Estamos transitando el Año Internacional de la Luz, por lo que no nos parece ajeno ni descabellado tomarnos un tiempo y un espacio para reflexionar sobre la importancia que tiene la iluminación de los espacios arquitectónicos y cómo incide ésta en la cotidianeidad de quienes los habitan.
La Unesco proclamó por primera vez el 20 de diciembre de 2013, al año 2015 como el Año Internacional de la Luz y el objetivo será crear conciencia del impacto que organizaciones relacionadas a la iluminación pueden tener hacia una arquitectura más creativa y sostenible. Cada año, la iluminación es más importante por cuestiones de ahorro en energía. En general, la iluminación contribuye el 30% de consumo de energía total en un edificio y varios avances en la tecnología de la luz permiten al diseñador, tener más creatividad, pero también abren camino hacia la sustentabilidad en la arquitectura, señala la doctora Daniela Bertuccelli.
Le Corbusier
Charles Edouard Jeanneret-Gris, más conocido como Le Corbusier fue un arquitecto y teórico de la arquitectura, ingeniero, diseñador y pintor suizo nacionalizado francés. Es considerado uno de los más claros exponentes de la arquitectura moderna y uno de los arquitectos más influyentes del Siglo XX.
Fue uno de los primeros racionalistas y funcionalistas de la época, le dio recibimiento al uso de la luz del sol, el sol mediterráneo para ser específicos. “Siento que me he convertido en un hombre del Mediterráneo, el rey de las formas que juegan con la luz”- Le Corbusier.
Le Corbusier, en sus tres edificios sagrados, manipula magistralmente la orientación, las aberturas y las texturas para crear una arquitectura cinética con la luz natural. Su Capilla de Peregrinación en Ronchamp, el Convento de La Tourette y la Iglesia Parroquial de Saint-Pierre, en Firminy, revelan enfoques distintos e individuales que crean espacios contemplativos a través del uso de la luz.
Las técnicas de luz de Le Corbusier emergen como un lenguaje multifacético para consagrar sus edificios sagrados. Sus capas dinámicas de luz transcienden los volúmenes estáticos de la construcción, un ciclo cósmico que cambia con el correr del día, del año y con un cielo claro o nublado. Sus elementos estructurales van desde pequeñas aberturas a grandes tubos, pero incluso pequeñas, las intervenciones son usadas para generar notables patrones de luz que reflejan el poder cósmico. Le Corbusier expresó su conciencia de poder cósmico de luz en su síntesis personal a través del «Poema del ángulo recto» (Le poème de l’angle droit, de 1955, traducido al Inglés por Henry Plummer).
La luz ha sido asociada a divinidades y santidades en muchas religiones. En el cristianismo, la Biblia habla de Dios, que «es la luz» o Cristo como «la luz del mundo». Incluso si la luz divina y la luz visible no son la misma cosa, la luz visible se muestra como la más similar a lo celestial, sumándose, así mismo, a los dos mundos. Cada nueva era crea un lenguaje propio de la luz: el brillo del ábside del romanticismo, el brillo dorado de los mosaicos bizantinos o las paredes luminosas de los vitrales góticos. Como artista y arquitecto, Le Corbusier expresa una sensibilidad excepcional para la integración de los colores de la luz en sus edificios sagrados. Su posición como un agnóstico declarado parece muy ambivalente cuando se combina con su deseo de abrir el alma para el reino de la poesía.
Estudiar los edificios sagrados de Le Corbusier por más de cuatro décadas llevó a Henry Plummer (autor del libro “La Arquitectura de la Luz Natural”), a una profunda fascinación por el poder transformador de la luz: «En vez de servir como un instrumento de persuasión religiosa, como generalmente se solía hacer en el pasado, la luz se convirtió en una fuerza silenciosa para visualmente eludir y evadir, erosionar y eclipsar el orden de la Iglesia. La luz corroe y debilita la disciplina institucional, al mismo tiempo que ejerce sus poderes propios para llamar la atención al cielo y sus maravillas – Le Corbusier utilizaba la luz para consagrar el Universo natural».
Es la luz- indirecta, reflejada o filtrada- y la sombra, lo que afecta el estado de ánimo de los que viven en un lugar, llevándolos a reflexionar y volver a crear los más puros sentimientos del espíritu.
Fuente: Unicen (Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires)