¡QUIERO EMPRENDER! – Un acompañante que complemente
Es fundamental tener en cuenta ciertas cosas antes de iniciar el camino junto a alguien más. Conocerlo, saber de sus tiempos, motivaciones y compromisos
Escribe Lic. Karina Costabello (*)
Especial para EL DIARIO
La tarea de ser emprendedor y crear una empresa no siempre tiene que ser trabajo para una sola persona. A veces no nos animamos a emprender solos o queremos hacer algo con alguien que puede aportar ideas, dinero, conocimientos o tal vez porque es un amigo o tu pareja con quien creés que podés armar un negocio. Trabajar con un socio adecuado para tu emprendimiento, para tu personalidad y habilidades puede, sin lugar a dudas, marcar la diferencia entre conseguir los objetivos de tu negocio en los plazos marcados o no lograrlo.
Habrá otros factores que influyan en el resultado, pero si decidiste crear tu negocio con otra persona, la elección de un buen socio es vital para comenzar el emprendimiento con unas bases sólidas.
Como en una pareja, una sociedad de negocios empieza con entusiasmo y grandes expectativas y muchas veces puede terminar en peleas y conflictos legales. Por eso es importantísimo conocer todo cuanto sea posible sobre un socio potencial, incluyendo aspectos de su vida familiar que podrían afectar el negocio.
Algunos tips para que tengas en cuenta a la hora de elegir tu socio:
• Buscá un socio que aporte algo diferente que vos. Por ejemplo: si tenés dinero para invertir en el negocio, quizá quieras buscar a un socio que tenga acceso al mercado o buenas conexiones. O si sos tímido, podrías necesitar a alguien extrovertido para hacer networking. Un socio que tenga habilidades y aptitudes complementarias a las tuyas será mucho más enriquecedor para el proyecto.
• Conocé la situación financiera y los compromisos de tu socio antes de iniciar juntos un negocio.
• Sabé qué expectativas de tiempo tiene tu posible socio en el negocio. Quizá no sean las mismas que las tuyas. Preguntate ¿cuántas horas espera tu socio estar presente en el negocio y cómo éstas se ajustan a las tuyas?
• Averiguá qué compromiso y valores tendrá para con la empresa. Tené bien claro que el compromiso de tu socio tiene que ser igual al tuyo. La visión y valores de negocio y los objetivos del mismo deberían ser similares a los tuyos. Una sociedad (especialmente una entre amigos) puede iniciar con diversión y emoción, pero en el corto plazo, los obstáculos del día al día te superan. Si tu socio no está igual de comprometido que vos, el romanticismo del comienzo se perderá y eso puede dañar a tu marca y a vos mismo.
• Conocé bien su vida personal. Si pensás que tu socio potencial podría distraerse del negocio por alguna cuestión familiar o personal, quizá no sea el conveniente.
• Analizá qué haría tu socio potencial si se encuentra en una situación difícil. La mejor forma de descubrirlo es ver qué ha hecho en situaciones pasadas. Por ejemplo, ¿recurriría a sus ahorros o pediría a un banco o a un amigo? ¿Le pagaría tarde a los empleados o nada más no pagaría? ¿Es de evadir impuestos?
• Tené en cuenta que tu posible socio debería preguntarse todo esto mismo de vos. El debería saber sobre tu personalidad, confiabilidad y expectativas como vos querés saber de él.
• Descubrí qué grado de motivación tiene para el proyecto. En la formación de la sociedad deberían quedar claras responsabilidades y derechos. Si su grado de motivación es tan elevado como el tuyo, tendrás más seguridad de que cumplirá con sus responsabilidades.
• Averiguá qué piensa la sociedad de él. Qué reputación tiene. Muchas personas parecen agradables a primera vista, pero quizá esa sea su habilidad. Y una vez que dejás a alguien entrar es difícil sacarlo. Hablá con empleados antiguos o excolegas para descubrir cómo es trabajar con él.
• Tiene que estar dispuesto a que dejen todo por escrito. Recordá que las palabras se las lleva el viento. Es necesario firmar papeles desde el vamos y que todo esté más que claro. Es crucial ponerlo en papel, no sólo qué se espera de cada socio, sino también las consecuencias de no cumplirlo. Por más cariño o amor que se tengan los socios, todo debe quedar asentado.
• También es sano preguntarse uno mismo si es necesario tener un socio. Muchas personas se hacen la idea de que necesitan trabajar con alguien, pero no siempre es lo ideal. A veces lo que necesitás es sólo a alguien que trabaje con vos, pero no necesariamente puede ser un socio. Y si se requieren para la empresa algunos conocimientos o recursos con los que no contás, hoy en día se contratan temporalmente especialistas o podés hacer consultorías en el rubro que necesites.
Si pensamos las largas horas que uno pasa con un socio en una startup son similares a las que uno pasa con una pareja o familia, y definitivamente uno quiere pasar ese tiempo con alguien a quien uno admire y por sobre todo con quien uno tenga un vínculo personal afectivo, además de complementariedad. Por eso hay que ser cautos a la hora de elegir quiénes nos acompañarán en esta aventura de emprender.
(*) Comunicadora social publicitaria del Estudio Moon Comunicación, Marketing y Diseño