Nicolás Gianinetto contó que un policía le impidió ingresar a Jet-Set cuando lo reconoció porque su padre está preso. Dice que hace años padece hostigamientos de este tipo en la vía pública
El viernes por la madrugada Nicolás Gianinetto, de 20 años, se disponía a ingresar junto a un grupo de amigos al boliche bailable Jet-Set, sobre costanera. Una vez ingresados sus amigos, un policía lo detuvo y el momento que vivió “fue la gota que rebalsó el vaso” de una serie de abusos y hostigamientos policiales que viene sufriendo desde hace dos años, cuando su padre cayó preso.
“Estábamos festejando un cumpleaños con un grupo de amigos y amigas, hicimos la cola para entrar en parejas, nosotros éramos los últimos, todos mis amigos ingresaron y cuando nos tocaba a nosotros nos frenaron. El oficial Ezequiel Lozano, que me conoce a mí, llama a los otros dos uniformados que estaban ahí, que eran policías haciendo adicionales, y habla con ellos. Luego se me acercó uno, me pidió el DNI, se lo di y vio mi apellido y me dijo que no podía pasar y que me hiciera a un costado”, relató.
“Al guardia del boliche le pregunté por qué no podía pasar y me dijo que porque a él se le daba la gana. Le reclamo y me dice ‘vos sabés muy bien por qué’, y me dijo: ‘Vos no podés ingresar por ser hijo de…’”, relató y continuó: “Ahí entendí que como mi papá está privado de la libertad yo no podía ingresar al boliche, al que voy constantemente desde los 16 años. Esta situación fue porque me identificó este policía, porque lo conoce a mi padre, Hugo Gianinetto, que hace poco más de dos meses tuvo el juicio”.
El joven se mostró decaído y con el ánimo golpeado, pero desbordante de impotencia. “Cuando les dije que iba a ir a hacer la denuncia se me rieron en la cara. En la Comisaría me preguntaron a quién quería denunciar, les expliqué, y me dejaron esperando. Pasó tanto tiempo que me terminé yendo a mi casa porque era al vicio. Cuando llegué a mi casa me sentía tan mal que quise escribir todo lo que me pasó. Decidí hacerlo público y se hizo todo muy viral, me llamaron muchas personas”, narró Nicolás.
“No entré porque al policía no se le ocurrió dejarme pasar. A mí me discrimina la Policía, pero esto que pasó es la gota que rebalsó el vaso”, afirmó el joven, quien confió que la situación no es nueva porque “hace más o menos dos años que tengo este tipo de situaciones así, que es el tiempo que mi papá lleva detenido”, y ejemplificó situaciones por la que lo han hecho pasar diferentes policías: “Ya me han hecho sentir esto de sentir que soy “hijo de…” en muchos lados, de ir caminando por la costanera o por el centro y que te paren en la calle, o que se te rían en la cara delante de toda la gente”.
Miedo y violación a la privacidad
Nicolás asegura que su privacidad fue violada al contar: “Lo que escribí lo compartí tres veces en Facebook en mi muro y lo puse en varios grupos, donde repercutió mucho en la gente que estaba indignada. Eso lo eliminaban, incluso de mi muro, lo volví a hacer con capturas de pantalla, hasta que me terminaron hackeando el teléfono y me borraron todos los datos. Calculo que tiene que ver la Policía Científica, viene por ese lado porque no es la primera vez que me intervienen el teléfono, ya me pasó de estar hablando por teléfono y escuchar voces mientras tenía otra conversación”.
Ante esto, Nicolás dice que tiene miedo. Por él y su familia. “Estoy cansado y tengo miedo y por eso quiero hacer público esto. Para ver si se puede hacer algo y porque tengo miedo por mí y por mi familia, soy el más grande de mi casa, tengo hermanos muy chiquitos y mi mamá no está porque trabaja mucho. Creo que mientras más divulgo esto más seguridad voy a tener”.
La promesa de un superior
Tras lo vivido el viernes por la madrugada, Nicolás consiguió finalmente hablar con un superior de la cúpula policial, que le pidió reserva de su nombre. “Me pidió que le explique toda la situación y antes de que se la termine de contar me dijo que no hacía falta que termine, que ya entendía todo, porque él sabía cómo venía la mano, y me dijo que haga la denuncia en Tribunales”, subrayó.
Según puntualizó, el policía le intentó llevar algo de tranquilidad: “Me dijo que no era la primera vez que le llegaba ese comentario a sus oídos y que me quedara tranquilo que problemas policiales no iba a tener porque él se iba a encargar de que no me vuelva a pasar”.
Además, contó que también responsabilizó al boliche. “El superior me dijo que el boliche también tiene la culpa de esto porque había personal de ellos en el lugar y fue en su puerta, y no hicieron nada al respecto, que si vos hacés oídos sordos se están lavando las manos, y me explicó que la culpa también es de ellos”.
Finalmente, Nicolás envió una reflexión al declarar: “Si yo tuviese la culpa de algo, no iría tranquilamente a bailar a un boliche, pasa más por el resentimiento de ellos los policías, no sé, pero uno no elige cómo venir al mundo ni a manos de quién”.