Inicio Suplementos El Diario Cultura La familia de un criminal nazi que vivió en Villa María

La familia de un criminal nazi que vivió en Villa María

0
La familia de un criminal nazi que vivió en Villa María

Semanas atrás publicamos datos acerca de un criminal nazi que vivió en Villa María, Ludolf von Alvensleben, quien al final de la Segunda Guerra Mundial fue capturado y enviado el campo de prisioneros Neuengamme, en Hamburgo. De allí en 1946 escapó y en 1949 logró viajar hacia Argentina. Primero residió en Buenos Aires, después se trasladó a la zona de Villa María. Luego pasó por Villa General Belgrano y fue a instalarse en Santa Rosa de Calamuchita, donde logró una importante inserción social, hasta el punto de ejercer como concejal de la localidad

Escribe: Jesús Chirino (Nota Nº 501)

Acusado de 30 mil asesinatos

En el libro “América Nazi”, de Jorge Camarasa y Carlos Basso Pietro, se dice que al entrar a nuestro país el general de las SS Ludolf von Alvensleben estaba acusado por la muerte de más de cinco mil judíos en los campos polacos de Resvin y Karolewo. Fue uno de los criminales nazis de más alta jerarquía que ingresaron a nuestro país. Llegó a ser jefe del Estado Mayor de Himmler y su último cargo, antes de que Alemania perdiera la guerra, fue el de comandante mayor de prisioneros de guerra.

En el documental “De regreso a la patria con Bubi”, del realizador polaco Stanislaw Mucha, se dice que este nazi, apodado Bubi por sus cercanos, fue responsable de 30 mil asesinatos. Para cuando murió, en abril de 1970, era prófugo de la Justicia polaca, que ya lo había condenado por 4.247 asesinatos en Crimea durante el invierno de 1939.  

Sin muchos registros

A partir del 27 de noviembre de 1952, el barón Ludolf Hermann von Alvensleben pasó a tener otro nombre. El Gobierno de Juan Domingo Perón le concedió la ciudadanía argentina como Carlos Lücke. Acerca de la estadía del criminal en Villa María casi no existen datos publicados, incluso en mucho del material escrito acerca de este criminal no se referencia el paso del mismo por estas tierras. Por ejemplo, en el libro “The nazi, the painter and the forgotten story of the SS road”, de G. H. Bennett, editado en 2012 en Londres, se dice que “vivió en Buenos Aires hasta 1956, cuando, sintiendo que se podrían hacer intentos para llevarlo ante la Justicia, partió hacia regiones más remotas de la Argentina, donde pudo evadir los intentos del Gobierno de Alemania Occidental de asegurar su extradición en 1963”.

Pero las cosas no fueron así. Publicamos que vivió en Villa María y ahora tenemos el testimonio de un vecino de Villa Nueva que lo conoció y compartió con la familia de Ludolf Hermann von Alvensleben. Se trata de Juan Carlos Negro, hombre nacido en la localidad de La Playosa y que durante su niñez, por la actividad laboral de su padre, vivió en diferentes campos de la región.

 

Escuela rural 20 de Junio

Negro dice recordar muy bien a esta familia que llegó de tierras tan lejanas. Dice: “Nosotros vivíamos en un campo de Yucat, propiedad de los curas. Está cerca de un arroyo, que desembocaba en la laguna Las Conchas. Ibamos a una escuelita que había en una fábrica de queso, los Pioners”. Le preguntamos de qué época nos habla y nos sitúa en “el año 51 o 52, ahí yo iba a la escuela con Busso y Constantino”, dos de los hijos del criminal nazi con su esposa Melitta von Guaita.

Negro continúa su relato diciendo: “Eramos amigos con los chicos, iban a nuestra casa y nosotros a la de ellos…”. Recuerda una anécdota: “Resulta que una vez estábamos jugando con los chicos y apareció la alemana -se refiere a Erika, hija del matrimonio- y nos dijo ‘hola, ¿cómo les va?’, me asusté de verla tan grandota, tan rubia; entonces habré tenido 9 o 10 años, era el 51 o 52”.

No siempre sabemos por qué algunas circunstancias quedan guardadas en la memoria. Lo mismo le pasa a Negro, que cuenta con detalles esta anécdota, luego dice que los chicos eran muy rubios, que hablaban con dificultad nuestra lengua y que solían ir en sulky a la escuelita que por entonces funcionaba en una casa de familia que le prestaban. “Creo que la casa era de los Miraglio”. La maestra era la “señorita Dolly Camogli”. Con el tiempo, la escuelita rural tuvo su propio edificio en el lugar y se denominó 20 de Junio.

 

Un campo pegado a la ciudad

También cuenta que esa mujer que apareció en medio del juego de los niños, Erika, era la hija del nazi que tuvo amores con el capataz del campo donde vivía la familia von Alvensleben. Recuerda que “tuvo familia con el morocho que trabajaba con ellos. Era el capataz”. En el momento en que lo entrevistamos no recordaba el nombre del hombre que enamoró a Erika, luego averiguó entre gente de su edad y llamó para confirmarnos que aquel hombre se apellidaba Luna: “Era un hombre pintón, bien morocho, quizás con rasgos tipo árabes. Bien plantado el morocho”.

En relación al campo en el cual vivió este nazi, nos sitúa claramente diciéndonos que está a un par de leguas del conocido Boliche de La Legua sobre la ruta nacional 9, que actualmente es una tapera. “Si sale de la ciudad para Tío Pujio, en el boliche gira para la izquierda, se va para el lado de la laguna. A la izquierda está el campo donde vivían ellos. Estaba de socio con el doctor Avila Fernández”. Por lo que detalladamente describe Negro, esa familia residió en un campo “pegado” a nuestra ciudad de Villa María.    

La familia Negro se fue del campo cercano al de von Alvensleben y Avila Fernández. El trabajo los llevó a otra zona rural, pero recuerda haberlo visto una vez en el colectivo Coata: “Iba sentado delante mío y se bajó cerca de la casa de su socio. No lo vi más, era el 52 o 53”.

Según Negro, el nazi contaba su fuga del campo de prisioneros. Supuestamente habría escapado dentro del tanque de un camión atmosférico. Se trata de una versión discutida, pero que le permitía presentarse como un hombre con cierto arrojo. Lo que nunca contó fue su pasado criminal y los horrores de los campos de concentración. Negro dice no haber tenido idea de que se trataba de un criminal, más bien lo recordaba como un hombre correcto. Hasta que un día escuchó por radio a Rony Vargas hablar sobre el nazi que había buscado uranio en las sierras cordobesas. Allí se dio cuenta de que el padre de sus compañeros en la escuelita rural era un criminal.

Hace un par de semanas leyó en EL DIARIO la historia del nazi que vivió en Villa María y el pedido de testimonio a quien lo hubiera conocido. Eso lo decidió a hablar del mismo. Quizás alguien más ayude a reconstruir esta historia.