Nació el 13 de diciembre de 1959 en Villa María. Es docente de Lengua y Literatura, casada, tres hijos y una nieta. Viene de una familia de activa militancia política y ella transitó por caminos independientes hasta que encontró en el Partido Obrero un espacio para su militancia. Fue candidata a intendente, a legisladora y a concejala. Hoy está haciendo una militancia pasiva pero sin dejar de lado su gran pasión por la escuela pública y la defensa de los chicos perseguidos por el sistema
Escribe: Nancy Musa
DE NUESTRA REDACCION
Habla con los ojos, con el rostro, con las manos. Habla y tiene siempre en la punta de la lengua el chiste justo para reírse de sí misma o las anécdotas que la pintan de cuerpo entero. Mónica Sonzini buscó distintos caminos para gritar su disconformidad con las reglas, fue resistida en diversos círculos, tomó colegios, una fábrica donde trabajaba poniendo fin a su carrera “administrativa”, pasó horas en una comisaría y se enamoró locamente del hombre que hace treinta años está a su lado: “Sentí el flechazo tras caerme de un colectivo”, cuenta y suelta una carcajada. Sonzini es una rebelde, desde niña, con excelentes calificaciones pero una personalidad “indomable”. Es una rebelde con causa.
¿En qué momento de su vida se apasionó con la política?
Tenía 10 años e iba a la casa de mi abuela materna y mi tío “Negro” (Baldomá) siempre estuvo metido en política, desde muy joven militó y lo hizo de manera fuerte, era una persona que si el del lado no tenía y él sí, se lo daba, lo compartía. Recuerdo que mi tía decía que él había perdido todo por la política, por su militancia que fue dentro del peronismo y acá en Córdoba con de la Sota. Mi papá también era muy peronista y siempre en mi casa se habló de la justicia social, del compromiso con el otro, de ver a otro. Desde muy chica tuve problemas en el colegio porque como yo estaba en medio de esa gente grande que hablaba de política… principalmente en historia porque la que enseñaban en el colegio no era la que me habían hablado.
Y me resistí a las cosas que no fueran verdaderas. Y siempre tuve una postura de lucha en contra del sistema, de una verdad que no existe, de hacernos creer ese ideal que en realidad es una mentira.
Cuando era chica estaba fuera de foco porque hablaba de política, los chicos jugaban y a mí hay compañeras que me recuerdan sentada en la biblioteca con un libro en la mano. Mi papá era ferroviario, mucho sacrificio en nuestra familia, casi se desmaya cuando gané una beca para el secundario y se la entregué a una compañera (se ríe). Me acuerdo que me dijo “qué hacés, ¿sos rica vos?”.
¿Y por qué no militó en el peronismo siendo que su familia era tan justicialista?
No es que me resistí al peronismo pero nunca lo sentí, vi a mi tío cuánto sufrió con las traiciones políticas y veía a mi papá y yo tendía hacia el socialismo. Me mantuve independiente hasta que vi que el Partido Obrero reúne muchas de las expectativas que yo me había planteado en mi juventud y empecé a militar en 2008, antes fui independiente y mi lucha siempre fue por la escuela pública y la defensa de los chicos.
Mi pasión siempre fue y es la escuela pública.
¿Y desde niña fue así de rebelde y combativa?
En la primaria cambié muchos colegios y en Las Rosarinas no se las hice pasar muy bien a las monjas. No son de mi agrado, las monjas nunca fueron de mi agrado porque mientras nosotras estudiábamos ellas tenían a sus chicas, huérfanas, limpiando, tenían un gran servicio de mantenimiento gratuito y a mí me parecía horrible. Había demasiadas restricciones.
Cuando tenía 15 años me uní a un grupo de monjas misioneras que iban a los barrios y les llevábamos cosas a los chicos y ese trabajo me fue armando pero siempre hacia el lado del socialismo. Creo que siempre estuve en otra vereda por así decirlo (risa).
¿Y qué soñaba ser cuando era chica, además de rebelde?
(Se ríe) Abogada. Mi papá quería que yo fuera ingeniera, yo estaba trabajando muy bien en una fábrica, quería ir a Córdoba para estudiar Abogacía pero mi papá me dijo que no, por mis ideales y era época de los 70, entonces fui a estudiar Ingeniería, fracaso total. Horrible, me sentía tan mal, recuerdo que un profesor me dijo “pero usted está perdida como perro en cancha de bochas con bombacha de goma” (risas). Nunca me voy a olvidar, me fui.
Luego hice unos cursos de computación en esas máquinas que eran a cepillo, un curso muy tedioso porque la máquina hacía ruido y había que “llenar cuadraditos”, pero le llevé a mi papá el diploma del curso.
