar por la existencia de un soplo o ruido cardíaco continuo (soplo en maquinaria).