Escribe Pepo Garay
Especial para EL DIARIO
1) La plaza más linda. Entre la multiplicidad de bellas plazas que cobijan los pueblos de las sierras, ninguna despierta tanta fascinación como la de Nono. Médula geográfica y alma del pueblo, la explanada se caracteriza por las bellísimas panorámicas de las Sierras Grandes que ofrece, y por el aura auténtico y tradicional que despliega a los cuatro costados.
En tal sentido, destacan los bares y restaurantes con espíritu añejo, algunos de hecho con pintas de pulpería, que recuerda a los tiempos en que eran visitados por gauchos de la zona (todavía se ven a varios paseando a caballo por calles empedradas y de tierra). Las construcciones viejas son una constante, siendo la más famosa la Iglesia de San Juan Bautista.
2) Una feria de renombre. Es justamente en la plaza donde se instala una de las ferias de artesanías más importantes de la provincia. Clásico del pueblo de Traslasierra, que llega a albergar más de 60 puestos de artesanías y casi una veintena de stands de productos regionales, con manjares como quesos, salames, dulces, escabeches, vinos y cervezas, por sólo nombrar algunos alimentos.
El movimiento se da fundamentalmente de noche, aunque muchas tardes de temporada también suelen ser animadas por los artistas. Varios de ellos residen en Nono o en municipios aledaños, aunque no necesariamente son nacidos en el lugar. Otros tantos llegan especialmente para el verano, Semana Santa o vacaciones de Julio, desde distintos lugares del país y el extranjero.
3) Playas bien de Traslasierra. Como no podía ser de otra manera, y en función al milagro de agua, roca y verdores que se tutean con las Sierras Grandes, Nono regala una muy buena cantidad de playas para que los visitantes se refresquen y relajen. Algunas tienen más arena que otras, pero todas se jactan de vivir rodeadas de paisajes alucinantes de montaña.
Los balnearios más celebres (bastante rudimentarios y con escasos servicios), se encuentran campo adentro, a varios kilómetros del centro, en sentido oeste y camino de tierra mediante. Bañados por el Río Chico de Nono, los referentes se llaman Paso de las Tropas y Los Remansos. En el sector este, se presentan sectores aptos para darle la cara al sol en torno al Río Los Sauces, el cual desemboca en el cercano Dique La Viña (el más alto del país).
4) Las montañas, para ver y caminar. Ya se habló de las montañas que rodean al pueblo, una mágica cadena de majestuosidad y nubes, singular estampa. Pero no de las caminatas que se generan para llegar a tantearlas de cerca, y de paso obtener impresionantes postales del Valle.
Algunos de los circuitos que destacan son el Sendero El Empedrado (lega hasta las cercanías del Camino de las Altas Cumbres, en cuatro horas de caminata ida y vuelta), el Sendero del Arroyo (que bordea el Arroyo Los Sanjuaninos, también en el sector oeste), el Barranca de Los Loros (cuatro horas de duración, igual que el Del Arroyo) y los conocidos como Senderos del Lago. Estos últimos resultan ideales para admirar la silueta de los tenues Cerros Nono (“Senos de Mujer”, en lengua quechua), que le dan nombre al municipio.
5) Señor museo. La raigambre artística y el amor por la cultura de los habitantes del municipio y de toda la región en general, se ven homenajeados por el Museo Polifacético Rocsen. Uno de los espacios en su tipo más completos de Sudamérica, en el que se exhiben alrededor de 50 mil objetos del Valle, el resto de la provincia, el país y el mundo.
De colosal fachada, el museo cuenta con ocho salas (muy grandes ellas), en la que el viajero podrá encontrar desde automóviles y carruajes hasta reliquias de la civilización egipcia, pasando por pinturas, esculturas, joyas arqueológicas, herramientas varias y tesoros de los pueblos nativos, por sólo dar algunos ejemplos.
Miniguía
Ubicación: epicentro del Valle de Traslasierra
Distancia: a 240 kilómetros desde Villa María
Población: 2.000 habitantes