
A no olvidarse que los fieles compañeros peludos son especiales en este día. Sobran gestos y valores que reafirman esta amistad que suele marcarse para siempre
Hoy se celebra el Día del Amigo y muchos ya tienen programada la salida. Al boliche, al bar, al comedor, a la casa de alguien… Hacia algún lado iremos para reunirnos con los viejos compañeros, reforzando la amistad que supimos cultivar.
Sin embargo, no hay que olvidarse de un dato que todos saben, pero algunos creen desconocer: en casa a veces queda el verdadero mejor amigo.
Un gato o un perro, también un caballo o algún que otro animal medio doméstico, suelen aferrarse a nuestras vidas como ningún amigo y, en grandes oportunidades, hay quienes lloran más su partida.
Es cierto que para algunos, un perro es como un hijo o como un hermano, por ejemplo, aunque históricamente fue siempre “el mejor amigo del hombre”.
El perro domesticado, o sencillamente el perro, sea por su inteligencia o fidelidad, se ha ganado el lugar más cercano al ser humano.
Tanto que no solo es el mejor amigo de hombre, sino que muchas personas lo consideran su único amigo.
Es que no existe compañía más leal ni guardián tan feroz y desinteresado como el perro.
Incluso aquellos que han maltratado o abusado de uno, pudieron disfrutar de su amor incondicional, esa permanencia al lado que no conoce el paso del tiempo.
La fortaleza de la amistad se encuentra en la confianza, la lealtad, el compañerismo y la cercanía en el corazón de cada uno. En cada rincón de esos valores aparece el perro o el gato que tenemos cerca, más allá de la personalidad de cada uno.
Además, el perro de un hombre está a su lado en la prosperidad y en la pobreza, en la salud y en la enfermedad. Dormirá en el frío piso donde sopla el viento y cae la nieve, sólo para estar junto a su amigo.
Y si aparece un enemigo, será más amigo todavía.
Hay historias que marcan para siempre esta certeza. Desde el perro que murió salvando a su amigo policía de la muerte, hasta la compañía de Opie, un gato héroe por su simple presencia.
Podría decirse que Opie, más que un gato héroe fue el ángel de la guarda de Daemire, cuando recibió la bala perdida que entró por la ventana de la habitación.
La madre del niño, Angélica Sipe, escuchó un ruido y entró en el dormitorio donde descansaban Daemire y la mascota. Mientras su hijo continuaba durmiendo profundamente, Opie yacía en el suelo herido y sangrando.
La bala había ingresado por su cabeza. Luego salió por su cuello y volvió a ingresar por el hombro hasta llegar a su axila. Finalmente, el proyectil detuvo su recorrido en una almohada, a centímetros del niño.
El hecho ocurrió en Estados Unidos, donde Opie, haciendo honor a la frase de que los gatos tienen siete vidas, sobrevivió al balazo y se recupera en su casa, a pesar de presentar algún daño muscular.
Su dueña manifestó estar eternamente agradecida a Opie, ya que está convencida de que, si el gato no hubiera estado en la habitación, el niño hubiera recibido el impacto de bala.
Hasta en la casualidad entonces es necesario tener a un amigo peludo al lado. Y si tenemos que celebrar este día, que por lo menos un rato más que de costumbre, sea con ellos.