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Holanda, el primer país sin canes abandonados sin sacrificarlos

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Holanda, el primer país sin canes abandonados sin sacrificarlos

Holanda es un país que siempre lleva la delantera en iniciativas que van hacia un paradigma sustentable y hacia un mundo consciente en el que los derechos de todos los seres vivos sean respetados.

Nuevamente es noticia, porque Holanda se convirtió en el primer país sin animales abandonados. Lo más importante es remarcar que lo ha hecho sin sacrificar a ningún animal ni recluirlos en perreras.

La problemática de los animales domésticos abandonados no es muy tenida en cuenta por los gobiernos del mundo. Existen pocas excepciones.

Por eso, el caso de Holanda merece no solo ser celebrado, sino también analizado para comprender cómo lo hizo y qué hace falta en nuestros países para poder imitar este ejemplo.

 

¿Cómo lo logró?

El plan de Holanda para que todos los perros tuvieran un hogar contó con cuatro ejes:

 

Concientización

Sabemos que toda norma puede ser transgredida, por eso las leyes no sirven de nada si no se acompañan por un trabajo de concientización. Holanda trabajó para que su población entendiera el maltrato animal como un crimen tan grave como el maltrato a las personas. En Holanda y en Inglaterra, los animales de compañía tienen derechos equiparables a los de los humanos: ha habido, incluso, casos en los que recibieron en herencia los bienes de sus dueños.

 

Leyes y multas

Las leyes holandesas son muy duras con quienes abandonan perros. Las multas por abandono llegan a los miles de euros y se pueden recibir condenas no excarcelables de hasta tres años por hacer daño a animales de compañía. Esto garantiza que cualquiera que esté considerando dejar a un perro en la calle lo piense dos veces.

 

Campañas masivas, gratuitas y obligatorias

A pesar de la concientización y de las multas para impedir que se siguieran abandonando mascotas, el problema de Holanda era que sus calles ya estaban pobladas de perros abandonados. Esto se debió en gran parte a que «la moda» llevó a que los ciudadanos compraran perros de raza en lugar de adoptar. Por eso, era necesario impedir que los perros que ya vivían en la calle y no encontraban hogar se siguieran reproduciendo. El Gobierno asumió el costo de las castraciones y organizó campañas de castración masivas para esterilizar a los perros de la calle y de los refugios y para que quienes tienen mascotas puedan esterilizarlas de forma gratuita. A diferencia de las leyes más duras de otros países, en los Países Bajos no es obligatorio castrar a todos los animales que no sean de raza.

 

Impuestos altos

Parte del problema de Holanda era que las personas no adoptaban perros callejeros porque éstos no eran de raza y, en cambio, compraban animales «puros» en los criaderos. Se establecieron altos impuestos a estas compras para desalentar el negocio alrededor de la vida de los animales y fomentar que quienes realmente deseaban la compañía de un amigo perruno adoptaran a uno sin hogar.