La mujer asistió acompañada por el abogado del CEC, Pablo Maccarini. Por la empresa Imperio SA se presentó un apoderado
Ayer se concretó la audiencia en la Delegación villamariense del Ministerio de Trabajo y Empleo de la Provincia entre la trabajadora despedida Paola González y un apoderado de la firma Súper Imperio, propietarios de la cadena de supermercados Top.
González estuvo acompañada por el abogado del gremio del Centro de Empleados de Comercio (CEC), Pablo Maccarini. La entrevista, en la que medió el inspector Nuncio Nicotra, fue bastante breve. Según trascendió, la patronal no dio marcha atrás en la decisión tomada de cesantear a la trabajadora mediante telegrama el 26 de septiembre pasado, precisamente el día del empleado mercantil. Sin revisar esa situación, hizo una oferta indemnizatoria, que sería anterior a la audiencia de la víspera. De todas maneras, fue rechazada por González y su letrado.
De todas maneras, y a pesar de quedar agotada la instancia en esta repartición, las partes podrían volver a verse las caras o hacer escuchar contrapropuestas para llegar a un acuerdo, aunque por fuera de la instancia administrativa convencional.
Dentro de una semana, se estima, podría haber novedades. Si bien las partes no dieron a conocer la cifra, se supo que rondaría los 98 mil pesos, aunque no se conocieron detalles ni condiciones de ese acuerdo.
¿Por ser mamá?
La exempleada de comercio denunció el despido con la aparente hipótesis que el motivo habría sido su maternidad. “¿Despedida por ser mamá?”, titulamos el pasado viernes al dar a conocer el caso. Las respuestas son conclusiones de cada lector o testigo de los padeceres de Paola.
Paola González contó que trabajó siete años en ese comercio. Cuando regresó de su licencia por maternidad, le cambiaron el puesto y la hostigaron durante un año.
El 26 de septiembre, Día del Empleado de Comercio, salió desde Río Cuarto el telegrama de despido dirigido a Paola González, hasta entonces, trabajadora de la sucursal Villa María del Supermercado Top.
La mujer de 32 años, que se desempeñaba en una de las 16 sucursales de la firma en el sur provincial, narró que trabajó en el mismo lugar por algo más de siete años, que le “gustaba mucho” su trabajo porque “tenía una responsabilidad linda, que era el manejo del stock y la preparación de los balances que se hacen cada dos meses”.
Todo cambió en 2015, cuando Paola quedó embarazada. “Seguía todo bien e incluso, hice mi tarea subiendo y bajando escaleras, haciendo el inventario, sin importar lo pesada que estuviera”, recordó. Cuando regresó de la licencia, la cambiaron de puesto, la enviaron de cajera y sostiene que “se notó que había otra actitud del empleador frente a mí. Me hacían sentir menos…”, dijo.
Indicó que aunque trataba de superarlos, “los hostigamientos eran constantes, tal vez con hechos mínimos, que traté de disimular, pero al final ya se convirtieron en maltratos”.
Y, sin embargo, aguantó más y más, “casi un año de hostigamiento” hasta que decidió tomar medidas. En primer término, habló con el encargado, pero no tuvo respuesta. En segundo término, fue al gremio (CEC), donde le explicaron que no había motivos para intervenir. “Le aclaré que no pretendía que le hicieran nada a mi compañero, pero que quedara constancia para que no volviera a pasar”, recordó.
Y resulta que a la semana siguiente, otra vez el maltrato, gritos, porque, según manifestó, había ido al baño a hacer sus necesidades. Y volvió a hablar con el encargado, pero la conclusión de éste fue que el problema era ella, por lo que el superior resolvió cambiar los horarios de González, “lo que significó reorganizar toda mi familia”, dijo.
Además, le adelantaron las vacaciones y al volver se encontró con la misma hostilidad y a una semana de ese regreso le llegó el telegrama en el que, sin causa, le informan que está despedida.