Escribe Nancy Musa DE NUESTRA REDACCION
Nació en Deán Funes el 9 de agosto de 1955. Abogada, especialista en Derecho de Menores, título obtenido en la Universidad del Litoral. Casada, un hijo y una hija del corazón. Empezó la militancia en la década del 80 en la Unión Cívica Radical. En 1983 y hasta 1987 fue concejal del radicalismo, integró el comité provincia de su partido en la época de Chiche Grosso. En mayo de 1994 fue designada jueza de Menores, cargo que ocupó hasta 2015. Hoy es jubilada y militante de su partido
“El juez trabaja muy solo, es muy difícil.” La frase dio vueltas un rato en el universo imaginario de una charla que duró casi tres horas. Y entre preguntas y respuestas fueron desfilando recuerdos y pensamientos de una mujer nacida en una cuna radical, con fuertes personalidades de padres y abuelas. Una cuna que fue moldeando la personalidad firme, combativa, republicana y convencida de que la Justicia debe tomar el toro por las astas y cumplir el rol que la Constitución le asignó.
Cecilia Fernández no tiene rodeos a la hora de expresar sus opiniones, es directa, prudente en ciertos temas y colmada de esperanzas y sueños. Nunca tuvo miedo de decir lo que sentía, su coraje es parte de su balance de vida, una trayectoria que la llevó a transitar por caminos muy complicados, de esos que se definen al andar. Como decía Machado, “se hace camino al andar y al volver la vista atrás, se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar”.
-Usted que ha amado a la justicia y que ha dedicado parte de su vida a ese ámbito, ¿qué siente hoy frente a lo que se está viviendo?
-Realmente una gran desilusión, una mirada que me entristece en cuanto al actuar de algunos magistrados y funcionarios, desde la Corte hacia abajo. En el ámbito nacional, esto de que a partir del cambio de Gobierno se movilicen los jueces a destapar expedientes, que la gente supongo debe estar contenta de que se estén investigando las cosas que las sabíamos por las investigaciones que hacían algunos legisladores, periodistas, pero morían en la Justicia.
Eso me da mucha vergüenza, me genera una sensación de inestabilidad social porque la Justicia es la pata fundamental de la República. Y ver que se pone en movimiento cuando hay un cambio político, la verdad que es desagradable, muy llamativo.
Digo a nivel nacional porque ahora están investigando a todos, los jueces han empezado a encontrar la pata del gato, empezamos a analizar desde otro lugar la muerte de Nisman. Empezamos a ver cuántos funcionarios actuaron de manera deshonesta y se quedaron con los dineros del pueblo, pero esto no es nuevo, viene pasando hace un montón de años. Y vemos que Menem sigue siendo senador y es como que no pasara nada. Y la gente común tiene otro trato ante la Justicia.
-Frente a esto, muchas personas se preguntan: “y lo qué está pasando hoy, ¿lo vamos a saber dentro de muchos años?”
-Probablemente no. Porque creo que en este momento están tratando de quedar socialmente bien vistos los jueces. Creo que lo vamos a saber en corto plazo.
-¿Usted piensa que entramos en un proceso en que también se va a investigar a funcionarios actuales?
-No lo sé, no lo puedo asegurar, pero espero que así sea. No lo puedo asegurar porque si no investigaron a los que estuvieron los últimos años, no tengo garantías que estos mismos jueces y estos mismos fiscales vayan a investigar a los que se encuentran hoy en función de gobierno. Sería importantísimo que sí lo hicieran.
-¿Por qué cree que la Justicia, pata fundamental de la República, ha estado sometida al poder político?
-Porque la Justicia tiene determinados vicios en cuanto a la designación de sus funcionarios y magistrados. Antes no existían los Consejos de la Magistratura y después, aun con su existencia a nivel nacional o provincial, también se fueron desvirtuando los concursos a los que se llamaba.
Y muchos de los que detentan cargos, ya sea como jueces o en el Ministerio Público Fiscal, tienen una deuda con quienes los han designado. Le deben algo y ese algo se refleja en esto de que no investigo, lo dejo paralizado, en que prescriben las causas, en lo que pasó con Gils Carbó, que designaba a fiscales y los movía como marionetas, de una lugar a otro, según su conveniencia.
-¿Y a nivel provincial?
