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Jóvenes arrojándose de cabeza a zonas ­­peligrosas, la mayor preocupación

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Jóvenes arrojándose de cabeza a zonas ­­peligrosas, la mayor preocupación
El jefe de guardacostas desde hace dos años dijo que la costanera “es bendita” y que hay espacios “maravillosos”. Llamó a la gente a no tirar residuos, vidrios y a respetar el río

Los guardacostas advirtieron que “es una problemática que se repite” y que se da sobre todo detrás del Sport, en inmediaciones del Cristo y hasta del viejo puente Vélez Sarsfield

Guardacostas entrevistados por EL DIARIO ofrecieron un panorama de la seguridad en la zona ribereña de Villa María. Permanentemente deben advertir a muchos bañistas que no se arrojen al río desde los puentes

Para Angel Díaz, ahora hay más conciencia que antes. Domínguez dijo que la clave es prevenir

Es un cuadro que se reitera y que está a la vista todos los días: son muchísimos los jóvenes que se arrojan a las aguas del Ctalamochita de cabeza, siendo que las características del río local no permiten observar lo que hay en el lecho. Peor aún, muchos han tomado el viejo puente Vélez Sarsfield (que pasó a ser peatonal cuando se inauguró el colgante Juan Domingo Perón) como un trampolín hacia el curso de agua, cayendo entre las piedras.

Esta es la mayor preocupación de los guardacostas, según contaron Daniel Dondero (jefe del plantel), Angel Díaz y Marcelo Domínguez al dialogar con EL DIARIO en la zona de las compuertas.

Los especialistas no dudaron en señalar a este comportamiento como uno de los más críticos y dijeron que “permanentemente” están avisando a los varones sobre el peligro que significa.

“Lo vemos todo el tiempo, es una problemática de verano tras verano que la estamos subsanando poniendo carteles, haciendo prevención. Si se puede prevenir no es accidente. Estamos todo el día concientizando”, aseguró Dondero al recibir a este matutino en la Base Massetti, el nuevo espacio físico que abrió el municipio en diciembre pasado y que está situado en la cortada del mismo nombre en su intersección con la calle Santa Fe.

En este marco, explicó que en el río “hay basura y troncos” que podrían originar serias heridas a quien se tira al agua.

“De cabeza, no queremos a nadie. No queremos tarzanes ni héroes, incluso siempre le pido al equipo que cuando ingresen den el ejemplo y no se tiren de cabeza. Tampoco ante un rescate, esto de hacerlo de cabeza e ir bajo el agua es solo de películas. Acá hay que nadar con la cabeza siempre afuera del agua y observando a la víctima”, declaró.

Ante la consulta, dijo que se observan estos episodios sobre todo en inmediaciones del Sport Social Club y también en cercanías del Monumento al Cristo Redentor (ver aparte). Luego, cuando junto a Dondero este matutino se trasladó hasta el balneario, integrantes del cuerpo de guardacostas subrayaron que se reiteran los casos de chicos que se arrojan desde el puente Vélez Sarsfield. “Encima se tiran a un sector del río en donde hay muchas piedras. Un riesgo total”, advirtieron. Y Marcelo Domínguez contó que han evitado que incurran en esta conducta desde los pilares inmediatos a las compuertas, algo que antes también se veía.

 

Vivas (foto) y Dondero manejan todo el dispositivo, bajo directivas de la Secretaría de Gobierno del municipio. Hay 32 guardacostas para 16 puestos. La mayoría son hombres, sólo hay tres mujeres. Están de 13 a 20.45

Los tramos más peligrosos del Ctalamochita

El balneario “no es apto para el nado”: dijeron que tiene cuatro metros de profundidad y advirtieron sobre “la olla” cercana al Cristo Redentor

Guardacostas advirtieron que el balneario no es apto para el nado, salvo para quienes estén entrenados para tal actividad.

“De ninguna manera pueden ingresar niños”, dijo de forma tajante Daniel Dondero.

“A esta zona vienen nadadores y mucha gente de afuera. Las familias utilizan las orillas, el verde, mientras que los nadadores ingresan al agua”, graficó Marcelo Domínguez, de larga trayectoria como guardacosta.

Comentó que “la mayoría pregunta si se pueden meter” y subrayó que “siempre el consejo es no hacerlo”.

