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“He logrado darle a la Embajada una impronta distinta”

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“He logrado darle a la Embajada una impronta distinta”

Nació en Córdoba el 13 de septiembre de 1963. Casado, cuatro hijos. Es abogado, comenzó su militancia en el peronismo junto a José Manuel de la Sota. Fue secretario general de la Juventud Peronista, diputado provincial del PJ, en 1995 renunció a su banca disconforme con el aumento de las dietas que decidieron sus pares, en 1999 se hizo cargo de la Fiscalía Anticorrupción, se alejó en 2002 después de denunciar hechos que involucraban a funcionarios provinciales y fundó su propio partido. Fue intendente de Córdoba de 2003 a 2007, senador de la Nación y dos veces candidato a gobernador de la provincia. Hoy es el líder del Frente Cívico y embajador del país en Ecuador

Escribe: Nancy Musa
DE NUESTRA REDACCION

Está relajado, disfrutando de unos pocos días en Córdoba junto a su familia, a los amigos, dialogando con sus principales dirigentes en la casa partidaria. Está más delgado, con la huella del sol ecuatoriano en el rostro y la sonrisa siempre lista. Su sentido del humor está intacto, así como la emoción que le provoca hablar de su hija Milagros o remarcar con énfasis los sueños que lo motivan. Sin embargo, algo ha cambiado en el dirigente que conocemos hace años.

Entre mate y mate notamos una especie de calma que se traduce en su modo de hablar más pausado, su entusiasmo cuando muestra los videos filmados con su teléfono. Allí, detrás de la pantalla, puede verse al presidente Rafael Correa enviando un saludo a los argentinos, desfilan imágenes celestes y blancas de la fiesta del Bicentenario en la Embajada y personas bailando en honor a esa tierra que un día dejaron para buscar nuevos rumbos en la Patria Grande.

Luis Juez no es un diplomático de carrera, es un diplomático caminante, dispuesto a dar todo su esfuerzo y su capacidad para que nuestro país tenga una presencia visible en el cálido pueblo de Ecuador.

 

-No es un embajador que encaje dentro de los estereotipos del mundo diplomático. ¿Sorprendió su llegada a Ecuador? ¿Generó ruidos?

-He logrado cambiar un paradigma. Como no soy un diplomático, me manejo con las reglas de juego con las que me manejo en casa y en muy poco tiempo he logrado construir una relación con el presidente Rafael Correa, con el resto de los embajadores también; me miran como una cosa rara (sonríe).

La Embajada tiene una característica totalmente distinta, la comunidad argentina se identifica, he logrado que vayan al acto del 2 de Abril, que coman pastelitos con chocolate el 20 de Junio o compartan un acto el 9 de Julio, que hace años que no recuerdan haber llevado adelante.

Creo que la Embajada debe estar en la calle, que la gente vea quiénes somos, dónde estamos, qué queremos. Saben que los argentinos somos una comunidad importante, he logrado darle una impronta con un alto protagonismo con otros embajadores, fuertemente vinculado al tema de la Unasur, dándole una característica muy propia.

El diplomático se caracteriza por el lenguaje alambicado, por ser políticamente correcto y yo, que no soy políticamente correcto, he logrado darle a la Embajada una impronta distinta y me ha dado muchas satisfacciones porque no compito con nadie, lo mío es un paso transitorio por la Embajada.

 

-Tuvo momentos muy duros al llegar a su cargo…

-Sí. Me tocaron momentos muy desgraciados. Yo adelanté mi viaje por la muerte de dos turistas argentinas y eso me obligó a entrar con los tapones de punta, a pelearme con la Policía, con la Justicia, hasta que me empezaron a respetar. Y al poco tiempo vino el terremoto, que fue terrible, y muere el hijito de una compañera de trabajo de la Embajada y fueron momentos muy duros. Tener que ir a reconocer el cadáver en el medio de un campo de fútbol, traerlo en el auto de la Embajada, ser parte de la ceremonia del velorio en un barrio humilde y me involucré mucho. Me involucré mucho con los empleados, que son maravillosos y nunca fueron considerados por los embajadores.

Lo primero que me planteé fue incorporar a los empleados a toda la agenda de actividades de la Embajada. Lo último que hicimos fue la Misa Criolla en la iglesia más bonita que tiene Quito y la cantamos, fue de una emotividad monstruosa, estaba llena de turistas, pagaban cinco dólares para entrar a la iglesia y no podían creer lo que era la Misa Criolla.

