Aldo Manuel Paredes
Escribe Nancy Musa DE NUESTRA REDACCION
Nació en Alto Alegre, el 16 de julio de 1946. Es profesor de Historia y abogado. Casado, cuatro hijos, cuatro nietos. En 1954 su familia se radicó en Villa María. Peronista de cuna, ocupó diversos cargos. Entre ellos, fue secretario de Gobierno de la gestión de Carlos Pizzorno en 1973. Un año después ingresó a la Federación Agraria cumpliendo diversas funciones hasta 2014. Fue director de Agricultura de la Provincia, coordinador del Ente de Desarrollo Regional del municipio, presidente de la Universidad Popular y titular del Consejo Económico Social. Dictó cátedras en el Inescer, en la UTN y actualmente en la UNVM. De 2007 a 2015 fue decano de Sociales en la UNVM. Hoy es el vicerrector de la mencionada casa de altos estudios
Polifacético, expresivo, apasionado de la política. En sus años mozos, hizo teatro, un viejo amor que no olvida, le gusta escribir y la radio. En tiempos virulentos del país, integró la juventud peronista que apoyó a Ricardo Obregón Cano y a Atilio López. Siente una profunda admiración por el desaparecido dirigente de la Federación Agraria Humberto Volando.
Aldo Paredes expresa con énfasis sus convicciones ideológicas, cuenta anécdotas con humor y se muestra preocupado por la tensión social existente ya que considera que somos pasajeros de un tren sin freno.
-¿Cuál es el panorama, hoy, de las universidades nacionales?
-Están en un escenario complejo, difícil, en donde el presupuesto nominal se ha mantenido, incluso con aumentos, pero ocurre que partidas que antes venían por separado del presupuesto, o sea eran adicionales, ahora algunas se incorporaron y otras desaparecieron.
Con lo cual el presupuesto nominal aumentó en alguna medida, pero en términos reales es menor al que estábamos recibiendo.
Además, con el tema inflacionario también se ve depreciado, y para su ejecución las partidas llegan con retraso.
Este año, los primeros meses fueron pagados hace poco, y hace dos o tres días atrás remitieron junio. Y ni hablar de estos días que de un dólar de $20, pasamos a uno de $30 y ahora a uno de $40 en tan poco tiempo.
Eso desbarata cualquier gestión presupuestaria.
Si a eso le agregamos obligaciones como los servicios, van en aumento permanente y se cuenta con un presupuesto que se hizo el año pasado.
Todo hace que tengamos mucho menos disponibilidad de dinero para el desarrollo normal de las universidades.
-¿Las obras están suspendidas?
-Sí y también es una cuestión muy importante en las universidades. Hasta ahora, para las obras iniciadas había la promesa de terminarlas, pero en estos días ya hay voces que dicen que no todas las obras se van a poder terminar.
Y ni hablar de obras nuevas, por más necesarias que sean.
Eso también arrastra a postergar equipamientos, en carreras muy especiales como puede ser Medicina o laboratorios para otras carreras en Ciencias Básicas y Aplicadas.
Las universidades, en definitiva, están sufriendo un deterioro en sus presupuestos que complica y mucho su desarrollo normal, en términos académicos y en términos científicos, de investigación, de extensión, etcétera.
-El Gobierno mantuvo una reunión con las autoridades de las casas de altos estudios, ¿les dio esperanzas o expectativas a corto plazo?
-No muchas, de acuerdo a las opiniones de los rectores se alentó una posibilidad de ocuparse seriamente del tema salarial. Pero al otro día, nomás, se reúne la paritaria docente en el Ministerio y hubo más desazón que otra cosa, a pesar de las promesas del presidente y del ministro Finochiaro.
Esperemos que esto de la actualización salarial se dé en dos cuestiones: primero en función de la pauta inflacionaria de este año, todos acuerdan que va a ser alrededor del 35% o más, eso es fundamental. Y también es importante en estos tiempos una cláusula gatillo, no es suficiente una cláusula de revisión.
Son todas cuestiones que alteran el desenvolvimiento, hay reducción de programas de becas, no hay duda de que este programa de ajuste, que recién le estamos viendo la cara, va a profundizarse en el tiempo inmediato.
Y eso va a generar que desaparezcan varios programas y van a perjudicar a los estudiantes, a los docentes, a los no docentes, a los graduados, a todos los claustros.
