El acusado reconoció los hechos, pero quedó en libertad porque tiene seis hijos que sostener
Un hombre fue condenado a tres años de prisión condicional por violencia de género y familiar, además se le impuso orden de restricción sobre las víctimas y tratamiento psicológico, aunque el reo quedó en libertad por ser sostén de familia.
La pena recayó sobre Cristian Marcos Guerrero, un camionero de 42 años nacido en Lomas de Zamora, padre de seis hijos (cinco de la exmujer y el restante de su última pareja), quien fue detenido el 16 de enero pasado, mientras que desde abril último esperaba el juicio encerrado en la penitenciaría de Villa María, hasta que ayer se realizó la audiencia, con carácter abreviado, en la Cámara del Crimen local.
Los hechos
Guerrero llegó a juicio acusado de ser presunto autor de amenazas, lesiones leves, privación ilegítima de la libertad y resistencia a la autoridad.
El imputado reconoció los violentos episodios que tuvieron como víctimas a una exesposa, a la expareja y a uno de sus hijos, razón por la cual todo se resolvió en un juicio abreviado.
En enero pasado el condenado había descargado su furia contra quien fue su primera mujer y madre de cinco hijos, mientras que en el cuarto mes de este año hizo lo propio contra su concubina, a quienes amenazó de muerte, agredió verbal y físicamente e incluso una de ellas sobrevivió a un intento de ahorcamiento.
Asimismo, durante el pasado verano, en el río mantuvo bajo el agua a uno de sus hijos porque se había peleado con uno de sus hermanos, tras lo cual reaccionó ante el reclamo de su exesposa, Lorena Wolker, a quien golpeó, actitud que también tuvo contra los policías que se presentaron en el lugar.
Meses después, Guerrero arremetió contra otra mujer, Macarena Nahir Casanave, con quien estaba en concubinato en una vivienda en barrio Mariano Moreno y que es madre de su sexto hijo, a quien amenazó blandiendo un arma blanca e incluso quiso ahorcar.
Pedido del fiscal
A la hora de los alegatos el fiscal de Cámara, Francisco Márquez, sostuvo que en esta situación “todas las soluciones son malas” y consideró que así como “es dañoso soltarlo, también (lo es) que siga encarcelado”. Apuntó entre los fundamentos que para Guerrero “es natural ejercer violencia porque la sufrió de niño”, razón por la cual su modo de ser responde a la educación con la que fue criado, al tiempo que descartó que la violencia que ejerció haya sido “producto de la maldad”. Márquez sostuvo que lo que corresponde ante un reo de este perfil es permitir que se reincorpore a la sociedad “para que pueda recuperar su trabajo” a fin de que siga sosteniendo a las dos familias, como así también no le sea privativo “pagar la cuota de la casa en la que viven sus hijos”. Claro que, si bien solicitó que quede en libertad, exigió que Guerrero quede impedido de relacionarse con las víctimas y, a la vez, reciba un tratamiento psicológico.