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“Horacio parecía un actor nato”

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“Horacio parecía un actor nato”
Guarany y Musa en la presentación del filme en 2014

A apenas dos días de la muerte del ídolo popular, el realizador radicado en Buenos Aires recuerda haber dirigido y haber recibido consejos del Potro

Guarany y Musa en la presentación del filme en 2014

El director Fernando Musa, nacido en Villa María y radicado desde hace décadas en Buenos Aires, filmó “El grito en la sangre”, la última película que protagonizara el ya legendario Horacio Guarany, basada en la novela “Sapucay”, escrita por el propio compositor de “Si se calla el cantor”, editada en 1993.

En medio del rosario de homenajes y tributos ofrecidos al gran ídolo popular en medios y redes sociales, Musa escribió el viernes pasado en el sitio de Facebook del filme en cuestión: “Horacio era una fuerza de la naturaleza, puro talento, tenía fuerza gravitacional. La gente en la calle no podía evitar una sonrisa al verlo. Recuerdo una anécdota personal con él, el día que vimos juntos por primera vez la película. Salió del cine con una sonrisa, me abrazó y me dijo: “¡Es más linda que la mierda!”.

Director y artista en pleno rodaje en 2007 en San Luis

En diálogo con EL DIARIO, Musa recordó cómo fue llevar a cabo una producción cinematográfica con el Potro, dirigiendo por momentos y recibiendo consejos y sugerencias por otros.

“En realidad Horacio había ido a verlo a Leonardo Favio para que le hiciera la película, pero en ese momento estaba ocupado con ‘Aniceto’. Por eso, Leonardo me recomienda a mí para que yo la haga. Así nos encontramos con Guarany, a quien ya conocía desde muy pequeño, cuando caía a la casa familiar de mis viejos en Villa María junto a otros amigos como Luis Landriscina. Incluso, tengo una anécdota de aquellos años. Habré tenido unos 15 y estábamos vacacionando en Gesell. En esa época Horacio y Luis estaban de gira juntos. Y Horacio era muy tiroteador con las mujeres. Le había dicho algo mi vieja (María Luisa “Chochi” Tais). Mi viejo (José Osvaldo “Bebe” Musa) se cagaba de risa”, rememoró.

 

“El confió en mis sugerencias”

Fernando recordó que Guarany ya tenía un guión definido, aunque él le preguntó si podía modificarlo un poco para otorgar su propio tono. “No tuvo ningún problema”, acotó. “Eso habrá sido en mayo de 2007 y ya en junio y julio empezamos con la producción, que ya estaba financiada por San Luis Cine, por eso se rodó en distintas localidades de esa provincia, como Buena Esperanza, Justo Daract, Villa Mercedes y Sierra de las Quijadas. Lo que sí recuerdo es que él tenía un elenco ya armado y se lo desarmé casi completamente; quedó solamente un actor que había propuesto, que era Roberto Vallejos. Horacio sabía que no conocía de cine y por eso confió en las sugerencias y fue muy generoso con mi trabajo”.

El filme, en rigor, se sitúa en los años 50, en algún lugar del interior de la Argentina donde “la creencia popular sostiene que cuando un hombre muere a traición, éste debe ser vengado por su primogénito para que su alma pueda descansar en paz. Es la historia de Cali -un joven cuyo padre fue asesinado por la espalda en una carrera de caballos-, quien debe transformarse rápidamente en hombre, obligado a vengar esa muerte”, señalaba su sinopsis.

El reparto contó, además del cantor y de Vallejos, con actores como Abel Ayala, Emilio Bardi, Enrique Liporace, Carmen Vallejo, la participación especial de Ulises Dumont y la actriz mapuche Luisa Calcumil.

 

Discusión con el Potro

“En una ocasión tuvimos una discusión bastante acalorada -continuó Fernando- por una escena. El personaje de Ulises tenía que ir a la casa del finado, que da origen al relato, y dice que él no fue. Horacio me decía que no era creíble. Al final le dije: ‘La filmamos igual y si después te parece que no va, la sacamos. Al tiempo, cuando editamos me dijo: ‘Tenías razón’. Hay que recordar que tenía 84 años cuando hicimos la película, pero estaba muy lúcido. Incluso, antes había entrenado para andar a caballo. Como dato de color, se subía a un caballo de él pero por una escalerita que le poníamos al lado del alambrado”.

“El marcó la diferencia entre la caricatura y la realidad en cuanto a lo que significa una persona de campo. Al conocer a ese mundo tan de cerca era como tener a un ‘Google’ en la materia. Cualquier cosa que le parecía que no era verosímil la marcaba. Me acuerdo de que en la primera escena que grabamos, donde habíamos puesto turbinas para que simularan una tormenta de tierra, tenían que entrar unos gauchos. Me dijo: ‘Pero esas ropas están muy linditas para ser de gaucho’. Paramos todo y pedí a Vestuario que ensuciaran toda la ropa”. “Cuando estaba reescribiendo el guión, no le encontraba el final para su personaje. Y le conté lo que me pasaba. Me respondió: ‘Tiene que terminar como una canción, con un final abierto. Que agarre el caballo, dé una media vuelta y se vaya’. Así lo hicimos y quedó bárbaro”.

 

“Quería hacer otra película”

“Un hecho que Horacio pocas veces hizo público fue que en el exilio, donde la vivió realmente mal, sufrió un ACV que le afectó parte de su cara y su manera de hablar. Por eso tuvo que reeducar la voz para poder cantar. La gente creía que era por borracho. Nunca lo aclaró del todo porque no quería dar lástima y creía que nadie iba a pagar para ir a ver a un enfermo. Por eso, cuando tuvimos que grabar las voces en off del relato de la película, lo hicimos en tres etapas: antes de la película, otra vez durante y nuevamente al final, con partes modificadas por mí en base a su novela, para que quedaran mejor. De todos modos, tenía un manejo de las emociones al hablar que parecía un actor nato. En una escena, su personaje tiene que confesarle a otro que había matado a su padre. Es impecable”, rescató.

Consultado sobre los últimos contactos con el cantautor, Musa precisó que “durante un buen tiempo trabajamos juntos para hacer gestiones y destrabar la película, de derechos, cuestiones de productoras y demás, para que estrenara. Imaginate que la hicimos en 2007 y se pudo estrenar recién en 2014. Después, nos cruzamos mucho para la difusión de la ‘peli’. Se lo nota rejuvenecido. La última vez que lo vi fue cuando me invitó a su último Luna Park que, al día siguiente, regaló a unas 60 personas un asado al mediodía en su mítico Plumas Verdes, en Luján”.

Por último, subrayó: “Me enteré de su muerte a través de un mensaje de su representante. Lo tomé con la nostalgia de saber que no lo voy a poder ver más, pero con alegría de haber conocido a una persona que vivió intensa y plenamente su vida y que la vida misma lo premió. El decía siempre: ‘La gente me vota todos los fines de semana cuando me va a ver’. Además, quería seguir haciendo cosas. Cuando terminamos ‘El grito…’ me había dicho que quería hacer otra más, basada en otra novela suya, ‘El loco de la guerra’. Recuerdo una de las últimas entrevistas que hicimos juntos, con La Nación. El periodista le preguntó qué le faltaba por hacer. Horacio le respondió: ‘Todo’. Así era él”.

Juan Ramón Seia