-Lo mismo pasa en la Justicia de Córdoba. Muy reciente es el caso del fiscal Anticorrupción al que le dio el acuerdo solo una parte de la Legislatura de la provincia, la parte que corresponde al oficialismo, y no los otros bloques. Y terminamos teniendo un fiscal Anticorrupción que pasó a ser juez de Control no habiendo investigado nunca lo que se solicitó ni las denuncias que se presentaron, y esto tiene la anuencia de la cabeza del Poder Judicial.
Y voy a decir algo que he dicho en reiteradas oportunidades: salvo en marcadas excepciones, no recuerdo que haya habido en la provincia de Córdoba un Tribunal Superior de tan bajo nivel intelectual y de tanta concentración y dependencia con el poder político. Realmente no tengo memoria de esto.
-¿Usted tuvo presiones durante el ejercicio de su cargo?
-No, no fui presionada. Primero, nunca me hubiera dejado presionar y, después, yo encontré como modo de defender mis principios el ser veraz ante la sociedad a la que me debo y decirle qué es lo estaba pasando. Yo hubiera sido incapaz de mentirle, de decir está todo bien, contamos con todas las cosas, vos me habrás escuchado más de una vez quejarme, protestar, pedirles que cumplimentaran algunas cuestiones.
En un momento, pedíamos que hubiera una Cámara de Menores porque los menores son los más desprotegidos en el marco de la ley. Porque son investigados por un juez, se instruye la causa, se declara responsabilidad y por último se los condena. Y todo lo hace el mismo juez.
Entonces, ese chico no tiene ninguna garantía. Y con todas las otras falencias porque no hay lugares para tratamiento, no hay lugares para la asistencia en este momento tan problemático de las drogas y todas las otras falencias porque los chicos están cada vez más al margen de la ley a temprana edad.
Creo que por eso no me presionaron, porque nunca tuve miedo de que me hicieran un jury o de que me echaran, yo sé ganarme la vida.
-Hay un sector de la sociedad que quiere que baje la edad de imputabilidad, ¿cuál es su opinión?
-Creo que no es bueno bajar la edad de imputabilidad. Lo primero que debemos tener es un análisis de dos cuestiones: cómo contener a ese chico que ha cometido un delito en el marco de la familia y de la sociedad en la que vive y, por otra parte, hacer una evaluación del tipo de delito. En base a eso, determinar para los delitos graves sí, a lo mejor, una imputabilidad con anterioridad. No es lo mismo un homicidio que un hurto simple. Y hoy vos sabés que los chicos manejan más armas o la misma cantidad de armas que manejan los mayores. Otra gran incógnita que tenemos.
-¿Por qué se llega a esta situación?
-Porque se han perdido valores, se han tergiversados los valores más importantes, que son la educación, la contención de la familia, es muy triste pensar que alguien nace, se cría, tiene hijos, nietos no habiendo ido a la escuela, no habiendo trabajado nunca, dependiendo de programas sociales, que muchas veces son necesarios, pero tienen que ser temporales y a los fines de garantizar el encuentro de trabajo a la persona desocupada.
Pero esto se ha prolongado en el tiempo y hay chicos que han visto a los abuelos y los padres de estos chicos han visto a sus padres que nunca trabajaron, que tienen hecho el circuito con lo que le da la municipalidad, el partido político, el hospital, tienen hecho un recorrido. En el Juzgado de Menores teníamos personajes comunes en estos ámbitos.
-¿El no poder dar soluciones a ciertas situaciones fue uno de los motivos que la llevó a irse, a decir hasta que llegué?
-Llegó un momento en que estaba tan angustiada, tan estresada, que terminé mal. Terminé con carpeta psiquiátrica, tenía angustia permanente, la violencia familiar me desbordó, la violencia de género me desbordó. Me desbordó a mí y a un montón de gente porque no es concesible que un tribunal maneje la cantidad de causa que manejábamos. Prácticamente, nosotros pasamos a tener competencia múltiple y lo que más nos absorbía era la violencia familiar. Se fue desvirtuando.
Además, es terrible la falta de contención que hay para quienes trabajan en esto. Yo tuve la suerte de haber entendido que necesitaba asistencia psicológica y psiquiátrica en muchas de las cuestiones porque son muy duras de abordar. Pero los empleados jamás han tenido una protección del Poder Judicial, hay que tener en cuenta que estamos frente a frente con la víctima y también con el victimario.
