Mile Ghiraudo es la hija de Jorge, un productor tambero de James Craik, quien en la primera inundación de este año – aunque la tercera que sufrieron en el campo- relató las dificultades que tenían como consecuencia del agua que estaba afectando seriamente su explotación agrícola y tambera.
Frente a esta inundación, una de las hijas del matrimonio escribió una carta a sus padres y hermano, reconociendo el trabajo esperanzado que realiza la familia rural, pese a toda adversidad:
“Mis viejos y mi hermano, mi gran familia, pequeña pero unida.
Ahora justamente es donde tengo que darles aliento más que nunca, aplaudirlos porque no se merecen más nada que me sienta orgullosa de ellos.
Manos que trabajan sin parar hace meses entre medio del agua, el barro, entre otras cosas.
Arrancan a las siete de la mañana y se acuestan a las once o doce, una vez que todo esté listo. Ellos (junto a todas las grandes personas que viven en mi campo), hacen el esfuerzo que nadie imagina. Caminan con botas todos los días, en contra del agua rogando que no les entre adentro de la misma, hacen kilómetros con un tractor y un acoplado atrás hasta llegar a tierra firme para ir a comprar comida y lo que se necesite al pueblo más cercano, le dan de comer a los terneros y ven cómo algunos mueren porque son pequeños y les agarra neumonía y no pueden hacer nada, ven cómo las vacas bajan su producción porque no tienen dónde echarse a descansar, realizan dos o tres viajes por día en tractor y con un tanque para llevar la leche hasta el camión, ellos tienen que levantar la cabeza cada día que amanece y seguir adelante. Ellos, los que sufren cada pérdida con estas inundaciones. Los que no saben bajar la cabeza, porque el esfuerzo es muy grande, entonces no es fácil dejar ir lo que costó tanto conseguir. Ellos son mis héroes favoritos y los mejores guerreros. Sus caras tristes y sus piernas cansadas las veo seguido… Siguen de pie porque no son personas débiles, todo lo contrario, son fuertes y la palabra esperanza la llevan tatuada en el corazón”.