El sábado pasado se socializó el poemario “Gibraltar” de la escritora local Carina Sedevich en Polaroid, publicado con un particular concepto estético
Tapas de cartón artesanal, dibujos a la tinta en interiores y páginas seleccionadas con el mismo cuidado que los chinos para con las hebras del té. Así de simple y delicado es el arte y el concepto estético de Dínamo Poético, el joven sello editorial dirigido por Juliana Bonacci y Juan Tardivo.
“Nacimos en agosto de 2012 porque con mi compañero Juan teníamos muchas ganas de editar -comenta Juliana minutos antes de la presentación de “Gibraltar”, de Carina Sedevich, en el pub Polaroid-. Y el día que asistimos al taller de Washington Cucurto (director de la editorial Eloísa Cartonera, de Buenos Aires), tomamos la decisión. Nos interesó mucho esa estética y quisimos darle una impronta visual muy fuerte a lo nuestro. La idea era que cada título fuese ilustrado o tuviese un trabajo de tapa muy importante, como es el caso de Gibraltar, que tiene la cubierta hecha con tela y el título bordado a mano”.
-Es el tercer libro que le publican a un escritor villamariense. ¿Casualidad o causalidad?
-Las dos cosas. Villa María es una ciudad muy importante para nosotros y la conocimos en 2013, a raíz de compartir mesa de lectura con Silvina Mercadal en el Festival de Poesía. Nos mantuvimos en contacto y luego le publicamos “La aventura de la Piña Monstruo”. Luego conocimos a Marcelo Dughetti y le editamos “Babuinos”. A Carina la escuchamos leer en el festival y tuvimos la mejor onda. Le preguntamos si tenía algo inédito y nos mandó “Gibraltar”. Al leerlo, el enamoramiento fue inmediato.
-Dínamo Poético no es una editorial aislada, sino parte de una movida cultural o contracultural más grande, ¿no es así?
-Podría decirse que somos parte de una oleada de ediciones independientes nuevas, todas nacidas en 2012 junto a Sofía Cartonera, Borde Perdido y La Terraza. Cuando nos conocimos en el Festival de Poesía de Córdoba, nos dimos cuenta de que compartíamos una misma búsqueda: la de un soporte diferente junto al concepto de lo artesanal y la estética fanzine. Nuestras ediciones suelen ser muy acotadas, de 30 a 50 ejemplares sin copyright ni ISBN, reivindicando la textura de la autoedición. Llevamos una docena de libros hechos y antes de fin de año saldrán tres más.
-¿Por qué los poetas eligen “Dínamo”?
-Creo que porque, antes que nada, generamos un vínculo muy especial con ellos; casi te diría una amistad. La edición es lo que viene después, acaso un corolario de ese vínculo. Luego nos tomamos mucho tiempo para pensar la estética del libro de acuerdo a los poemas. Digamos que nuestras ediciones son muy cuidadas y “curadas”. Y supongo que eso atrae. Además, nuestros títulos circulan de otra manera, desde lo underground, pero a la vez ingresando en el ámbito formal.
¿Y los lectores del sello?
-Al tener este corte amigable, hemos dado con un público nuevo que no se acercaría la poesía si no fuera en este formato. De pronto, en un espacio de feria de artesanías, muchos se animan a leer. Y nos interesa mucho esa gente; te diría más que el público cautivo de la poesía, que siempre termina dando con el libro que busca.
Iván Wielikosielek
Los últimos poemarios de Carina Sedevich
Trilogía de la liberación en una pluma inquieta
De la nostalgia por la partida del hijo o “síndrome del nido vacío”, de la imposibilidad de renovar el amor en la Tierra y de una fabulosa explosión minimalista de la naturaleza circundante, habla el último poemario de Carina Sedevich. Pero mejor será que la propia autora diga unas palabras sobre “Gibraltar”, su octavo trabajo publicado.
“Es mi penúltimo libro. El noveno, “Un cardo ruso”, aún permanece inédito. Viéndolo en retrospectiva, me doy cuenta de que a lo largo de los años hice tres trilogías. La primera está compuesta por “La violencia de los nombres”, “Cosas dentro de otra cosa” y “Nosotros No”, aparecidos entre 1998 y 2000; la segunda “Como segando un cariño oscuro”, “Incombustible” y “Escribió Dickinson” va de 2012 a 2014, y esta última formada por “Klimt” y los otros dos, de 2014 a 2015. Creo que las tres tienen mucho que ver tanto en lo formal como en lo estilístico.
En cuanto a lo humano, responden a momentos puntuales de mi vida. Son tres etapas de duelo muy profundo en las cuales fui purgando cosas a través de la preocupación por el lenguaje. Ahora estoy mucho más aliviada y espero que lo que venga sea más sosegado y luminoso”.