La entrevista se realizó cuando comenzaba a subir el nivel del Ctalamochita, en lo que se constituye como la primera creciente de la temporada.

Desde las primeras horas del jueves se observó un crecimiento del caudal, pero fue en la noche de ese día en que se hizo mucho más notorio.

“Cuando viene crecido se pone hondo en todos los sectores”, advirtió Angel Díaz, quien también lleva varios años en esta actividad.

Dondero explicó que “hay varios tramos comprometidos” a lo largo del Tercero en su paso por Villa María y Villa Nueva, esto más allá de la crecida actual.

“El lago siempre es un lugar crítico, haya o no haya creciente. Los niños no pueden estar, vienen solo nadadores. Es peligroso estén las compuertas abiertas o no, porque cuando están cerradas el agua pasa por arriba del decantador y te lleva por ahí”, aclaró.

Precisó que este espejo de agua tiene cuatro metros de profundidad. Para graficarlo, contó lo que sucede cuando se sumergen con los guardacostas para buscar arena. “De 12 o 13 que vamos hacia abajo, solo cuatro traemos arena, porque la presión de atmósfera te levanta”, detalló.

Otro ámbito “complicado” es el de las inmediaciones del Cristo y el puente Isidro Fernández Núñez (conocido como “negro”). “Allí tenemos una olla, una isla, en donde los chicos de Villa Nueva se tiran todo el tiempo desde el otro lado. Va el guardacosta y les dice que no se tiren, pero ellos responden que el río es suyo, que se criaron allí”, describió.

Dondero también apuntó que “el lecho del río se va modificando permanentemente, y el caudal hace que donde hoy está llano, mañana haya un pozo”.

En este sentido, Angel Díaz llamó a que “las familias no caminen río abajo, sino en contra de la corriente (es decir, río arriba), de esta forma habría menos accidentes”.

Para Angel, más allá de las imprudencias que se ven en la actualidad, “la gente se ha educado mucho” y hay más conciencia que en otras épocas.

“El trabajo básico es la prevención”, subrayó Domínguez, quien recomendó a la población meterse solo en los sectores donde hay guardacostas.

 

Piruetas peligrosas

Esta es una imagen que se ve a menudo en las orillas del Ctalamochita. Son sobre todo varones adolescentes o muy jóvenes los que hacen piruetas y caen al río, que por sus características no deja ver si hay troncos, ramas u objetos peligrosos.

Cómo se divide el público – Las playas más concurridas

De acuerdo a lo precisado por Carlos Vivas (subsecretario de Seguridad Ciudadana) y Dondero, las playas más concurridas de la temporada son las conocidas como Puerto Madero (en barrio Mariano Moreno), Santa Ana y el Arenero (en el Vista Verde). “Al Arenero va muchísima gente”, señalaron. Dondero calculó que en Puerto Madero llegó a haber más de 350 personas. Dijo que a veces hay familias que no prestan la debida atención a sus hijos y consideró que “hay poca conciencia”.

La juventud se concentra “sobre todo atrás del Sport, en la bajada de calle Córdoba, en donde el lugar es parquizado y arbolado, conformando un espacio privilegiado”. Más familiar es la bajada Entre Ríos, “porque hay asadores y juegos infantiles”.

 

Ocho rescates en 19 días

Vivas y Dondero precisaron que hubo “muchísimas intervenciones” del cuerpo de guardacostas.

En lo que va del año se registraron “ocho rescates importantes, afortunadamente con éxito”. “También hubo intervenciones por cortes, traumatismos, curaciones”, apuntó.

“La última en particular fue la de un joven de 14 años que se partió el cráneo, hubo que hacerle ocho puntos, fue rescatado, se le dieron los primeros auxilios y luego fue trasladado por los Bomberos”, contó Vivas.

 

“De cabeza, no queremos a nadie. No queremos tarzanes ni héroes, incluso siempre le pido al equipo que cuando ingresen den el ejemplo y no se tiren de cabeza.”

“No hay que caminar río abajo, sino en contra de la corriente.”

 

“Encontramos vidrios todo el tiempo. Esencialmente botellas rotas en el agua, sobre todo por la actividad de la noche. Durante el día hay mayor conciencia y las familias retiran los residuos, dejándolos en los cestos, pero a la noche quedan botellas en el río, en la pasarela, en la ciclovía. Se perjudican ellos mismos y a terceros”, describió Dondero.