Desde el sábado 30 de enero al sábado 6 de febrero Alta Gracia albergará una nueva edición del Encuentro Anual de Colectividades. Se trata de uno de los eventos más importantes en su tipo (el año pasado logró convocar a alrededor de 150 mil visitantes), que reúne a grupos de baile y música de las diferentes colectividades de inmigrantes y descendientes de inmigrantes de distintas naciones del mundo en nuestro país. Muchos de estos grupos, además, presentan estands donde el visitante puede degustar las comidas típicas de la Nación en cuestión, en una reunión cosmopolita que multiplica el aprendizaje sobre las diferentes culturas que ayudaron a moldear la identidad argentina.
A ello, la fiesta emblema del Valle de Paravachasca le suma la presentación de artistas de notable cartel, los encargados de ponerle broche de oro a cada una de las ocho noches de acción. En ese sentido, el 39° Encuentro contará con la presencia de estrellas de la talla de Abel Pintos, Jorge Rojas, Sergio Galleguillo y Luciano Pereyra, por sólo nombrar algunos.
Nombres propios
Con sede en el predio del ferrocarril, la celebración arranca el próximo sábado. Entonces, agrupaciones venidas desde diversos puntos del territorio nacional comenzarán a darle vida al caleidoscopio cultural, a partir de un conglomerado de stands en los que cada una ofrecerá deliciosos platillos de las naciones a las que representan.
Este año, 24 serán las colectividades participantes, entre ellas las de Alemania, Armenia, Austria, Brasil, Cuba, España, Estados Unidos, Francia, Italia, Irak, Irlanda, México, País Vasco, Paraguay, Perú, Polonia, Siria, Sudáfrica y Turquía.
Además de lo que tienen para brindar en el terreno de la gastronomía, las agrupaciones actuarán en el escenario mayor, ofreciendo al público las bondades de sus bailes típicos, espectáculo que incluye la vestimenta tradicional de cada país “homenajeado”.
En cuanto a los números principales, destacan en la grilla los nombres de algunos de los artistas nacionales que más gente convocan a lo largo del año en sus multitudinarias presentaciones. Al respecto, hay que destacar las actuaciones de Abel Pintos (lunes 1 de febrero), Jorge Rojas (viernes 5), Sergio Galleguillo (martes 2) y Luciano Pereyra (miércoles 3). Completan el cartel principal Martín Monguzzi (sábado 30 de enero) y Lucio Rojas (domingo 31). En tanto, la luna del sábado 6 de febrero será de “Carnaval”, con la actuación de comparsas y batucadas prestas a incendiar la noche de Paravachasca con los ritmos y colores propios de la fecha.
DONDE: Alta Gracia
CUANDO: Del 30 de enero al 6 de febrero
RUTA alternativa – Frío esquimal
Por el Peregrino Impertinente
En las noches de invierno, los cordobeses solemos quejarnos del “friazononón” que hace, y basta comentárselo por teléfono a un amigo que vive a la vuelta para que el muy mentiroso diga “y no sabés, acá hacen por lo menos 10 grados menos que allá”. De todo esto se ríe el esquimal, quien está acostumbrado a mamar las temperaturas más gélidas del planeta desde que era bebé y la mamá le hacía mimos con un arpón.
Ocurre que los esquimales son expertos en aquello de combatir el frío. Habitantes de las más heladas regiones del planeta (Siberia, Alaska, noreste de Canadá y Groenlandia), se bancan unos escenarios de bajo cero tremendos. Si allá hasta los osos polares andan con campera de cuero. “El secreto está en la alimentación”, dice un miembro de la tribu, y se come un pulóver.
Relacionado con lo indómito de su hábitat son también las costumbres que los llamados “Inuit” desarrollan. Por ejemplo, para cazar utilizan canoas construidas con piel de foca y cuchillos elaborados con dientes de morsa. Muchas veces, a la hora de la pesca, abren un hueco en el suelo de hielo y ahí nomás tiran la tanza “al primer bo… que me diga que esto lo inventó Disney le clavo un colmillo de morsa en el ojo”, gruñe otro integrante de la comunidad, harto de huevadas.
Otro elemento que caracteriza a los esquimales son sin dudas los famosos iglúes. Se trata de construcciones hechas con bloques de hielo que llegan a ser habitadas hasta por 25 personas. Estos inquilinos pueden comunicarse con otros iglúes a través de túneles especialmente diseñados para tales fines. “El único objetivo de los túneles es mantenernos unidos como pueblo, nada más que eso”, comenta el inventor del sistema, conocido en la aldea como “El pata de lana ártica”.