-A los reclamos se han sumado los estudiantes con asambleas y movilizaciones…
-Los estudiantes ven con claridad cuál es el futuro inmediato que les espera, una universidad con problemas presupuestarios, con menos becas y de allí a que haya otras carencias hay un solo paso.
Entonces, ¿se van a poder mantener los servicios que hoy se tiene en el sistema universitario?. Todos empezamos a dudar, a todos nos va llegando la incertidumbre y un horizonte más borroso en torno a esos beneficios.
Realmente, el sistema de universidad que tenemos pública, gratuita, en el marco de los 195 países del mundo, hay un diez por ciento que tienen un sistema parecido al nuestro. Nuestro sistema es un modelo apetecido en América Latina y en el mundo integramos ese diez por ciento.
-En el análisis que hacen de la situación, ¿ustedes sienten que se está tratando de terminar con la universidad pública?
-El sistema que tenemos tiene su trayectoria. Pensemos desde la reforma de 1918, desde la gran decisión del Gobierno peronista de la gratuidad de la educación universitaria en el 49, que fue un paso fundamental, pensemos en el aumento del porcentaje del PBI que se destinó durante la última década a la educación superior, más los beneficios que se dieron en distintos programas innovadores, realmente podemos hablar de una tercera reforma.
Algunos autores hablan de eso, reforma del 18, reforma del 49 y la tercera en el gobierno de Néstor y Cristina.
No es fácil destruir un sistema con tanta trayectoria, y en los últimos tiempos la creación de más de quince universidades nacionales fueron un acierto. En la mayoría de las universidades creadas en los últimos veinte años, se advierte que un 80% y 90% de los egresados son primeros universitarios en la familia.
-Hay un sector de la sociedad que califica a la universidad pública como un centro de adoctrinamiento ¿qué reflexión le merece?
-No está bien empleado lo de adoctrinamiento, es un gran centro de formación y un país debe estar agradecido de tener las universidades que forman cuadros dirigenciales para asumir responsabilidades en el país.
En las universidades públicas hay una preocupación sobre todas las cuestiones que tienen que ver con que nuestros graduados sirvan al país y eso es inclaudicable.
-¿Tienen internas dentro de la universidad marcadas por el partidismo?
-No demasiado visibles. Hay diversidad y hay que reconocerla como tal y respetarla como tal. No tiene que enojar a nadie ni preocupar ni desconocerse. La diversidad debe expresarse.
-¿Va a buscar la relección o ya piensa en retirarse?
-Yo estoy más cerca del retiro que de la reelección (sonríe). Nosotros estamos en los cargos en función de un proyecto, de un equipo, nosotros tenemos un proyecto de más de una década, primero con Martín Gill, un conductor excepcional, ahora con Luis Negretti, los dos hemos compartido cargos como decanos, tenemos una trayectoria en la universidad, es muy poco frecuente que haya una mesa del rector, el vice, y todos los decanos. En nuestro caso, tenemos tres decanos y hay una mesa con los cinco que implica una cohesión muy fuerte en la gestión que no es fácil encontrar en otra universidad.
Y es una cuestión de coincidencia en base a un proyecto, donde hay un fuerte convencimiento de que el proyecto es bueno y lo podemos demostrar con números.
De 2007 a 2017 se triplicó la matrícula, hicimos una expansión territorial, en San Francisco, en Córdoba, en Villa del Rosario, hemos estado en Deán Funes, en Villa Dolores.
Se consolidó una propuesta de carreras de grado muy importantes y de posgrado. Los tres institutos tienen su propio doctorado.
Se aumentaron enormemente las tareas de extensión y de investigación. Y tenemos participación de los miembros de la sociedad que aportan sus conocimientos.
-¿El nivel académico es bueno?
-Estamos convencidos de que es bueno, pero siempre es posible mejorarlo. Esto hay que decirlo. Y es una preocupación permanente lo de mejorarlo. Verificamos el nivel de nuestros estudiantes y egresados en la inserción laboral.
Más del 90% de los graduados consultados, en una muestra, están satisfechos y muy satisfechos. Fue una encuesta on line. Y en el caso de todos los claustros se dan los mismos resultados.
De empresas importantes nos han llamado pidiendo distintos profesionales. Los chicos que han estado en el exterior, los que hacen posgrados en otras universidades, todos con buena performance. Los músicos, los audiovisualistas, uno ve los proyectos que concretan y son fantásticos. Y así podríamos hablar de todas las carreras.Pero es posible mejorarlo y todo está incluido en el plan estratégico que estamos elaborando y será presentado en octubre.