Pero mi sueño era ser abogada y no ser un ave negra sino defender a esa gente que nadie la defiende, que es invisible, que no tiene voz.
Luego fui a estudiar Psicopedagogía, probé de todo. Y una noche viendo una película de una concertista que es atrapada por los nazis, no sé porque sentí que tenía estudiar Literatura. En 1999 fui a la universidad y me recibí de Lengua y Literatura con el mejor promedio.
Su lucha está puesta en la defensa de la escuela pública…
La educación pública está atrasada al siglo XIX, tenemos que batallar con la tecnología que avanza de manera abrumadora; en la escuela pública sólo hay tiza y un pizarrón, es como estar en la época de Los Picapiedras.
Sólo se sostiene con la Cooperadora, no tiene nada, no tiene libros suficientes para trabajar en un curso, tiene exceso de alumnos en las aulas, no tiene calefacción la mayoría; en una escuela de mil chicos hay seis baños. Está desmantelada, en realidad es un caballito de batalla para los políticos burgueses.
Usted ataca en forma constante al capitalismo pero ¿por qué la izquierda no pudo hacer pie en la sociedad?
Porque la sociedad tiene la enfermedad de la falta de conciencia social. La sociedad cree que la izquierda le va a sacar la casa, es como un cuco cuando en realidad lo que más pretende es que el trabajador viva dignamente. Ser un obrero digno es tener un trabajo que te permita encontrar tu bienestar material y espiritual. Es tener los bienes que corresponden, poder disfrutar de unas vacaciones, tener la posibilidad de que tus hijos puedan estudiar donde quiera. Hoy, un obrero no puede mandar sus hijos a estudiar a Córdoba. La izquierda habla de un obrero que tenga las posibilidades que tiene todo el mundo, pero la burguesía no va a querer nunca esto.
Les costó unirse a los partidos de izquierda, siempre hubo enfrentamientos
Es que la izquierda como teoría es fantástica, el socialismo es fantástico, el problema son las personas. Adentro de las instituciones hay gente y ponerse de acuerdo con la gente es muy difícil.
Todas las personas tenemos intereses y tenemos una lucha de poder dentro. Queremos pertenecer y queremos mostrarnos y para no caer en la fantasía del poder, tenemos que trabajar sobre nosotros, equivocarnos, arrepentirnos, disculparnos y que en esa disculpa se pueda crecer, construir y a la izquierda le cuesta mucho porque los ideales son los mismos pero está la lucha interna del poder. Cuesta.
La derecha cuando se une, se une para destruir la justicia social, la derecha se odia entre ellos, se roban entre ellos, se matan entre ellos pero la derecha nunca duerme, siempre está esperando el momento para destruir el armado socialista.
Los ideales se tienen que poder concretar, cuando se canta el himno que dice “o juremos con gloria morir”, yo pienso “o juremos con gloria vivir”, ese sería un cambio fabuloso. Vivir en paz, en armonía, si el pueblo está bien y tiene lo que merece (trabajo, salud, educación) eso sería un cambio.
No sé si el pueblo votó a Macri, en la última elección, porque todo es incertidumbre, creo que votaron en contra de lo que había, de los que daban y después aparecen conque han robado. Es como que usaron un modelo para robarse la Argentina.
Creo que la izquierda se merece una oportunidad.
Las marchas que se siguen haciendo por el 24 de marzo es porque eso no está resuelto, todavía se sigue pidiendo y se sigue pidiendo es porque hay una gran falencia.
Y el Partido Obrero ¿cómo está parado frente a todos estos acontecimientos?
El Partido Obrero lucha para engrandecer el frente, en Villa María hemos crecido mucho, la juventud está militando activamente en las calles, el periódico del PO ha sido considerado una publicación con buenos análisis políticos. José Gutiérrez está muy entregado al partido, es sencillo y tiene un corazón que puede temblar por la falta de los demás. Estamos juntos, nos apoyamos y dentro de la juventud hay chicos que trabajan por encontrar un lugar en la sociedad.
¿Fue muy duro ser una rebelde en una sociedad, mayoritariamente, conservadora?
Fue muy duro. Yo tengo un problema con el sistema, estoy en contra del sistema, he logrado entender que el capitalismo es perverso. Me fue difícil a nivel familiar, a nivel social, he sido muy resistida en muchos grupos sociales, he sido resistida en la escuela primaria, en la secundaria y aún en el Jardín, ¡qué desastre! (se ríe), y la resistencia también perjudicó a mi marido. Y algunos compañeros de la escuela también me resisten, creo que no comparten mi método.