Se han suscitado situaciones de violencia en barandilla, en despachos, maltrato a la gente que estaba atendiendo, es un tema delicado al que el Poder Judicial no le da la importancia que tiene.
Y uno llega a la conclusión que se va poniendo viejo y cada vez lo afectan más y lo rebelan más estas cosas, entonces fue una de las causas que me llevaron a irme de la Justicia, pero no a dejar de trabajar en esto.
-¿Volvió a participar partidariamente en un momento complicado de la UCR porque está como aliado y no como protagonista?
-Sí, muy complicado. Creo que hay un protagonista principal que es el presidente de la Nación, con su gabinete, su estructura, que está bien que la organice porque es el presidente, pero creo que el radicalismo sirvió de columna vertebral para esto. Si no hubiera sido por el aporte que hizo la Unión Cívica Radical, no sé cómo se hubiera desarrollado todo.
Creo que los radicales hemos tenido un pensamiento mayoritario en cuanto a que era necesario salvar a la república. Que era importante modificar muchas cosas y vos ves que hay dirigentes que tienen un rol importantísimo, como es el caso de Mario Negri, y que sigue teniendo un discurso cuya identidad se refleja en lo que ha sido siempre la identidad de la UCR, la defensa de los principios, de los derechos, y, bueno, se ha aportado el apoyo y las críticas, que es importante. Pero es difícil y a mí me resulta difícil después de haber estado más de 20 años fuera del partido, fuera de la militancia, es como que salí de la Justicia y me encontré con un mundo totalmente distinto al que yo había dejado.
-Usted dijo que había que salvar la República, ¿a dos años de este gobierno, hay algún movimiento que vislumbre que vamos a eso?
-Creo que sí, despacito se van normalizando algunas cosas. Se va normalizando la vida del parlamento, espero que se vaya acomodando la Justicia, creo que habrá jueces que tienen que pasar el jury, el hecho de que se vaya Gils Carbó es importante, cuánto río pasó bajo el puente en el caso Nisman, hablando de su vida privada, yo no lo conocía, pero es llamativo que ante una situación que se iba a develar una denuncia del tenor de la que iba a presentar él y que desapareciera de escena. ¿Se suicidó, lo mataron? Estos manejos no deben existir.
-Salvando las distancias con Nisman, hoy tuvimos un caso en que se usaron prácticas similares de descalificación, como es el de Santiago Maldonado. Hablar mal de él, decir que no estaba en el lugar, luego apareció muerto, ¿es parte responsabilidad de la Justicia también?
-Creo que la responsabilidad de la Justicia es investigar, informarnos y llegar a la conclusión de qué es lo que pasó con este chico. Si fue Gendarmería, tendrá que responder por lo que corresponde, si no fue gendarmería y se trata de otro tipo de situación violenta, habrá que ver. Creo que se politizó mucho, me da mucha pena que un joven haya desaparecido y aparecido muerto. Espero que se esclarezca.
-Usted dijo que cuando volvió al partido era un mundo distinto. ¿Cómo era el mundo cuando empezó la militancia?
-Tengo los recuerdos más hermosos de mi vida. Vos no te olvidés de que yo me crié con una familia preocupada por la política, en mi casa siempre se habló de política, de democracia, en mi casa siempre se habló de justicia.
Cuando empecé a militar, ya no estaba mi papá, murió en el año 79, pero sí estaba mi mamá. Y mi mamá era un baluarte, ella participaba en la asamblea por los derechos humanos, me acompañaba en las cuestiones partidarias, a parte de la campaña la hice embarazada.
Tenía otra mística, tenía otra impronta, otro compromiso social. En ese momento estaba Raúl Alfonsín, que nos deslumbraba, que nos había devuelto la Constitución, nos había devuelto los principios, había luchado desde el vamos por los derechos humanos.
Yo me acuerdo de que mi papá recibía una revistita de circulación restringida donde aparecían las notas que presentaban los que integraban los organismos de derechos humanos en plena época del proceso militar. Estábamos con una fuerza, con una necesidad de recuperar los años perdidos, de recuperar la democracia, yo no me acuerdo de haber vivido antes en democracia.