-Nos vamos a remontar a sus orígenes, cuando no estaba en sus planes ser vicerrector, ¿nació en Alto Alegre?
-Sí, nosotros estuvimos un tiempo en el campo, yo cumplí un año estando en el campo, mis hermanos mayores hacían el tambo, la cuestión del campo la tengo desde muy chico. Empecé la escuela primaria en Alto Alegre, pero a los 8 años ya nos vinimos a Villa María.
-¿Una familia de ocho hermanos?
-Sí, siete varones seguidos y mi hermana la octava. Mi papá tuvo dos actividades, fue muchos años peón de campo y fundamentalmente arriero. Era muy buen relator, nos gustaba mucho a toda la rueda de hijos, terminar los almuerzos o las cenas con los relatos de mi papá.
Nos contaba cuando llevaba los arreos, el más importante fue cuando llevaron mil cabezas a Azul, provincia de Buenos Aires. Estuvieron más de veinte días arriando.
Nosotros le decíamos vos por ahí metés unas mentiras (risas), nos contaba una cosa de treinta kilómetros y cada vez que la repetía ya eran como cien (risas), como todo narrador.
Y también tenía siempre un pequeño negocito, se rebuscaba de toda forma.Y mi mamá tenía un taller de costuras importante.
-¿A pesar de todos los hijos trabajaba?
-Sí, llegó a tener en su taller hasta tres asistentes que cosían con ella. Era una alemana muy dura en su persistencia de trabajo y actividades, pero con una dulzura y cariño hacia nosotros extraordinario.
Y sin tener ningún nivel de instrucción, tenía alma de docente. Nos guiaba en nuestra niñez y más allá de nuestra niñez.
-¿Cómo eran esas reuniones de familia numerosas?
-Eran muy lindas, la mesa familiar de todos los días eran fantásticas, más allá de nuestras peleas como varones, hacia fuera éramos la patota de los Paredes (risas). Teníamos equipo de fútbol propio, era tradicional en aquel tiempo que los chicos de los campitos mandaran a pedir a la Fundación Eva Perón, los equipos. Y les mandaban las cajas con la ropa, los botines, el fútbol.
Y mi mamá no nos dejó pedir nunca. A nosotros se nos hacía agua la boca, pensando que teníamos nuestro hermano ahijado del presidente, “nos van a mandar los mejores equipos”, decíamos.
Pero mi mamá, decía “No, no se pide”. Y cuando venía el tren con regalos, que mandaba Evita, mi mamá nos decía “vayan a buscar, no se desprecia lo que otros le brindan”.
-¿Usted estaba en la panza y ya era peronista?, cuénteme esa anécdota?
-El 24 de febrero de 1946, el domingo que fueron las elecciones y se presentó Perón por primera vez como candidato a presidente. Hay un discurso famoso de Perón que le hablaba a los peones de campo y les decía “rompan los candados, salten las tranqueras, pero vayan a votar” porque él sabía que en ese sector de los peones rurales estaban muy dominados por los mayordomos y los patrones y los iban a llevar a votar en contra de Perón. Y mi papá, que era peón en una estancia, cuando el mayordomo lo llama para ir en la vagoneta con todos los otros peones, le dice que no, que él iba a ir por su cuenta a votar. Y ahí nomás le dicen que estaba despedido.
Así que llega más temprano a mi casa ese día, mi mamá lo ve venir a caballo y sale a recibirlo. Papá le cuenta que lo despidieron por ir a votar a Perón. Entonces mi mamá, que estaba embarazada de mí, le dice “ya se van a solucionar las cosas”.
-¿Lo tomó con serenidad?
-Sí, mi mamá era muy tranquila y a los pocos meses, en julio nací yo. Y por si eso fuera poco, a los dos años nace mi hermano, el séptimo hijo varón y es ahijado del presidente.
Y en 1952, yo tenía 6 años, y en la casa de los padres de Dorita Britos, que tenían una carnicería, estaba la Unidad Básica de Alto Alegre.
Y yo iba siempre a contar votos, ya era un auxiliar y me acuerdo como si hubiera sido la semana pasada la noche que Perón ganó las elecciones por segunda vez.
Y en 1955, el 16 de septiembre que había llovido, que fue la mal llamada libertadora, yo tenía de vecinos a un muchacho Quiñones que fue funcionario de Veglia.
