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«Fue la primera vez que se sintieron protagonistas en un espacio público»

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«Fue la primera vez que se sintieron protagonistas en un espacio público»
Parte de la comunidad boliviana que asistió a la jornada junto a estudiantes y profesores del Inescer (foto Jesús Chirino)

El proyecto, realizado por la trabajadora social Liliana Costabello junto a una cátedra del Inescer, fue una de las propuestas aprobadas por “Universidad en la calle” de Extensión de la UNVM

Parte de la comunidad boliviana que asistió a la jornada junto a estudiantes y profesores del Inescer (foto Jesús Chirino)
Parte de la comunidad boliviana que asistió a la jornada junto a estudiantes y profesores del Inescer (foto Jesús Chirino)

Días atrás se concretó el cierre de una actividad más que especial realizada en la sede del Inescer, la cual contara con bailes tradicionales y exposición de prendas realizadas en lana reciclada por mujeres bolivianas.

En el marco de la cátedra Prácticas II de la carrera de Trabajo Social, a cargo de la profesora Andrea Polverini, se llevó a cabo un curso-taller donde el arte fue “la herramienta que favorece el encuentro, la comunión de saberes y la reivindicación de ciudadanas invisibles”, según manifestaron sus impulsores.

El taller «El arte como oportunidad para ser, crear y transformar» desarrollado por la profesora y trabajadora social Liliana Costabello, aprobado por la convocatoria 2015 de Extensión de la UNVM “La Universidad en la calle”, estuvo dirigido a un grupo de mujeres de nacionalidad boliviana residentes en el barrio Las Playas.

 

La enseñanza del arte ancestral

Según se especificó en la propuesta, durante los encuentros se buscó “promover la enseñanza-aprendizaje del arte ancestral de los tejidos, pintura, bordados y artesanías que nos permitan conocer la cultura quechua del altiplano”.

La meta que persiguió el proyecto fue “revalorizar el patrimonio cultural femenino de este pueblo originario y permitir la circulación de nuevos lenguajes simbólicos, fomentando procesos comunicativos para acceder al aprendizaje de esta cultura”.

La iniciativa, que también contó con la colaboración de Jesús Chirino, pretendió “no descuidar aquellos aspectos que hoy se presentan en la agenda social como lo son los derechos culturales especialmente de los sectores más vulnerables de la sociedad, en este sentido la idea está pensada y llevada a cabo desde la cooperación y el diálogo de saberes”.

Para este primera instancia, se desarrollaron acciones de fortalecimiento de la organización territorial denominada centro comunitario “Un Rayito de Esperanza”, donde se llevó a cabo el taller, que es coordinado precisamente por Costabello.

Mediante este proyecto de diversidad cultural, puntualizaron los promotores, “intentamos abordar el empoderamiento femenino, la circulación de la palabra, la expresión de sus silencios a través del arte y promover la participación de estas mujeres en el espacio público académico de la ciudad”.

 

Bailes provenientes de la región de Tarija

En diálogo con EL DIARIO, Costabello relató cómo fue la experiencia vivenciada en el establecimiento educativo de nivel terciario.

“Las mujeres de la comunidad boliviana nos habían pedido presentar bailes que representen la región de donde ellas provienen. Se prepararon durante varias semanas. Cabe decir que todos sus saberes quedaron siempre en el ámbito doméstico y ésta era la primera vez que se sentían protagonistas en un espacio público o que su palabra, simbólicamente, era depositada en el arte y tomaba vuelo. Lo que más las emocionó fue que la gran academia no sólo las recibiera, sino que las haya aplaudido y haya reconocido el valor de su cultura originaria. Todas provienen de la etnia quechua. Por eso, cuando no quieren que yo me entere de algo, hablan en quechua y yo no entiendo nada”, cuenta entre risas.

Los tres bailes que se plasmaron fueron “Zapateo del violín de la Pascua”, la cueca “La bandeñita” y “La pícara”, todas provenientes de la región de Tarija.