Tulio Fari es un profesional que ya llevó el proyecto “AghedalCîl” (Agua del Cielo) a Bolivia, Perú, Ecuador, Guatemala, México y Argentina. Consiste en construir cisternas de 17 mil litros, con poca inversión y mucho trabajo, para optimizar el uso del agua en lugares donde escasea. La última experiencia fue en Colonia Caroya, Córdoba, en una escuela de la Familia Agrícola
La semana pasada la agencia de noticias “InfoGEI” dio a conocer la historia de Tulio Fari, un profesional italiano que se considera un “misionero” y recorre Latinoamérica llevando adelante “AghedalCîl” (Agua del Cielo), un proyecto para optimizar el uso del agua en lugares donde ese recurso escasea.
Para ello, capacita a pobladores en una metodología bastante particular para construir una cisterna con poca inversión económica, pero con intenso trabajo. Según su experiencia, entre seis personas, en cinco días, se puede terminar un depósito con capacidad de 17 mil litros que se abastece con agua de lluvia.
El novedoso proyecto ya se implementó con éxito en otros lugares de América: desde 2009 a la fecha, recorrió Bolivia, Perú, Ecuador, Guatemala, México y Argentina. En nuestro país construyó cisternas en el Chaco salteño y hace pocos días desembarcó con su proyecto en la localidad cordobesa de Colonia Caroya.
Allí, la Escuela de la Familia Agrícola, en Puesto Viejo, aceptó la propuesta y con ayuda de empleados municipales hizo el depósito que se abastecerá con el agua de los desagües de la fábrica de dulces
En diálogo con el diario local El Despertador, el friulano contó los motivos de su iniciativa: “No la hago para construirla porque sí. Me gusta hacerla con la gente, que aprenda, se capacite y que luego lleve el proyecto a otros lugares o a otras familias. Son cinco días de trabajo arduo”.
Tulio se encontró con una realidad distinta: en esa zona el agua no escasea y los recursos son diferentes. Incluso, fue la primera vez que usó una pala mecánica para cavar el lugar de la cisterna.
No obstante, el desarrollo y resultado del proceso fue exitoso y se utilizaron menos de cuatro mil pesos. Según contó, la construcción de la cisterna empieza con la preparación del terreno: es circular y tiene cinco metros de diámetro. Se necesita cavar más de un metro de profundidad. Las paredes y el techo se van haciendo con placas, para las cuales se necesitan algunos moldes que deben hacerse previamente en una herrería y una carpintería.
A medida que las 42 placas se van secando, se levantan las paredes hasta llegar al techo y se las revoca por dentro y por fuera. Una vez concluida, se conectan los caños de ingreso de agua a los desagües del techo de alguna vivienda o galpón.