Investigadores de la Universidad Nacional de Villa María (UNVM) trabajan en un proyecto que busca aislar y caracterizar bacterias rizosféricas para su uso potencial como biofertilizantes en cultivos hortícolas de la región que circunda la ciudad.
El desarrollo científico permitiría reducir el uso de agroquímicos, por lo que tiene enormes implicancias para la salud de las personas. En tanto, los microorganismos son nativos de la región con potencial actividad promotora del crecimiento vegetal y de biocontrol contra fitopatógenos de cultivos hortícolas.
Las ciudades de Villa María y Villa Nueva poseen un lugar destacado en la producción hortícola a nivel provincial, siendo eslabones importantes dentro de la actividad económica y social de la región. En términos de volumen de producción hortícola se destacan tomate, pimiento y verduras de hoja. Según se resalta en el proyecto que coordina Pablo Yaryura, en este sector actualmente se evidencia un estancamiento y abandono de la producción, no solo a nivel local, sino también a nivel nacional: “Entre las causas más importantes se observaron dificultades en aspectos vinculados con la innovación en la producción. Consecuentemente, se observa una gran escasez de iniciativas de agregado de valor a la producción primaria. A esto se suma el impacto ambiental que generan los agroquímicos utilizados en este sector”, se detalla en el proyecto.
Disminuir el uso de agroquímicos
La investigación que dirige Yaryura se focaliza en los cultivos intensivos, principalmente hortícolas, los cuales son muchas veces poco valorados a nivel productivo. Además, se trata de un sector que usa grandes cantidades de agroquímicos por unidad de superficie. La cantidad es mucho mayor a la de los cultivos extensivos. Por otro lado, a este combo se le suma la poca regulación existente para el uso de agroquímicos en este sector. En ocasiones se utilizan pesticidas que no se encuentran aprobados, debido al desconocimiento de algunos productores y escases de políticas regulatorias. Una de las provincias con más intoxicaciones por agroquímicos es Córdoba y, según sostuvo Yaryura, el impacto es en la salud de quien lo está utilizando, de los consumidores y además del entorno porque el periurbano se ha extendido y el cinturón verde está muy cerca de los barrios: “Se están haciendo muchos controles desde el Mercado Central y la Municipalidad, pero es necesario disminuir el uso y darles lugar a los microorganismos beneficiosos”.
Tal cual destacó el investigador, estos microorganismos son del suelo y no se modifican genéticamente: “Este proyecto logró el aislamiento de muchos de estos microorganismos. Con un productor de Villa María, Andrés Martínez, se están haciendo pruebas en invernadero en plantas de tomate para evaluar el efecto beneficioso de estas bacterias sobre dicho cultivo”.
“Los biofertilizantes y biopesticidas no están totalmente explotados en nuestro territorio, sin embargo, en otros países es una estrategia muy utilizada. “En un contexto de necesidad de aumentar la productividad de manera sustentable, el empleo de microorganismos promotores del crecimiento vegetal y biocontroladores adquiere relevancia y tiene amplias posibilidades de insertarse en el sistema de producción actual y futuro”, expresó.