Escribe Héctor Cavagliato
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Desde chico, Pablo Juncos transitó la cancha del Villa María Golf Club «porque las chirolas que ganaba como caddie ayudaban para contribuir con la familia y algunos gustos personales».
El roce con gente mayor le hicieron ganar la confianza de cuantos lo trataban y así fue como hace 22 años el entonces golfista y directivo Ramón «Charo» Suárez, junto con su hijo Fernando, conoció sus aptitudes y conducta y lo incorporó a su empresa automotriz donde permanece con invariable fidelidad.
«Pasó el tiempo y con el apoyo de mis patrones que me prestaron los palos y de mis amigos pude empezar a jugar oficialmente hace 16 años. Tenía la ventaja del oficio de caddie y prontamente escalé mi hándicap que llegó a 4 golpes de ventaja como mejor calificación. Hoy, a los 42 años, tengo 7 y me cuesta mantenerlo porque no me queda tiempo para practicar entre semana» , contó.
–¿Qué motivaciones se encuentran en este deporte?
-«Como desde chico estuve vinculado de distintas maneras, me gusta de alma, crecí en la cancha, me apasiona y una de las cosas más lindas es el ‘hoyo 19’, lo que en el rugby es el tercer tiempo, se disfruta la amistad más allá de que se gane o no se gane que es lo de menos aunque a nadie le gusta perder. Yo soy muy competitivo y siempre quiero ganar aunque sea una tapita de gaseosa, pero si no me toca igual disfruto».
–Hay quienes tienen la idea de que el golf es para gente privilegiada y con mucho poder adquisitivo, con plata. ¿Lo ves así?
-«Para nada, yo pongo como ejemplo mi caso: yo soy empleado y me manejo con austeridad sin dejar de reconocer la generosidad del grupo con el que compartimos las mismas inquietudes.»
–¿Lo mejor del golf?
-«Como en todas las cosas uno siempre encuentra cosas buenas y positivas y otras no tanto. Sólo por el hecho de estar en el club, en la sede o en la cancha ya encontramos la belleza de la naturaleza, el compañerismo con quienes te toca compartir una línea, la alternancia con toda la gente varias horas.»
–¿Dos jugadores admirados?
-«Aparte de mis hermanos, mi preferido es el ‘Pato’ Cabrera y de los nuestros, sin dudas, Marcelo Raspo.»
–Para finalizar, quisiera un resumen de las condiciones humanas y deportivas de un golfista.
-«Creo que son varias, entre las que destaco la solidaridad, la conducta dentro y fuera de la cancha, la perseverancia, la humildad y en esto quiero expresar que estoy orgulloso de que en el club haya 120 socios y todos me aprecian por igual y es el mejor premio, el mejor trofeo por encima de todo lo material. Y ahora, hace nueve meses tengo un motivo especial para disfrutar y volver a casa para abrazar a mi primera hija, Valentina, que me hizo cambiar el chip de la vida junto a mi mujer con quien tanto la buscamos».
Un recuerdo final tuvo para el gran golfista bellvillense Patricio Beyrne recientemente fallecido en un trágico accidente.
Pablo Juncos, un excelente golfista y mejor ser humano. Un ejemplo a seguir.