Todo eso me vinculó fuertemente con el lugar donde estoy, no sé cuánto tiempo voy a estar, pero el tiempo que esté mientras otros embajadores se la pasan de vacaciones, yo me la paso involucrándome.

 

-¿Qué visión tienen los ecuatorianos de los argentinos?

-Ecuador es un país hermoso y nos respetan mucho a los argentinos, nos quieren mucho. Le dije a (Mauricio) Macri que no siendo un embajador de carrera, en seis meses voy a ser el embajador más importante de Latinoamérica y, modestia aparte, creo que todo el mundo sabe lo que estamos haciendo.

 

-Su personalidad, diferente al estilo diplomático, ¿fue observada de reojo, como si miraran a un bicho raro?

-Rarísimo. Lo primero que hice fue el acto de Malvinas y yo soy clase 1963, mi cuñado se murió en Malvinas, mi hermano fue a pelear a Malvinas, imaginate lo que es para mí. Y había un acto donde estaban los militares de todas las embajadas y agarré el micrófono y me puse a decir lo que era para nosotros Malvinas. Y dije: “Algún día volveremos porque nos robaron las Islas” y veía que se iban cuatro militares, eran los de la Embajada de Inglaterra (se ríe), y ahí me miraron y me dijeron ‘tenés que ser más cuidadoso’ (risas). Porque viste que todos los embajadores hablan con un lenguaje medio raro, no dicen ‘sí’ o ‘no’, dicen ‘ni’ y ‘so’. Y yo voy como un animal y me tiró así, pero ahora se dieron cuenta de que no me guardo nada.

Los otros días festejamos el acto del Bicentenario y les dije “¿quieren que hablemos de Laprida o quieren que hablemos de lo que significa ser independiente? Porque nosotros nos independizamos de España pero somos dependientes de los grupos económicos, somos dependientes de los factores de poder, de los dueños de grupos de comunicación, hoy somos mucho más dependientes que hace 200 años atrás. Nos independizamos de Fernando VII, pero hoy somos más dependientes del consumo, somos dependientes de un montón de cosas, nos sacamos de encima a la Corona y era fácil porque Fernando VII estaba en cana”. Imaginate el embajador de España con la cara que me miraba (sonríe).

Pero me respetan, saben cómo soy y saben que estoy. Con el tema del terremoto nos movimos, Argentina mandó un Hércules y estuvimos más de 20 días trabajando a la par de ellos, nos han visto trabajar y nos respetan el servicio diplomático y la autoridad ecuatoriana. Se dieron cuenta que nosotros fuimos a trabajar.

Porque los embajadores van con su familia y se dan una buena vida. Y yo estoy solo y como estoy solo, me sobra el tiempo, y como me sobra el tiempo, no me alcanza con el trabajo de la Embajada y me involucro en otras cosas y trato de no pasar desapercibido.

 

-¿Y cómo es su relación con Rafael Correa, teniendo en cuenta que el presidente de Ecuador no es afín a Macri?

-Te cuento qué me pasa con Correa (comenzó a mostrar videos). A Correa le llevé una camiseta de Talleres. Correa dice que los embajadores son ‘momias cocteleras’ porque viven tomando cócteles y yo le dije ‘a lo sumo, yo soy una minimomia porque mido un metro veinte’ (risas).

A mí me embolan todas esas cosas, así que le dije a Correa lo de la ‘minimomia’ y le entregué una camiseta de fútbol de Argentina que decía “Rafael” y una de Talleres. Y a Correa me le colgué del cogote. Macri me había pedido que tratara de arreglar con Correa, así que me saqué una selfie con Correa y se la mandé a Macri (risas).

He construido con Correa una relación bárbara y lo respeto porque le ha dado a Ecuador justicia social. Tengo una gran relación con el presidente y con algunos ministros A ellos les llama la atención mi forma de ser porque cuando tengo que decir algo, se los digo y eso les sorprende.

El gobierno de Correa tiene una mirada muy prokirchnerista, Kirchner lo acompañó cuando le quisieron dar un golpe de Estado, pero yo tuve una gran charla con Correa sobre este tema y le dije que el kirchnerismo era una cosa en el relato y otra en la acción. Que tenía un discurso motivador y lleno de sueños, pero en los hechos concretos fue una banda de corruptos que se hicieron muy ricos y usaron el sueño de la gente.

