
Perros y gatos motivaron a diferentes escritores locales, que supieron trazar algunas líneas con poemas. Para disfrutar
Una mascota es nuestra compañía, amiga, sacan nuestro mejor lado. Son muchos los casos en donde los animales se consideran mejor compañía que la de cualquier otro ser humano, por eso no son pocos los escritores que dedican sus palabras a ellos. Es el caso de estos autores locales, que encuentran en perros y gatos su fuente de inspiración.
Chicha
Por un camino del pueblo
una perrita encontré,
se llamaba Solitaria
pero Chicha la nombré.
En un pueblo muy lejano
Chicha tuvo que crecer
se quedó junto a los míos,
yo preferí volver.
Después anduve en el
tiempo
y de ella me olvidé
un día vino a mi pueblo
y ya madre la encontré.
Muchos hijos tuvo Chicha
con uno de ellos me quedé
es inquieto y callejero
y lo hemos llamado Den.
Un día nos avisaron
Chicha estaba muy herida,
otros perros la mordieron
y ella se queda sin vida.
Por un camino del pueblo
solitaria la encontré
y aunque todos la quisimos,
solitaria ella se fue.
de Ricardo Kestli
A nuestro gatito
Pompón amarillo… diez meses de amor
ronroneo y lamida llenando el corazón.
Tuquito: belleza de gato
perfecto
mimoso y dulzón…
Qué suerte he tenido
de haberte besado cada vez que sentía
¡tan puro amor!…
Descansa entre flores
querido gatito.
Espía a los pájaros
que trinan por ti… y desde tu estrella
mi amor, mi Tuquito… espera que a mi alma
se vuelve hacia allí…
de Gela Bertea Faure
El gato hippie
Doña Gata Flora
está preocupada
pues su hijo más chico:
Gato Barrigón,
se fue de la casa
ayer a la mañana
y ansía ser hippy,
andar por el mundo,
y no sé qué más.
Se puso ropaje
de colores varios,
adornos extraños
de un tono chillón,
y hasta osó comprar
horrible peluca,
larga y enredada
para estar mejor.
Tomó su mochila,
dijo: -Hasta la vista –
y por el camino,
desapareció.
Doña Gata Flora
no tiene consuelo
y grita dolida:
-¡Uno hijo hippy, eso no!-
de Nora Sánchez de Vietto
El perro blanco
Un perro blanco y
defectuoso,
retoza en el hall del
hospital.
La luz clara que penetra
desde la alta ventana,
ilumina la escena.
Desde lo bajo se distinguen
las siluetas de las palomas,
a través del roto y sucio
vidrio.
Testigos silenciosas
de los anónimos
que se desplazan por los
corredores
del cansado hospital.
El perro panza arriba,
duerme su siesta.
de Eric Zandrino