-Desde chiquita usted escuchó hablar de política…
-Toda mi vida. Mi bisabuelo fue secretario del comité capital en la época de Alem. Tengo colgadito en mi casa un retrato firmado por Hipólito Yrigoyen. En mi casa fuimos toda la vida radicales. Para mí el radicalismo siempre fue sinónimo de democracia, honestidad, de respeto a las instituciones, a la justicia. Para mí era lo casi perfecto.
-¿Y desde niña se interesó por la política o era algo que escuchaba de paso?
-En mi casa se hablaba de política en la mesa, en mi casa se juntaban los amigos de mi padre, mi abuela me contaba anécdotas. Cuando había votaciones en Tulumba, mi abuelo juntaba a todos en el campo, era el único auto que había, y los llevaba a votar al pueblo. Mataban una vaquillona, hacían empanadas y los llevaban a votar.
-En lugar de cuentos de hadas escuchaba cuentos de política
-(Risas) También había cuentos de hadas. Mi mamá nos leía cuentos a la noche, a mi hermana y a mí. Hubo siempre mucha relación familiar, mi papá cuando salíamos, al llegar a casa, se sentaba con un ‘whiskicito’ y nos reuníamos en el estudio y nos decía “les voy a leer lo que dijo Alberdi” (risas). Tenemos una historia de militancia.
-Hábleme de la personalidad de sus padres
-Mi papá, Carlos Raúl, tenía una personalidad muy fuerte. Era un hombre brillante como abogado penalista, muy buen orador, carismático, que participaba de todo. Fue presidente del Club River, fue presidente del Colegio de Abogados, fue candidato a senador y perdieron las elecciones en la época de don Arturo Illia. Era muy afectuoso con nosotras, hasta sobreprotector con sus hijas mujeres, como buen árabe (risas).
Y mi mamá, era diez años menor que él, una mujer brillante, que había leído mucho y lo ayudaba a mi papá en su trabajo profesional, a buscar las cuestiones de jurisprudencia. En la época en que mi papá ejercía la profesión se hacían escritos con citas doctrinarias y también literarias. Yo me acuerdo de que había escrito uno con una cita de Edgar Allan Poe.
Esto era un poco el cotidiano vivir de mis padres y mi mamá, una compañera que siempre estuvo a su lado. Tengo muchos recuerdos lindos de mis padres, cuando nos fuimos a estudiar a Córdoba él tenía una visión adelantada de las cosas, me regaló dos libros importantes, los dos trataban de la problemática de la droga. Los caminos de Katmandú y Flash.
-¿Usted qué carácter tenía cuando era chica?
-Mi carácter era muy parecido al de mi papá. Yo era bastante contestataria, de enojarme y pasárseme enseguida el enojo, era muy alegre, maternal, porque la cuidaba a mi hermana a quien le llevo un año y dos meses y la sigo cuidando, para mí sigue siendo ‘la Marinita ‘(sonríe). Siempre hemos sido muy unidas. Y nos enseñaron a compartir todo, mi papá nos compraba un saco y era para las dos.
-¿Desde pequeña tuvo la idea de ser abogada?
-Las dos somos abogadas. Creo que elegí esa profesión porque nos enseñaron a amarla, pero nadie nos dijo que estudiáramos Abogacía. Es una carrera que te permite una amplia visión de la vida y podés hacer de todo, podés ser docente, estar en la Justicia, en el Legislativo y para transmitir conceptos que los abogados tienen claramente estudiados en lo que se refiere a los derechos y a las responsabilidades.
-¿Cómo llegó a ser concejala?
-Fui concejala por la Juventud Radical, lo resolvimos con una votación, mis correligionarios de la juventud me eligieron para integrar la lista. Hubo una interna, yo estaba del otro lado de Cabezas, entré por la minoría. Yo estaba con Reguera, ahí estaba Nito Botta, José Redondo. Y a esa interna la gana Horacio y por la minoría entramos Redondo, Roland Lombardi y yo. Fue una experiencia maravillosa.
-El primer Concejo después de la dictadura…
-Sí, y un Concejo muy lindo, en nuestro bloque había dos mujeres y en el justicialista una mujer, Nelda Carignano de Orsi, a quien recuerdo con un afecto muy especial.
-¿Qué es lo más importante que le dejó esa experiencia?
-Lo más importante fue el poder ordenar porque empezamos de la nada, había ordenanzas del último Gobierno constitucional, decretos de los gobiernos de facto y trabajamos muchísimo. Aprendí mucho, me convocó las compras comunitarias, el trabajar en los barrios, el dar y recibir que teníamos con la gente.