Creo que muchos de ellos han bastardeado un sueño y uno acompañó parte del proceso y se ve desilusionado al ver todos los hechos de corrupción, y Correa me escuchó.

A Correa la oposición lo trata muy mal, pero nunca escuché que digan que es un corrupto, nadie de la oposición dice que es un corrupto, sólo le critican cosas que en la Argentina son tolerables.

 

-Hablando de corrupción, esa fue siempre su bandera de lucha y ahora puede ver que se conocen algunos hechos. ¿Qué siente?

-Tengo la sensación que el argentino es tolerante ante la corrupción. Y te digo que vos fuiste una de las únicas periodistas de la provincia que nos cubrió siempre que fuimos y a vos te consta que ya en 2004 nosotros denunciamos una corrupción en la obra pública, yo era intendente de Córdoba, denunciamos a José López, a Ricardo Jaime, a Julio De Vido; en 2005 denunciamos a Cristobal López por el tema del juego, y la gente, ¿qué pasó? Me terminó ridiculizando, los periodistas me terminaron diciendo que yo era la Carrió con calzoncillos, y a nosotros gobernando una de las ciudades más importantes del país, cada vez que denunciamos la corrupción, nos quitaban la obra pública. Nosotros apoyamos una construcción política de los derechos humanos, pero siempre fuimos intolerantes con la corrupción y la respuesta fue contundente, nos maltrataron cada vez que hablábamos de esas cosas.

Lo que nosotros decíamos en el año 2005, 2006 en absoluta soledad, fue totalmente cierto. Pasaron 10 años y medio, la Argentina está infinitamente más pobre, la credibilidad de muchos argentinos está por el piso, volvemos a un 35% de pobreza dura y los funcionarios se enriquecieron y nadie nos prestó atención. Si la Justicia hubiera actuado hace 10 años, seguramente hoy no tendría los escándalos que aparecen en los medios con funcionarios tirando bolsos con millones y millones de dólares, donde parece habitual que una chica de 27 años, sea o no la hija de la expresidenta, pueda tener cinco millones de dólares, esas cosas a mí me ponen muy loco, me irrita sobremanera.

 

-¿Y cómo miran esta situación en Ecuador? ¿Se interesan por lo que pasa en nuestro país?

-Sí, no lo pueden creer. Es increíble, la gente no lo puede creer. Nosotros los argentinos, así como somos de ingeniosos también hemos superado la capacidad de asombro y ya no nos asombra nada. Pero a un pueblo como el ecuatoriano, que le muestren como los tipos en bolsos llevaban dólares, ver que en vez de contarlos, los pesaban, y ven cómo chicos jóvenes son infinitamente ricos, como los hijos de Báez, con cuentas millonarias en Suiza, los hoteles, como la cocinera o el jardinero, la gente en Ecuador se sorprende.

Ese día de López entrando los bolsos al convento, los que quieren a Correa y los que odian a Correa dejaron de hablar del presidente, dejaron de hablar del terremoto, dejaron de hablar de Independiente del Valle y empezaron hablar de la Argentina. Y a mí me da mucha vergüenza, me llamaban las radios y te digo, Nancy, me da mucha vergüenza porque yo le digo a los ecuatorianos “no se confundan, eso no somos los argentinos, eso es una dirigencia política, pero el 99% de los argentinos somos gente honesta, trabajadora, no somos todos unos ladrones, unos sinvergüenzas, unas atorrantes, unos corruptos”. Pero me da mucha vergüenza porque la imagen que llega de la Argentina es esa, no llega la imagen del país de los picos nevados, del turismo; la que llega es la de los políticos, estos ministros y secretarios con casco, chaleco antibalas y esposados yendo a declarar después de haberse hecho infinitamente ricos. Y a mí en lo personal me da mucha bronca.

 

-¿Lo llamó el fiscal a usted por estas causas?

-Me llamó al fiscal Delgado y hace 10 años que venimos denunciando la obra pública y a ningún fiscal le interesó escucharme; lo mismo con periodistas. Al contrario, los periodistas en esta provincia me ridiculizaron, me faltaron el respeto hasta límites insospechados, me pusieron el mote del profeta del atraso porque me oponía a la obra pública de López y De Vido, al transporte de Jaime. Así que, lejos de darme satisfacción, me da mucha bronca porque acá están mis hijos, mi mujer, mi familia, mis amigos, cuando veo que hemos perdido un montón de tiempo y ellos se hicieron infinitamente ricos. Si hubiesen actuado en su momento, creo que hubiéramos logrado otro resultado.

