Unas seis mil personas acudieron anoche al Anfi. Mucha música, mucho baile y mucho diálogo entre Rolo y los fans. Una fiesta en el coliseo mayor de la ciudad
“Tienen un Anfiteatro increíble, no lo conocía, es único”, lanzó Rolo Sartorio, cantante y líder de La Beriso, la banda del momento, que jugó de local en Villa María. Enseguida dio a entender que no les gusta que se diga que son la mejor banda, porque “hay muchas otras que son muy buenas”, y tuvo luego otros diálogos con la multitud: “Vayan detrás de sus sueños. Sacrificio y dar todo y van a llegar”. Así fue el comienzo de un ida y vuelta de latigazos musicales, como cuando dijo que “el éxito es poder compartirlo” y bajó a cantar entre los presentes.
Con un juego de luces tremendo, con el ánimo de sus seguidores hecho grito, cantaron una canción dedicada a Callejeros, se bailaron todo, presentaron temas del nuevo disco, “Pecado capital”… Todo era furor bajo el techo del coloso de cemento, donde se dieron cita personas de edades muy diversas, algunos hasta se animaron y fueron con sus hijos pequeños, identificados en algunos casos con banderas que los ubicaban como procedentes de otras geografías.
Se los podía ver felices, danzando. Algunos de ellos habían comenzado a hacer la cola ante el Anfi poco después de las 15 (y las puertas se abrieron recién a las 20), pero ahora todo estaba bien. Se veía absolutamente cubierto el “plato de butacas” y la zona tradicionalmente VIP (sin butacas), mientras que en las populares no había más de 200 personas.
Los teloneros fueron los villamarienses de Debieras Pitar, que entregaron su arte y fueron calentando el ambiente. Se llevaron una linda ovación y hasta el acompañamiento del público en varios pasajes, tanto con los cinco temas propios que tocaron como cuando iniciaron la despedida con “Mejor no hablar de ciertas cosas”, de Sumo. “Uhhhh, ¡tremenda banda!”, se escuchó decir a alguien que estaba descubriendo en ese momento a “los dueños de casa”.
“Esperamos dejar el lugar caliente para La Beriso”, dijeron, y vaya si lo consiguieron.
En la retirada volvieron con una docena de CD con sus temas y los revolearon hacia el monstruo de mil cabezas.
La Beriso arrancó a las 22.30 en punto con el tema “Diez años”, del último disco. Y sí, ya con el grupo “top” en el escenario, lo dicho, festejaban cada ocurrencia de sus artistas, sobre todo de Rolo, que hizo muecas y todo tipo de gestos, actuando cada letra de las canciones que iban entregando a los suyos.
En el segundo tema, “Otra noche más”, la gente parecía enloquecer. Más tarde, cuando cantó con una niña especial, todos parecían llorar. La Beriso dejó todo. No se guardó nada.
