Bajo la consigna de quién es el “otro” y cómo me relaciono con los demás, el laboratorio Teva organizó una nueva edición del simposio de neurociencias, este año denominado “Pensar la otredad”, que reunió en Mar del Plata a profesionales de diferentes disciplinas en el marco del congreso argentino de la especialidad.
Participaron la psicooncóloga y trabajadora social Silvina Ambrosini, el filósofo Darío Sztajnszrajber y Sergio Strejilevich, médico psiquiatra.
“El ‘otro’ es un concepto caótico como el mundo mismo, pero es necesario considerar dónde ubico yo al otro, cómo lo etiqueto y cómo interpreto lo que dice. No es lo mismo tomarlo como un punto de vista más que asumirlo como verdad absoluta, tampoco uno mismo tiene verdades, sino aproximaciones. Si lográramos entenderlo así neutralizaríamos muchos desencuentros y conflictos”, recomendó Ambrosini durante el encuentro.
“En este análisis aparece inevitablemente la concepción del ‘otro’ como paciente y cómo los profesionales de la salud escuchan la verdad de ese paciente, siempre frente al riesgo de poner su propia verdad como verdad”, reconoció la psicooncóloga, al tiempo que agregó que a partir de esta propuesta de la mirada del otro, la consulta médica o psicológica deja de ser consulta y pasa a ser un encuentro entre dos personas, entre dos ‘otros’, adonde las verdades de cada uno deben pesar lo mismo, ser escuchadas y no ser absolutas”.
Para la especialista, es indispensable conectar con el paciente, “mirando cómo pone el cuerpo en la silla, cuántas veces ríe o llora, si mira de reojo a su acompañante antes de responder o si observa el reloj con frecuencia. El otro trae a ese encuentro su biografía, su relato y sus preocupaciones”.
El último gran eje de ‘el otro’, desde esta perspectiva, tiene que ver con lo que puede suceder en algunos pacientes con cáncer o con enfermedades neurológicas. “Aparece el desafío de cuidar a quien, por su enfermedad, ya es cada vez menos esa persona que había sido y se convierte en alguien diferente, en parte desconocido, como puede suceder progresivamente, por ejemplo, con algunas demencias”, puntualizó.
En esos casos de ‘despersonalización’, describió la psicooncóloga, “se cuida desde la memoria, desde el recuerdo y desde el amor más puro. Todos en algún momento de nuestra vida cuidamos. Debería trabajarse más sobre este concepto, inclusive en medicina, porque las posibilidades de curar son limitadas, pero siempre se puede cuidar más y mejor”.
Durante su módulo en el simposio, Sztajnszrajber sugirió que “acomodamos y traducimos al otro a lo que de antemano pensamos sobre las cosas. Así, el otro se pierde, porque le exigimos que se mueva de lo que en verdad es para ser aceptado”.
“Así como hay un otro hombre, un otro mujer, niño o excluido, una forma más de construcción del otro es el otro ‘paciente’, quien está expuesto también a la invisibilización, acomodamiento o ‘desotramiento’ de quien decide nombrarlo de ese modo y obrar en consecuencia, algo que no debemos perder de vista”, subrayó Sztajnszrajber.
Desde las neurociencias se puede decir que el cerebro ha evolucionado en el ser humano para poder lidiar con el otro, desarrollando habilidades que permiten desplegar estrategias y conductas específicas para obtener beneficios del relacionamiento con otros”, describió Strejilevich durante su intervención.
Además, “los principales síntomas en enfermedades psiquiátricas son fallas en la conducta o en las percepciones que median en la relación con los otros”.
Fuente: Laboratorio Teva, Buenos Aires