 

-¿Y qué expectativa tiene de ahora en más?

-Quiero cumplir con mi tarea de embajador y mostrarle a la gente que soy capaz para la tarea que me han encomendado, mostrarle a la gente que el tiempo nos va a poner en el lugar que tenemos que estar y yo quiero ser el gobernador de Córdoba, no te voy a mentir, quiero ser gobernador de mi provincia, es mi sueño.

 

-Hablando de sueños, ¿qué soñaba cuando era un niño?

-No sabía que iba a hacer política, pero siempre soñé que iba a ser gobernador de Córdoba, fue mi sueño y lo sigo teniendo en la cabeza. Y, luego, mis sueños siempre han estado vinculados con mi hija, hace 15 años que no puedo dejar de soñar que algún día mi hija va a caminar (se emociona), va a hablar, eso es un sueño que a veces es una pesadilla porque uno se da cuenta de que es difícil que suceda a menos que ocurra un milagro. Pero yo sueño que mi hija se para, que hablamos (pausa) y en la política, más que sueño, lo que tengo es una sana ambición de ser gobernador.

Creo que los cordobeses se merecen un gobierno honesto, creo que a Córdoba le ha faltado eso en los últimos años, una altísima cuota de honestidad. A mí me han criticado como intendente, pero nunca pudieron ni sospecharnos de un hecho de corrupción, por eso sueño con ser el gobernador que la gente diga “qué tipo decente”.

 

-¿Fue un chico travieso?

-Sí, éramos un desastre con mi hermano mellizo, prendimos fuego en la casa jugando a Combate y llegaron los Bomberos (sonríe). Eramos dos rebeldes, con mi viejo que manejaba un taxi, y si no manejaba el taxi, estaba de guardia como militar, con mi mamá que, aparte, tenía cuatro hijos más. Eramos muy quilomberos de chicos, mi papá nos tenía recontracag…, esa es la verdad de la milanesa. Ahora, cuando veo que vos no le podés levantar la voz a tu hijo por la pedagogía… (pausa). Mi papá nos tenía a los sopapos, llegaba la noche y mi mamá le decía “Gabriel, vos sabés que el Daniel y el Luis…”, y agarraba mi viejo la ojota y nos dejaba rojos de chirlos. Qué te voy a contar, no te voy a decir que éramos maravillosos, éramos muy moqueros.

 

-Y después, cuando entró al Liceo Militar, ¿se disciplinó?

-Creo que mi papá nos mandó al Liceo para ver si alguien se podía hacer cargo de nosotros. Estoy seguro, pero siempre fuimos muy respetuosos, además nos entreteníamos con nada, con nada, como éramos muy pobres nosotros nos divertíamos haciendo pelotud… y ahora veo a mi hijo que se le cae Internet y dice “¿y ahora qué hago?”.

Tuvimos una infancia hermosa, mis amigos de los 7 años son mis amigos de la vida, son mis mejores amigos y lo mismo con los del secundario. Nosotros tuvimos una infancia en que nos faltaron cosas materiales, pero nos sobraron afectos.

En casa a veces a la noche no teníamos para cenar y tomábamos mate cocido, pero siempre hubo mucho afecto, mucho cariño, por eso somos tan unidos.

 

-¿A qué edad surgió la militancia política?

-A mí siempre me gustó la política, pero cuando salí del Liceo, todavía estaba la dictadura militar, mi papá era peronista, había estado preso en el 55,´ cuando se vino la Llibertadora. Leonardi había estado en Córdoba y había metido en cana a todos los suboficiales peronistas, mi papá estuvo ocho meses preso. Mi papá fue un gran peronista que trabajó mucho cuando Perón estuvo en el exilio, un grupo de suboficiales lo fue a ver a Puerta de Hierro, siempre tuve el sueño de la militancia política.

Y ni bien salí del Liceo, empecé a trabajar en el Partido Justicialista, nosotros somos una familia militante, no sólo políticamente, sino en lo social; mi viejo nos decía que para poder quejarte tenías que involucrarte y aún cuando la política estaba prohibida, siempre participamos de organizaciones sociales.

