Caso Caballero – La causa eficiente de la muerte es «hemorragia cervical»

El informe preliminar de los peritos forenses permite deducir que la adolescente estaba sentada en el auto de Carlos Heredia, en la butaca del acompañante, y que el confeso femicida sacó un arma, se la apoyó debajo de la sien izquierda y disparó a quemarropa

Celeste Ayelén Caballero (14) murió como consecuencia de una “hemorragia cervical” provocada por el impacto de un proyectil de arma de fuego que recibió en la cabeza, en horas de la mañana del sábado 10 de febrero.

Así lo reveló la autopsia realizada por peritos del Instituto Médico Forense en la Morgue Judicial de Córdoba, cuyo informe preliminar le fue enviado ayer al fiscal René Bosio, quien instruye la causa por el asesinato de la adolescente de James Craik.

El examen determinó que la causa eficiente de la muerte de Celeste fue por una hemorragia interna generada como consecuencia del balazo que, a corta distancia y a quemarropa, efectuó el confeso homicida Carlos Miguel Heredia (35), dañando así la arteria cervical.

Durante la necropsia, los forenses de la capital provincial encontraron un orificio de entrada en el cráneo -de 10 por 10 milímetros- por delante del conducto auditivo externo izquierdo, y un orificio de salida -de 8 por 4 milímetros- en cara lateral derecha del cuello y por debajo del gonion (ángulo del maxilar inferior).

El gonion, o gonión​, es un punto antropométrico situado en la parte más inferior, posterior y lateral del ángulo externo de la mandíbula.​

Adentro del auto

En base a estos datos, los especialistas deducen que al momento de ser asesinada, Celeste se encontraba sentada en el interior del Chevrolet Corsa de Heredia, más precisamente en el asiendo del acompañante, y que el femicida sacó el arma, se la apoyó debajo en la sien izquierda y gatilló.

En la autopsia se obtuvieron, además, muestras de todo tipo (sangre, tejidos, cabellos, etcétera), las que serán minuciosamente analizadas en los próximos días, e incluso se realizaron hisopados en las regiones vaginal y anal a los efectos de determinar si previo al crimen víctima y victimario tuvieron relaciones sexuales.

Sobre este punto, el fiscal Bosio aclaró que Heredia no está acusado por “abuso sexual con acceso carnal”, como trascendió en un primer momento, sino que lo imputó como presunto autor de “homicidio doblemente calificado, por uso de arma de fuego y por violencia de genero (femicidio)”, un gravísimo delito que tiene como única pena la prisión perpetua.

Allanamiento positivo

En tanto, el miércoles por la tarde, efectivos de la División Homicidio de la Policía de la Provincia allanaron la casa donde Heredia estaba viviendo junto a su padre y dos hermanos, en la localidad de Laguna Larga.

Allí se secuestraron importantes elementos de prueba vinculados con el hecho, que comprometen aún más la ya complicadísima situación procesal de Heredia.

Uno de los objetos incautados es un cubrevolante que está manchado con sangre (los restos hemáticos serán analizados en Córdoba para cotejarlos con el perfil genético de Celeste), y también se encontraron restos de papeles adhesivos que el femicida utilizó para plotear el Chevrolet con la aparente intención de esconder huellas y borrar cualquier rastro o indicio del atroz crimen.

Además, los investigadores policiales hallaron un aerosol que contiene pintura gris plata, el mismo color con el que fue repintado el revólver calibre 38 que, poco antes, habían encontrado en el interior del Corsa.

Si bien todavía falta que se realice la pericia balística, todo indica que Heredia utilizó ese aerosol para borrar huellas del arma homicida.

La sepultaron ayer

Por otra parte, los restos de Celeste Caballero fueron sepultados en horas de la tarde de ayer, luego de ser velados a partir de la madrugada en la Sala A de la empresa fúnebre Casa Fiori de la ciudad de Oliva.

La malograda jovencita había nacido el 29 de julio de 2003, era hija de Carlos Caballero y Gladis Mabel Sánchez, y estaba radicada en James Craik, junto a su mamá.

El viernes 9 de febrero salió de su casa alrededor de las 20 para ir a bailar y fue vista por última vez en horas de la madrugada siguiente.

Durante 10 días, la adolescente fue intensamente buscada por familiares y amigos, hasta que, el martes por la noche, el femicida se quebró y confesó haberle dado muerte.

Heredia era la última persona que había visto a Celeste con vida y, como tal, declaró en calidad de testigo unos pocos días después de la desaparición.

Sin embargo, al ser nuevamente llamado por el fiscal para que ampliara su declaración, el camionero incurrió en algunas contradicciones y su testimonio se extendió durante casi seis horas, hasta que el fiscal Bosio le advirtió que su situación era muy comprometida.

Acorralado por las incisivas preguntas y por su propia conciencia, Heredia confesó el crimen. Dijo que la había matado de un tiro en el interior de su Chevrolet Corsa gris y que arrojó el cuerpo al interior de un aljibe en un predio rural abandonado que está ubicado a unos 3.000 metros del cruce de la autopista Rosario-Córdoba y el puente de acceso a Laguna Larga, por un camino de tierra.

El cadáver fue hallado alrededor de las 6 y media de la mañana del miércoles por los investigadores policiales.

Tenían una relación

Celeste había conocido a Heredia a principios de este año y, desde entonces, mantenían una relación sentimental informal (se investigan las circunstancias de la misma) pese a la importante diferencia de edad que había entre ambos.

El femicida, en tanto, estuvo en pareja con la madre de sus dos hijos menores hasta hace un par de meses (se habían separado a comienzos de 2018), quienes también viven en James Craik.

La indagatoria

Finalmente, pudo saberse que el fiscal Bosio indagará al femicida en el transcurso de la semana venidera (se estima que la medida procesal se llevará a cabo el miércoles o el jueves) y que la asesora letrada Silvina Muñoz asumió ayer como defensora oficial de Heredia.

El papá se descompuso y tuvieron que internarlo

El padre de Celeste debió ser internado ayer a raíz de un pico de tensión que sufrió poco después que arribaran a Oliva los restos de la adolescente asesinada de un balazo. El incidente se produjo pasada la 1.30 de la madrugada, oportunidad en la que Carlos Caballero sufrió una descompostura y tuvieron que asistirlo en un nosocomio de aquella ciudad. A media mañana, tras el alta médica, el progenitor de la jovencita se dirigió a la sala velatoria en la que permaneció unos 45 minutos y regresó por la tarde, antes de que los restos de su hija fueran sepultados.