El Terranova es una raza grande y amante el agua, descendiente del hoy extinguido Greater St. John’s dog, y ha sido criado según su estándar actual durante más de 100 años. Puede que sus antecedentes incluyan razas norteamericanas, vikingas e ibéricas nativas.
Otros estudiosos piensan que el Terranova es producto del cruce entre el labrador, perro originario también de la isla de Terranova, y perros noruegos llevados a la isla por navegantes escandinavos a finales del siglo XVIII. Este primer tipo era más pequeño y ya ha desaparecido.
De cabeza ancha y maciza, con el morro corto, cuadrado y bien definido. La cola, bastante gruesa, está bien cubierta de pelo.
Llevada a Francia e Inglaterra por los pescadores de bacalao, la raza tuvo una gran popularidad en el Siglo XIX, especialmente en Inglaterra. El Terranova de Landseer debe su nombre al pintor de animales inglés que lo inmortalizó en 1837 en uno de sus más célebres lienzos, expuesto en la Tate Gallery de Londres. El club inglés de Terranova, creado en 1886 es uno de los más viejos de Inglaterra.
Es uno de los perros más simpático, con una fuerza tremenda que, en su momento, su utilizaba para ayudar en los barcos de pesca del bacalao para tirar la redes por la borda. Y actualmente, en Francia se utilizan grupos de Terranova para ayudar a los servicios de emergencia en los rescates marítimos. De hecho, si esta raza buena, amistosa y alegre tiene un problema de conducta, este es su inclinación a rescatar a cualquiera del agua, sin tener en cuenta si esta persona quiere o lo necesita.
Si bien es un poco propenso a babear, es buen perro y un amigo leal. Muy agradable, afectuoso, cariñoso y de una fidelidad extraordinaria. Vigilante y leal, es un excelente guardián para los niños.
El Terranova impresiona por su fuerza y su gran actividad, por eso necesita siempre que lo saquen a pasear.
Debe moverse libremente sobre sus piernas, entre las que queda un cuerpo bien sostenido, de forma que separa ligeramente las ancas al andar.