Todas las obras de cloacas, cordón cuneta, la luz, mi papá nos llevaba a participar de las reuniones de los vecinos.

 

-Cuando se para un momento, más ahora que está fuera del país, a ver su trayectoria, ¿cuáles fueron las cosas más fuertes que le tocó vivir?

-Nosotros nos hemos ganado muchos enemigos que hoy son cada vez más poderosos. Por tener esta forma particular de no guardarnos nada nos hemos ganado enemigos poderosos. Pero no, no hemos vivido momentos complicados en la política. Lo más complicado lo viví en temas personales, yo siempre te digo que cuando nació mi hija, con todos los problemas que tuvo, para mí fueron los momentos de mayor dolor.

En la política hay ingratitud, sinsabores, pero uno sabe que es así. Hoy, a veces te dicen que teníamos razón, pero la gente eligió y cuando elige te pone o te margina y a mí no me puso y yo tengo que tratar de no ser un resentido. Porque la gente no me eligió no puedo andar todo el día enojado y hay que seguir peleando. Yo no me voy a resignar a que otros administren mis sueños, el día que mis sueños sean administrados por otro, yo estoy muerto.

Y uno tiene ganas, voluntad, decisión, nosotros desde el espacio donde estamos vamos a ser lo que hemos sido siempre, tenemos valores para nosotros inclaudicables, la honestidad, la ética, la solidaridad, el compromiso con el que menos tiene, eso no va a cambiar, estemos donde estemos.

Podemos llegar o no llegar, podemos tener éxito o fracasar, y de cada derrota hemos aprendido, pero siempre lo vamos a intentar. Lo bueno de todo esto es que el tiempo nos ha dado la razón, no fueron peleas estúpidas, cuando denunciamos la corrupción en plena gestión municipal lo hacíamos convencidos de que había otra forma de hacer política.

La decencia es una forma de hacer política distinta, la honestidad, los valores, el apego a la palabra son valores infranqueables.

 

-La situación económica hoy es bastante complicada para los argentinos.

-Es complejo, sí. Creo que no se explicó con claridad de dónde veníamos, entonces la gente por ahí no entiende lo que ha pasado. Y lo digo con mucho respeto, sin ofender a nadie, pero creo que el kirchnerismo dejó fuertemente minado el terreno del país. Y hay que explicarlo a esto y se lo dije al presidente en febrero, que había que explicarlo para que la gente tuviera idea de la verdadera magnitud de la situación, durante años se le estuvo mintiendo y no se le mostró que la situación era muy delicada. Creo que se han tomado decisiones que a largo plazo pueden ir por el camino correcto, pero hay que explicar con mucha pedagogía que han sembrado un campo minado, lo que vos tocás, explota.

Los años de crecimiento la inversión no fue dirigida donde tendría que haber sido dirigido, sino no tendríamos 35% de pobreza dura.

Las megaobras que se tendrían que haber hecho para garantizar el autoabastecimiento energético no se hicieron y hoy cuesta horrores decirle a la gente que a las boletas de luz hay que pagarlas.

Lo veo en Ecuador, a Correa lo cuestionan, pero nadie dice que es un corrupto, y Ecuador en los últimos años ha tenido obras, seis usinas monstruosas y la discusión es saber qué van hacer con el excedente de energía. Han hecho obras de infraestructura hídrica y vial que nunca se habían hecho y eso en Argentina no se hizo y también tuvimos un excedente de la renta sojera que fue pésimamente invertido y va a costar horrores salir de esa matriz de corrupción, de despilfarro, va a costar mucho.

 

-¿Y cómo es su relación con el presidente Macri?

-Tengo una relación muy respetuosa, soy uno de los fundadores de este espacio de Cambiemos, tomamos la decisión de acompañar a Macri tres años atrás, aun cuando ideológicamente no pensamos igual que Macri y tenemos una formación distinta. Pero estábamos convencidos de que había que construir una alternativa diferente al kirchnerismo y pensamos que Macri era la opción.

No necesito chuparle la media, no necesito ser alcahuete, no necesito ser un embustero, al presidente le hablo con franqueza, como soy yo. Al presidente le dije “no te voy a mentir, no te voy a palmear la espalda, te voy a decir lo que opino” y él valora mi sinceridad.

El tipo me respeta mi forma de pensar, aun cuando no coincidimos, y eso para mí es importante, a esta altura de mi vida que me respeten y me valoren por lo que soy y no por lo que tengo, también es importante.