Nosotros vivíamos en la calle López y Planes al 840 y al frente estaba la panadería de Quiñones. El muy radical, yo peronista y nos agarramos a las trompadas ese día de la revolución. Por eso digo, soy peronista desde siempre.
-¿De la muerte de Evita tiene algún recuerdo?
-Totalmente, en el momento que muere a las 20.25, el secretario general de la CGT Espejo habla a la Nación para comunicar el fallecimiento de Evita y estábamos todos con mi papá y mi mamá alrededor de la radio que teníamos en casa. Y mi mamá me explicaba que Evita estaba muy enferma, lo recuerdo muy bien. En mi casa, mi mamá tenía una foto de Eva y otra de Perón.
-¿Al bautismo de su hermano, el ahijado de Perón, quién vino?
-Vino un diputado nacional Enrique Martínez Luque, que supo tener un diario acá en Villa María, en la calle 25 de Mayo. Y ese hombre lo representó a Perón y trajo la medalla de oro que decía “el presidente de la Nación Juan Domingo Perón a su ahijado Juan Carlos Paredes”. Otra particularidad de mi mamá, todos decían nació Juan Domingo, pero ella le puso Juan Carlos (risas). Y eso que era peronista de alma.
-Más allá de su fascinación por la política, ¿qué sueño tenía en su infancia, qué quería ser?
-En el primario yo tenía la ilusión de ser médico. Decía que quería ser médico para curar a los pobres. Después se perfiló la posibilidad de estudiar Abogacía. Una etapa formidable de mi vida fue el secundario en el Rivadavia. El doctor Sobral habría creado un departamento de actividades coprogramáticas y la había puesto al frente a Encarnación Sobrino. Y en los cinco años del secundario hice teatro, también había otras actividades, cine daba Mario Grasso y periodismo un periodista de La Nación. Y en quinto año tuvimos la problemática de la Sociología que la daba Coco Sobrino.
Y yo iba a dos, tres actividades y eso que laburaba.
-¿Dónde trabajaba?
-En la sastrería Arese, yo entré a trabajar unos días antes de empezar el secundario. Y le digo a Arese que me iba a inscribir en el nocturno y me dijo que fuera de día, que me acomodaba los horarios.
Una gente a la que siempre le agradeceré el trato. Fui a inscribirme al Nacional y estaba cerrado, fui al Rivadavia y me inscribí ahí.
Las actividades coprogramáticas fueron formidables, el teatro para mí fue muy enriquecedor y la problemática de la Sociología colmó las expectativas.
Cuando termino quinto año, me ofrece trabajo el escribano Lozita y Coco Sobrino me ofrece en el estudio de él. También Sobral me ofreció trabajar en el colegio y que hiciera el profesorado de Historia.
Pero me enganché a estudiar Abogacía y a trabajar con el Coco que ya nos habíamos hecho amigos.
En ese tiempo hicimos una película con Mario Grasso, “Historias del desarrollo”, era el grupo de teatro y el grupo de Coco que escribía el guión. Y vino Arturo Frondizzi a ver la película.
-¿Usted participó del Cordobazo?
-Sí, yo ya vivía en Córdoba. Y estaba trabajando con César Carducci, que era director de teatro y abogado. Y participé activamente en el Cordobazo, nos organizamos en el comedor y con la estructura celular, nos daban una dirección y una contraseña y ahí nos juntábamos, hubo una planificación previa y después mucha espontaneidad. Fue inolvidable y después en 1970 ya me vine a Villa María.
Mi primer discurso en un acto político fue en el Sindicato de Luz y Fuerza, donde hoy es el Rectorado.
-¿De qué forma se conecta con el grupo del doctor Carlos Pizzorno?
-En una reunión del justicialismo, todavía no teníamos el partido abierto, lo conocí al doctor Pizzorno. Hablamos y empezamos la relación. Yo iba diariamente a la casa de Pizzorno, tomábamos vino Pravata y me decía “nunca con soda” (risas). Una relación fantástica.
Después fuimos a la interna, yo fui apoderado de su lista, y ganamos el Departamento y Villa María y perdimos Villa Nueva con el Reny Navarro.
En ese momento había dos líneas, Obregón Cano y Julio Antún.
-¿Quiénes formaban ese grupo?
-Estaba Alasino, Rogelio Sánchez, la señora de Boero, la señora de Ricardo Romero, el “Bebe” Musa que era el candidato a diputado, entre otros, y le ganamos las elecciones a intendente a Osvaldo Samuel, que se separó del peronismo y armó su propia lista instado por Echeverría, y por el radicalismo iba Zernotti.
