
Mario Sagulo confesó todos los hechos que se le atribuían y el juicio fue de trámite abreviado. Golpeó y amenazó reiteradamente a Sandra Soria, incluso estando embarazada. Poco antes de ser detenido, la intimidó con una cuchilla de cocina

En el día de su cumpleaños, un tarotista chubutense fue condenado ayer en la Cámara del Crimen de Villa María por haber golpeado y amenazado a su exconcubina en reiteradas oportunidades, en una serie de hechos de violencia de género ocurridos durante 2015 y 2016 en la ciudad de Oliva.
Se trata de Mario Luis Segulo, quien recibió una pena de tres años de prisión de cumplimiento efectivo luego de ser declarado autor penalmente responsable de “amenazas calificadas”, “lesiones leves calificadas reiteradas” y “amenazas reiteradas”.
Segulo, nacido en Comodoro Rivadavia el 25 de julio de 1972 (ayer cumplió 45 años) y con último domicilio en Santiago Beanne 137 de Oliva, escenario de los violentos episodios sufridos por la denunciante Sandra Soledad Soria (31), admitió haber agredido física y psicológicamente a la mujer con la que tiene una hija de corta edad (15 meses) y con la que convivió durante poco más de siete años.
A poco de comenzada la audiencia de debate, el iracundo presidiario confesó todos los hechos que se le atribuían y posibilitó que el juicio oral y público se realizara con la modalidad de trámite abreviado, es decir omitiéndose la recepción de pruebas testimoniales en la sala ubicada en el quinto piso de los Tribunales locales.
Previo a ello, la Fiscalía y la Defensa habían pactado solicitar la condena que terminó aplicando en camarista René Gandarillas al momento de dictar la sentencia.
Cabe señalar que, en principio, iba a intervenir el fiscal Correccional, Horacio Pedro Vázquez, pero a raíz de un problema de salud a último momento, tuvo que tomar su lugar el titular del Ministerio Público, Francisco Javier Márquez, aunque en los mismos términos del acuerdo al que habían arribado Vázquez y el abogado cordobés Gabriel Alejandro Méndez, defensor de Segulo.
Todo empezó…
Los hechos por los que el tarotista fue juzgado y condenado se produjeron durante el transcurso de 2015 -en fechas no precisadas puntualmente-, luego en julio o agosto de 2016 y el último el 30 de octubre pasado, en los que insultó, amenazó y golpeó varias veces a Soria, principalmente por cuestiones de celos desmedidos.
De acuerdo con la acusación elaborada por la fiscal olivense Mónica Alejandra Biandrate (que Segulo ratificó al momento de declararse culpable), la mayoría de los violentos episodios se produjeron entre el 30 de diciembre de 2014 y julio de 2016.
Sin poder precisar los días exactos, pero dentro del período antes apuntado, Soria denunció que fue víctima de “maltratos físicos y psicológicos constantes, repetidos y sostenidos durante todo el tiempo referenciado”, agresiones que incluyeron numerosas cachetadas, haberla tomado del cuello e incluso arrastrarla por el piso.
Estando embarazada
Otro de los violentos ataques se registró en octubre de 2015, en la casa de calle Beanne, cuando la mujer estaba embarazada de tres meses. Nuevamente por cuestión de celos y luego de una discusión, Segulo cacheteó a Soria, le golpeó la cabeza contra la pared y la insultó diciéndole que era “una putita”, “una inútil”, que no iba “a contar el cuento”, e incluso le prohibió salir de la vivienda “porque te querés ir a ver a tus ex”.
En tanto, en julio o agosto de 2016, en otra fecha que Soria no pudo precisar, el irascible sujeto la tomó del cuello y la hizo caer al suelo, donde le aplicó varios puntapiés en piernas y glúteos, y luego de abofetearla, en tono amenazante le advirtió: “¡Me tenés harto! ¿Hasta cuándo me vas a romper las pelotas? Me voy a desgraciar la vida porque te voy a matar, pelotuda hija de puta”.
El tercero de los virulentos sucesos se produjo el 30 de octubre de 2016, a primera hora de la mañana, cuando Segulo interceptó a Soria en la puerta de la vivienda de calle Beanne y le dijo: “Agarrá tus cosas y andate si no querés que te cague matando… Si sos inteligente y querés tu vida, andate”.
Pero la cosa no quedó ahí, ya que instantes después, cuando ambos se encontraban en la cocina del inmueble, Segulo abrió un cajón de la mesada, sacó una cuchilla de cocina de unos 20 centímetros de largo y tomándola del cuello con la otra mano le recriminó a viva voz: “¡Me hiciste quedar como un borracho! Yo voy a ir preso, pero te voy a cagar matando… y no se te ocurra quitarme a mi hija; mejor agarrá tus cosas y andate”.
En esas circunstancias, el colérico tarotista apoyó el cuchillo en el abdomen de Soria y luego llevó el arma hasta el rostro y colocó la punta en uno de los orificios nasales.
Si bien ese episodio no pasó a mayores, fue la gota que rebalsó el vaso y llevó a la mujer a radicar una nueva denuncia contra su pareja, por lo que pocos días después (principios de noviembre), la fiscal Biandrate ordenó la detención del agresor.
Sobre la “condicional”
Si bien Mario Segulo ya lleva casi nueve meses entre rejas y está en situación legal de solicitar la “libertad condicional”, sólo se le concederá si la pericia psicológica a la que será sometido en los próximos días acredita que está apto para reinsertarse socialmente, a lo que habrá que sumar la conducta disciplinaria que observó durante el tiempo que lleva alojado en la cárcel villamariense.
Finalmente, cabe señalar que este convicto primario dijo ayer que siempre se dedicó al tarotismo, aunque también realizó tareas como changarín y mozo.
Por todo el país
Aunque nació en la provincia de Chubut, donde vivió unos pocos años, ya que aún siendo niño se radicó en la provincia de San Luis y luego en Mendoza. Tiempo después emigró a Cruz del Eje, luego a Córdoba capital, más tarde a Buenos Aires, hasta que se domicilió en Las Varillas, donde conoció a su primera pareja, con la que se caso y tuvo tres hijos varones.
Se divorció cuando tenía 30 años y estuvo viviendo en Villa María, luego en Oncativo (donde conoció a Soria, quien es oriunda de esa ciudad), más tarde en Santa María de Punilla, luego en Tanti y finalmente en Oliva, donde se produjeron los violentos incidentes que lo llevaron a prisión.