-Y en este contexto, ¿cuáles son los planes del Frente Cívico?

-Estamos en una etapa de profunda reestructuración intern,a pero es el único espacio que tiene un modelo de provincia distinto en Córdoba. Esto hay que decirlo con mucha claridad, somos el único espacio político de la provincia que va a disputar el poder, después veremos con qué chances, pero tenemos un esquema que por ahí nos faltaron votos, pero no verdades. Todo lo que hemos dicho ha sido cierto, mi ausencia también es positiva porque permite que nuestros dirigentes tengan otro protagonismo, que hay que animarse a construir una estructura, que no alcanza con Luis Juez. Nos estamos preparando para 2019, queremos mostrarles a los cordobeses que hay otra forma de hacer política y que esa forma tiene que ver con valores inclaudicables y queremos ser una opción de poder en la provincia.

 

-¿O sea que va a ir por la tercera candidatura a la Gobernación?

-No sé si seré yo, pero algún dirigente del Frente Cívico, algún día los cordobeses por cansancio nos terminarán votando y nos darán la oportunidad de gobernar. Por supuesto que me encantaría ser gobernador, pero todo a su tiempo. Tal vez esto de estar lejos de la provincia, lejos de tu país, lejos de tus afectos, nos dé la madurez suficiente para decir que tenemos los mismos valores, pero también la experiencia que te da el paso del tiempo y estemos mejores preparados.

 

-¿Extraña mucho?

-Enormemente, nunca pensé que se podía extrañar tanto tomar mate con un amigo, ir a la cancha, hablar con los vecinos. Aparte porque estoy solo, si estuviera mi familia sería distinto, pero cuando uno está solo piensa mucho (se emociona).

 

-Y allá a lo lejos y cuando piensa tanto, ¿encuentra cosas de las que se haya arrepentido?

-Me arrepiento todos los días, me digo por qué expresé las cosas de esta manera, por qué no fui más prudente, pero tiene que ver con mi temperamento. Me arrepiento de haber sido tan impulsivo, tan poco paciente, ahora me he acostumbrado a saber que hay tiempo para todo, que la escalera no hay que saltarla, que hay que subirla por peldaño y que no hace falta ir rápido porque si te tropezás, dejás los dientes en la escalera.

Me arrepiento de haber intentado saltar etapas, de no haber sido cuatro años más intendente de Córdoba para llegar con más madurez a la elección provincial, me arrepiento de haber tomado decisiones a partir de impulso, el tiempo te va dando una sabiduría, los años te van dando otra madurez.

Ser impulsivo me generó muchos enemigos, malos momentos, ingratitudes, creo que hoy el tiempo y la distancia nos ha dado una actitud más reflexiva.

Opiniones

Mauricio Macri

“Creo que va a terminar siendo un gran presidente. Hoy estamos viviendo un momento complicado, pero creo que el país necesitaba un presidente que pusiera fin a un ciclo de corrupción y el único que lo podía hacer era Mauricio Macri”.

 

Juan Schiaretti

“Me he perdonado con Schiaretti, la última vez que me junté con él fue antes de viajar a Ecuador y le dije ‘me peleé mucho con usted la noche del 2 de septiembre (de 2007), pero uno no puede vivir lleno de rencores. Yo le deseo que le vaya bárbaro porque acá están mis hijos y esta provincia es la que yo quiero gobernar’. Yo te diría que he hecho las pases y deseo de corazón que le vaya muy bien”.

 

Martín Gill

“Tiene una personalidad distinta, un modo diferente, de buen trato, respetuoso. Es un dirigente que ha tenido la suerte de llegar a una ciudad donde tenía el camino pavimentado porque tuvo el acompañamiento de Accastello, pero hoy está en la disyuntiva con los hechos de corrupción y espero que actúe de acuerdo a las circunstancias”.

Me divierte
Soy el típico cordobés, soy divertido. Me divierte la picardía, el ingenio.

Me entristece
Me entristece la hipocresía, la traición, la falta de memoria de mi pueblo.

Me sorprende
Mi hija Milagros me sorprende todos los días desde hace 15 años. Me emociona cuando logra algo espectacular.

Me enoja
La corrupción, me enoja enormemente, no lo puedo controlar.

Me gusta
Córdoba, extraño todo. Me gusta estar con los amigos, jugar al fútbol, tomar café, las cosas simples.