El histórico funcionario de Cultura, Normand Argarate, contó la indigna situación que vivió durante dos años y culminó con un despido del cual se enteró a través de terceros: “No me depositaron el sueldo de diciembre y ni Martín Gill ni Sachetto atienden mis intentos de comunicación”
Luego de 14 años trabajando principalmente en el área de Cultura de la Municipalidad de Villa María, el funcionario Normand Argarate fue desvinculado sin notificación oficial.
“Me enteré por terceros que me despidieron. Pero la irritación de mi parte es la manera”, contó Argarate a EL DIARIO, al ser consultado por la situación.
“Esto tiene un antecedente que comienza desde el mismo momento del inicio de la gestión de Martín Gill. Desde un principio, no hubo una directiva clara y especifica del rol que yo debía ocupar en el esquema municipal”, expresó sobre cómo inició el derrotero que culminó con su desvinculación.
Desde 2004, cuando entró a trabajar en la Municipalidad, Argarate fue director Ejecutivo de la Universidad Popular, director de Derechos Humanos, director de Cultura y director del Centro Cultural Comunitario Leonardo Favio.
Pero durante estos últimos dos años fueron pasando “una serie de episodios”, que iban dejando en claro cómo iba a ser la realidad y la constante degradación de la dignidad de un trabajador: “Eran acciones destinadas a generar cierto hartazgo moral. Por ejemplo, hacían reuniones y no me convocaban. O hacían reuniones, uno asistía a ellas y me enteraba después de una espera infructuosa de hora y media que se había suspendido y nadie me había avisado. También presentaba proyectos y solo encontraba respuestas evasivas, dilaciones o no encontraba a los interlocutores válidos”.
“Todo esto fue, a su vez, en el transcurso del tiempo, informado cabalmente al responsable político del área, que es el secretario de Gobierno, Rafael Sachetto. El estaba al tanto de cada una de estas situaciones y de estos episodios, con lo cual de alguna manera me parece que esto ya venía enrareciendo el clima y generando un malestar en el lugar que uno supuestamente debía ocupar dentro del equipo. La situación creo que buscaba producir cierto hartazgo e indignidad”.
A la vez, el también escritor señaló que su situación no es un hecho aislado: “Muchos compañeros están en la misma. No los voy a exponer, pero muchos en Villa María lo saben. Muchos compañeros están, como se dice, en el ‘freezer’”.
“En algunos blogs periodísticos, cuentan que hay un listado de “ñoquis” circulando por WhatsApp, pero eso es una verdadera canallada. Canallada que sale desde el interior del propio municipio. Es una injusticia para muchos compañeros que han demostrado un compromiso a lo largo de los años con la tarea asignada”, agregó.
“Hay falta de conducción política”
Argarate reconoce que no es una persona que “por una cuestión de conveniencia vaya a callarse”: “Al propio Sachetto le expresé en reiteradas oportunidades que veía, como una de las grandes falencias, la falta de conducción política, cosa que le molestó y lo incomodó bastante”.
Al ser consultado por este medio sobre si refería a falta de conducción de los funcionarios o del propio intendente Martín Gill, Argarate enfatizó: “A todo el municipio”.
“De hecho, desde el momento que asumí, nunca pude tener una conversación directa con el propio intendente. Ante algunos mensajes que le envié, nunca se me respondió”, destacó.
“La situación era un desconcierto. Uno pensaba que este proyecto político venía a consolidar lo hecho, incluso a superarlo. Frente a la situación de desconcierto uno queda sin saber a dónde salir. No tenía previsto una plan B, soporté esta situación porque, siendo honesto, no tenía otra alternativa laboral”, agregó.
Sin embargo transcurrió el tiempo y se llegó a un punto en el que el escenario se volvió intolerable: “Durante las elecciones pasadas empeoró, se vio que hubo mucha indisciplina partidaria que creo que es el resultado de esa falta de conducción”.
“A finales de diciembre del año pasado (2017), me habló Sachetto pidiéndome directamente la renuncia. Yo le dije que no, porque renunciar sería avalar lo que de alguna manera consideraba no era mi responsabilidad. Le manifesté clara y expresamente que si ellos consideraban que yo no aportaba lo suficiente y yo era una persona inidónea para ocupar ese lugar, que me despidieran”, contó sobre el punto de inflexión en la relación que lo unía con el municipio y el Gobierno actual.
“Ahí se cortó la comunicación y no hubo respuesta definitiva. No tuve ningún tipo de notificación oficial, pero cuando voy a cobrar el sueldo de diciembre, los primeros días de enero, me encuentro con que en mi cuenta no se había depositado el sueldo”, detalló sobre el inicio de una incertidumbre que pudo subsanar recién el viernes.
“Empecé a averiguar, consulté con los asesores legales y no había información. Hablé con el doctor Rodríguez que no supo informarme de lo que ocurría. En el día de ayer (por el viernes), el jefe de Gabinete Héctor Muñoz le confirmó a unos compañeros míos que efectivamente yo había sido despedido. Previamente, cuando yo me encuentro con la cuenta sueldo vacía, trato de contactarme en reiteradas oportunidades por teléfono con Sachetto, pero nunca me contestó el teléfono. Le escribí también al intendente un mensaje y nunca me respondió”, describió sobre cómo se enteró por terceros de su desvinculación.
Enterado extraoficialmente de su despido, Argarate hizo su descargo en redes sociales, logrando múltiples muestras de solidaridad y afecto: “Fue para hacer catarsis por lo que considero una falta de respeto. Después de tantos años, merecía mínimamente una respuesta. Quisiera agradecer las innumerables muestras de cariño de compañeros, amigos y gente con la que uno ha tratado a lo largo de los años. Para mí ha sido reparador y muy satisfactorio. Uno lucha con sus propias emociones y trata de no quedar intoxicado con estas miserias”.
Silencio absoluto
“Hasta el día de hoy no tengo notificación de nada. Yo no tenía rol asignado, no tenía oficina ni ningún espacio físico dónde reportarme, nunca me dieron un lugar. Utilizaba la Biblioteca Municipal como oficina porque no tenía lugar. Considero que esto es un cobarde silencio por parte de las máximas autoridades que deberían haberme respondido en función de la historia. Me parece que lo que se olvida el intendente y muchos funcionarios, es que si están ocupando ese lugar, fue por el trabajo de muchos compañeros que realmente los pusieron ahí. Esa falta de reconocimiento y respeto resulta intolerable. Mi despido tiene que ser a través de un decreto, pero nadie sabe ni dice oficialmente si se ha firmado o no”, finalizó.