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“La instancia creativa en la academia es crucial”

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“La instancia creativa en la academia es crucial”
Alumnos, profesores, colaboradores e invitados especiales, al cierre de la capacitación

La coordinadora del taller, Beatriz Vottero, habló de la importancia de la creación ficcional en el ámbito universitario

 

Alumnos, profesores, colaboradores e invitados especiales, al cierre de la capacitación
Alumnos, profesores, colaboradores e invitados especiales, al cierre de la capacitación

«Cuando un lector se transforma en escritor, nace un nuevo lector. Y uno empieza a leer para aprender a escribir». Con esta frase del narrador argentino Ricardo Piglia, la profesora Beatriz Vottero sintetiza no sólo una fascinante metamorfosis intelectual, sino el espíritu mismo del taller que coordina, ese que si bien “no intenta sacar escritores, al menos estimula la creación y la toma de consciencia de la composición literaria”. Y tras esta experiencia interior, uno ha dejado de ser para siempre un “lector ingenuo”.

En diálogo con este medio, la coordinadora del Profesorado describe al taller como “un espacio anual donde trabajamos fuertemente la reflexión sobre las propias prácticas de lectura y escritura; todo en el marco de teorías que proponen al lector no como un ser pasivo, sino como un sujeto que construye sentido sobre y a partir del texto de otro”.

Respecto a la elección de las lecturas, Vottero explica que “trabajamos con textos de diversa índole, en particular el ensayo, que es uno de los géneros académicos que más importancia tiene en una carrera universitaria. Pero este año le dimos un espacio central al cuento fantástico”.

 

Bajo el signo de Cortázar

-¿Por qué específicamente fantástico y no realista?

-Porque la narrativa de ficción tiene un lugar de privilegio en la literatura. Te permite trabajar varios ítems, como las condiciones de verosimilitud y el punto de vista del narrador y de los personajes. Dentro de la narrativa, además, hemos orientando nuestro trabajo y lecturas hacia una línea particular, tomando como referencia a Julio Cortázar.

-¿Te referís a su concepción del cuento?

-Sí, y no sólo porque desde la cátedra amamos a Cortázar, sino también porque él desarrolla un marco teórico dando lugar a los roces con otros géneros, condiciones esenciales para que se concrete un buen relato de ficción. Cortázar, además, define lo fantástico como “un efecto del relato”, algo que surge de la condición de narrar hechos cotidianos que cualquiera de nosotros puede haber vivido. Se trata de plasmar esos instantes en que se borran los límites entre lo racionalmente explicable y la momentánea extrañeza. Y eso nos interesaba muchísimo.

-A juzgar por los invitados al cierre del taller, Carina Sedevich y Facundo Seppey, han incursionado también en el género poético.

-Sí. Al final del año decidimos trabajar la poesía de modo ecléctico con la intención de ofrecer a los alumnos un amplio «menú» de lecturas. Estudiamos el verso popular para analizar los aspectos rítmicos, fonológicos y de tono. La presencia de alumnos de Música en el taller fue un aliciente para bucear en estos conceptos propios del lenguaje poético. En este sentido, los invitados compartieron la palabra y la música en un espacio donde los chicos del taller también leyeron y cantaron. Tanto Carina como Facundo hablaron de sus procesos de creación con sencillez y casi en tono confidencial, lo que resultó de un valor enorme para nuestros alumnos.

 

Escribir desde la universidad

-¿Cuál es la importancia de la instancia creativa en una carrera netamente académica?

-Tiene una importancia crucial. Primero porque no concibo estos espacios como meros “talleres compensatorios», sino que les asigno un valor en sí; no sólo como ámbitos de inmersión en la lectura, sino como experiencia humana y literaria en su sentido más profundo. En la universidad no buscamos formar escritores, sino profesores, pero sostenemos que quien no ha experimentado, como dice María Teresa Andruetto, “esa pelea con las palabras”, difícilmente pueda enseñar un día a leer y escribir en el aula.

-¿Y no se estimula esa “pelea” desde las cátedras?

-En la universidad se lee mucho como actividad de estudio, lo que es natural. Sin embargo, las propuestas de escritura normalmente no hacen otra cosa que el alumno reproduza lo leído para que los profesores puedan evaluarlos. En cambio, la escritura que trabajamos en nuestro taller sigue un circuito diferente. Es una propuesta orientada a promover la reflexión sobre los efectos de leer y de ser leído. Y por eso los alumnos también se leen entre sí. La producción de este año se puede consultar en el blog del taller (tallerdelecturaunvm.blogspot.com.ar/).

-¿La producción escrita estimula, además, el estudios crítico de la literatura?

-¡Claro! Tengo la convicción de que la formación de profesores en Letras, ya sea en la universidad como en el nivel terciario, tiene que habilitar espacios para la lectura y la escritura como experiencias singulares. Quien atraviesa la experiencia de leer y escribir excediendo los límites de la gramática es quien luego más sabe y aprende gramática. Y quien se anima a explorar el lenguaje poético o ficcional es quien luego puede enseñar la técnica porque la ha vivido en carne propia. Y esto va más allá de la «calidad» de lo que logre escribir.

 

Iván Wielikosielek – Especial UNVM