Ganamos, el radicalismo saca sus concejales y Samuel sacó un concejal que fue Echeverría.
En la gestión de Pizzorno yo fui secretario de Gobierno, Balzzarini de Obras Públicas, Alba, la señora de Pizzorno de Acción Social, Romani de Hacienda y Juan Neyra López de Prensa.
El asesor letrado era Martellono. Fue un tiempo de mucha turbulencia.
-Usted que estuvo cercano a Ricardo Obregón Cano ¿cómo lo definiría?
-Un tipo brillante. El había sido el último ministro de Gobierno de la administración peronista de 1955 en Córdoba. Había sido ministro de Raúl Lucini, el gobernador en ese momento. Obregón fue amigo de John William Cooke, un gran lector de toda su obra. Y a raíz de eso hablábamos bastante con Obregón, era un tipo con una gran personalidad, mucha formación y de lo más ameno en las charlas.
Y otro que recuerdo en forma especial es a Atilio López, una persona muy querible. Uno lo buscaba para charlar porque era gratificante, fue una fórmula de lujo.
-Usted que vivió esos años en que la política tenía dirigentes muy formados, comprometidos con causas, ¿qué sensación tiene frente a la política de este siglo?
-Yo hablo de una degradación de la política que no es solo de Argentina, es en el mundo. Si uno considera la política en Europa, lo que era el socialismo de España, Francia, Italia, Alemania, el socialismo no es más socialismo.
Un país como Estados Unidos que tiene el presidente que tiene. Días atrás le dimos un “profesor honorario” a un escritor argentino que hace casi 50 años que está viviendo en Estados Unidos y nos dijo “el vicepresidente es peor que Trump”.
Ves lo que ocurre en Ecuador con Correa, traicionado por uno de su propio riñón, los procesos en Perú con Fujimori, hay una degradación espantosa.
Como hay gente que reivindica la política , el caso de Néstor y Cristina, que también cometieron errores.
-¿Se refiere al tema de la corrupción?
-El tema de la corrupción pareciera que uno no puede negarlo, pero tampoco yo como abogado acusaría, si no me constara, a nadie, ni al mayor enemigo. De nadie diría las cosas que se dicen, hoy cualquiera dice barbaridades ligeramente.
A Yrigoyen le dijeron corrupto, a Perón le dijeron corrupto, tenemos historias en ese sentido. Pero creo que Cristina debió manejarse, en las relaciones, con otro espíritu, otro trato, otro estilo.
Entran a jugar las formas y también valen y producen efectos como enfrentamientos irreconciliables. Y después hay otras cuestiones, hasta el día de hoy nos estamos manejando con la Ley de entidades financieras de Martínez de Hoz, nos estamos manejando con la ley de Martínez de Hoz, entonces cuando te dicen con el kirchnerismo los bancos ganaron como nunca, es así.
-¿No fueron a fondo quiere decir?
-Está bien que no fue fácil, libraron una batalla sin cuartel con los factótum de la Nación y luego se pelearon con Clarín, que no es poca cosa.
Hoy estamos viendo crudamente lo que es la derecha en Argentina. Yo recuerdo que Italo Luder nos decía “la derecha es mucho más en cantidad y en peligrosidad de lo que nosotros conocemos, hay que hacerla más visible a la derecha”. Nada menos que Luder lo decía, que no era muy revolucionario (sonríe).
Ahora estamos viendo bien lo que es la derecha, la política, la empresarial y también la derecha a contramano que es el laburante que vota a Macri.
El tema de la grieta no es una ocurrencia, la grieta existió entre Saavedra y Moreno, entre San Martín y Rivadavia, existió y se justifica cada vez más.
No podemos hablar de reconciliación, porque reconciliación es decir sí a los dominadores. Por eso nos esperan años y años de lucha.
-Hace años que venimos luchando ¿hasta cuándo?
-Muchos más años a la intemperie que bajo techo. Yo puedo decirte que desde la panza de mi vieja hasta el día de hoy, han sido mucho más años a la intemperie.
-Sin embargo, a los peronistas los acusan de todos los males ¿usted qué responde a eso?
-El peronismo fue un movimiento extraordinario, reconocido en América Latina y en el mundo. El peronismo trajo para grandes masas obreras trabajo, acceso al consumo, a la educación de base y superior, el acceso a la cultura, a la promoción muy fuerte de todos los deportes, el trabajo especializado, la universidad obrera, fueron millones que tuvieron un ascenso social muy importante.
-¿Y cómo explica el odio que le tiene una parte de la sociedad?
-Tiene una multiplicidad de causas, porque el proceso del peronismo fue una suerte de liberación y no fue una liberación de una tormenta, fue liberación de otros seres humanos que oprimían, los patrones de estancia, los dueños de los ramos generales, entonces había opresores y oprimidos. Y los opresores se quedaron sin oprimidos y empezaron a destilar su odio hacia Perón, hacia el peronismo y hacia los beneficiarios de ese movimiento.
En 1955 fue la expresión del odio, recuerdo que iba a la primaria y si me rascaba la cabeza me mandaban a la dirección por tener un hermano ahijado de Perón. Vivíamos en los rincones del aula los Paredes. Hasta ese extremo.
Eso también habla de la importancia del peronismo, han hecho todo lo posible para eliminarlo, para destruirlo y no ha dado resultado. Y eso constituye un objeto perpetuo de persecución y sujetos perpetuos de ser perseguidos.
Pero las luchas genuinas triunfan por sí solas.
Y te digo más, si al radicalismo se le excluyera la derecha oligárquica y a nosotros la derecha fascista tendríamos el mejor movimiento nacional y popular del mundo.
-¿Qué opinión tiene, desde su conocimiento legal, del caso llamado cuadernogate?
-Creo que es una enorme fantochada. Cuadernos de los que no hay originales, iniciar tamaña causa en base a fotocopias es cuanto menos una osadía que no es digna de un poder de hombres que revisten la investidura de jueces de la Nación.
Ha sorprendido muchísimo, no puede ser compartido desde ese enfoque de ninguna manera.
No solo se ha agotado en esto de la formalidad, que no es menor porque el derecho es mucho más que una formalidad, pero también uno está observando un armado en esta legión de arrepentidos. Realmente es de malos actores, si no fuera porque están demostrando una degradación de la política y de la Justicia, sería muy risueño.
Sería hasta de imaginable ponerle un “pintorcito”, de esos que usan los chicos en el jardín, a cada uno de los arrepentidos para cuando vayan a Comodoro Py.
Es un mal sainete. Es realmente increíble que suceda eso, yo confío en que la Justicia argentina va a tener de su propia entraña elementos y fundamentos para su regeneración. El desprestigio en que está cayendo, cada vez más, la Justicia argentina es tremendo.
Y esto no significa de ninguna manera amparar actos de corrupción ni de abrir puertas para que los corruptos estén liberados sean del signo que sean.
¿Cuál es su sueño?
Me gustaría hacer teatro, es como si volviera a un viejo amor, escribir recuerdos, y me gustaría hacer algo de radio, tal vez un programa político o sobre cuestiones de desarrollo local. Pero tengo que estar desocupado (risas) y siempre hay tiempo para ocuparse de los nietos pero no voy a ser un abuelo cuidando nietos solamente.
Me gusta Leer, estudiar, ver rugby y en otros tiempos viajar.
Me encanta Los encuentros de familia, los asados de familia.
Me divierte Las ruedas de cuentos, las peñas.
Me entristece Las angustias ajenas, la pobreza, la injusticia.
Me enoja La injusticia social, la arbitrariedad y la inequidad.
Opiniones
Mauricio Macri
Creo que es un Gobierno de espaldas, absolutamente, a los intereses del país y de su gente. Las circunstancias de los que lo conocemos de antes, de sus antecedentes como empresario, y de su propio gobierno podemos decir que no nos conformó en ningún momento. Y en este momento ha perdido la confianza de una parte de la gente que lo votó, más todos los que no lo votaron.
Juan Schiaretti
Es una persona con trayectoria, con formación, con una enorme capacidad de trabajo y un estilo de compromiso en la gestión pública que lo ha demostrado de menor a mayor en el Gobierno de la provincia. Creo que su exceso de creencia de que podía aportar a la gobernabilidad lo ha llevado a situaciones que muchos no comparten, pero me parece que él mismo está revisando esa postura.
Martín Gill
Martín es un ser excepcional, es un lujo tenerlo en cualquier organización, en la universidad hemos sido beneficiados con su talento y en la Municipalidad también. Es un lujo para la ciudad, con una enorme capacidad y un enorme compromiso con la función pública que no es fácil encontrar.