Soy una rebelde con causa y mi causa ha sido el derecho de los chicos. Tengo una forma de dar clase que tal vez no es la mejor pero intento que mis estudiantes logren la primera piedrita, que aprendan a pensar lo que está leyendo y lo que está escribiendo. Yo me equivoque mucho, sufrí mucho. Por no entregar alumnos de 10 años a la Policía tengo cicatrices en mi cuerpo. Y no estoy arrepentida, estar presa por defender derechos de los chicos me hace sentir engrandecida y me siento halagada cuando dijeron que yo estaba loca, la primera vez que me metieron presa y me pegaron tanto.
Todo eso fue una movida política porque estaba a punto de ser candidata. Cuando defendí a los chicos y la policía me atacaba casi nadie levantó la mano por mí. Los que estuvieron a mi lado fueron mis compañeros del partido, de Vacap, todos los que tenemos conciencia del dolor del otro.
Vacap fue un momento importante, porque abre la discusión del abuso policial, de cómo los fiscales de ese momento político estaban con los ojos tapados frente a todo lo que pasaba.
¿Nunca pensó en cambiar el método usado para rebelarse?
Sí, ahora lo cambié (se ríe). No había otra forma en ese momento porque no escuchaban, había que gritarlo, la gente se callaba y había que salir a la calle. Entonces con Derna (Montero) salimos a la calle y pasamos a ser movimiento y así fuimos e hicimos escándalo en ese “coso” que está al lado de la Comisaría (Tribunales), que yo le digo el Palacio de la papa frita. Y así movimos cielo y tierra y entonces los fiscales tuvieron que hacer algo porque cada denuncia la sacábamos en el diario.
¿Y ahora escuchan?
No sé, creo que ahora vino un cimbronazo muy grande, hay como señales, hay muchas marchas, hay luces pero no por Macri, aclaro, sino porque los invisibles están siendo más visibles.
Opiniones
Mauricio Macri
“Es un empresario que más allá de su máscara de bondadoso, creo que es despiadado, quiere gobernar como si fuera una empresa, los tarifazos han sido criminales, ha dejado gente sin trabajo, no hubo un cambio. Para mí es uno de los peores gobiernos, no tiene corazón, simplemente tiene números. No va haber un cambio porque no es una persona preparada en el aspecto social. Lo que hizo fue un gran montaje.
Y ha ido contra el trabajador, siempre cortando el hilo por lo más fino. ¡Qué le pasa a este tío!”
Juan Schiaretti
“Tampoco me gusta porque es más de lo mismo, es una máscara, sigue con los tarifazos, con las mentiras”.
Martín Gill
“Tampoco me gusta. Van a decir “esta mina es terrible” (se ríe). Él siempre estuvo amparado por el poder político. Para mí, tendría que haber hecho intervenir todas las cuentas de la Municipalidad, hubiera abierto las cuentas del Eninder y hubiera demostrado las verdades de cuentas tan oscuras. Ya tendría que haber puesto a todos los empleados municipales en blanco”.
Mencionó la corrupción, ¿qué análisis hace sobre los casos que se están investigando?
“La corrupción es un mal que tiene la burguesía nacional desde siempre, desde 1810 hasta acá no paró nunca. Ahora ha sido muy grotesca, demasiado y yo no estoy con lo que dice Clarín; nosotros también hacemos un análisis con el Partido Obrero y nos muestra que la corrupción está dada porque falta de todo, falta salud, falta educación, faltan fábricas, todo eso ha ido al bolsillo de los corruptos y los quiero ver presos y que devuelvan la plata”.
Y ahora, en esta etapa de su vida y con el método cambiado ¿qué sueño tiene?
“Mi mayor logro ha sido mi amor que es mi marido, con él logré recibirme; y algo maravilloso que son mis tres hijos, mi nuera, mi yerno y mi nieta. Mi nieta me ha renovado las fuerzas. Y mi familia en general. Ese sueño está concretado. Y el sueño que quisiera lograr es recibirme de abogada, entrar al Palacio de la papa frita y poder defender a los que nadie defiende”.
Me gusta
Leer, las artesanías, tejer.
Me divierte
¡Estar con mi familia, me hace sentir muy contenida, me divierte haber podido renovar el amor con mi nieta!
Me sorprende
Mi nieta, me sorprende siempre y poder compartir tantas horas con ella jugando.
Me entristece
El abandono que hace el Estado con los chicos, el abandono de la educación pública.
Me enoja
La injusticia, principalmente sobre los menores, el desamparo que tienen los chicos haciéndolos culpables de todo.