-¿Situaciones críticas hubo varias?
-Sí, varias. Tuvimos la primera inundación al poco tiempo de que asumimos. Después tuvimos otras crisis, el presupuesto, defender el presupuesto que bajó Horacio Cabezas.
-¿Había debate profundo?
-Sí, debatíamos mucho, acordábamos mucho porque teníamos el mismo norte con los compañeros peronistas. Fue muy bueno.
Uno de los conflictos grandes que tuvimos fue la privatización del Matadero, me acuerdo que tuvimos que salir acompañados por la Policía. Al final salió algo consensuado, después de la explosión que hubo de los empleados.
Me acuerdo de que en esa época fumábamos y viste que el Concejo está en un pozo y yo sentía que desde arriba me decían “doctora, doctora” y no quería ni levantar la cabeza porque habían estado tirando cosas los muchachos, hasta que en un momento levanté la cabeza y el que me llamaba me dice “me invita con un cigarrillo” (risas). Le iba a dar el paquete, era tanto el estrés que teníamos (risas).
Fue muy lindo, éramos todos muy compañeros, queríamos hacer lo mejor tanto los radicales como los peronistas. Funcionó como considerábamos que debía funcionar un Consejo de la democracia.
-¿Por qué se alejó de la política?
-Porque ingresé a la Justicia.
-¿De qué manera surge lo del Juzgado?
-Fue una decisión que me costó muchísimo. A mí siempre me tiró el Juzgado de Menores porque allí me formé y tenía mucho de lo social, mucho de lo humano, donde había gente que sufría, era un lugar que me atrapaba y pensaba que se podían hacer muchas cosas. Eso me convocaba y, por otro lado, estaba la disyuntiva que si entraba a la Justicia, tenía que dejar la política.
Y, bueno, me presenté a rendir con la posibilidad de decir ‘probemos’, además tuve el acompañamiento de mi familia, mi marido siempre fue muy respetuoso de las decisiones, hemos sido muy compañeros en esto, cada uno en lo suyo. La familia cumplió un rol muy importante. Me enganché de tal manera con el Juzgado que estuve casi 23 años.
-¿En la Justicia hay cierta mirada machista?
-Sí, hay cierta mirada machista. Especialmente en el ámbito Penal hay una mirada machista que gracias a la doctora Cafure de Battistelli se ha ido modificando. Ella marcó un hito en la defensa de los derechos de las mujeres, creo que en ciertas cuestiones algunos se han ido aggiornando, no todos. Después las leyes han ido modificando muchas cuestiones, nos han ido dando derechos (sonríe).
-¿De qué forma fue evolucionando con los años el tema de la violencia de género?
-La violencia de género y el abuso, porque no siempre se le cree al niño abusado y para eso es necesario formarse también, para entender lo que le pasa, cómo se siente. Por eso en la Justicia de Menores hay que trabajar interdisciplinariamente con los psicólogos, con los trabajadores sociales. El chico no miente, hay cosas que no las puede saber si no le pasaron. Con todas esas cosas se trabajaba en la Justicia de Menores.
-¿Qué análisis hace de la situación del país en la actualidad?
-En la parte económica soy bastante neófita, no puedo decir si las medidas que se toman son buenas o malas. Puedo hablar como un ciudadano común, creo que algunas pueden ser buenas, a otras todavía las tenemos que leer, no se han concretado, parece que hubiera algún grado de recuperación, me da la sensación de que la gente está más esperanzada.
Pero, por otro lado, hay un altísimo nivel de pobreza que va a ser muy duro de sanar porque está instalada en la gente que carece de medios para salir adelante. Sumado a que no ha recibido la educación mínima, hay que agregar la grave problemática de la droga, que es terrorífica. También el altísimo nivel de corrupción que hay en diversos sectores y otras cuestiones que deforman la realidad. Otra cosa, cómo vamos a salir de este sistema de planes no lo sé.
-Respecto a la posibilidad de que se quiten derechos en el tema previsional, cambiando la forma de definir los aumentos o las edades, ¿qué opina?
-Me tiene muy preocupada, no lo comparto.
-En un momento me dijo que le entristece la decadencia en la que estamos ¿a qué se refiere?
-A la falta de compromiso y en el desnivel de formación que tienen muchas de las personas que integran los cuerpos legislativos, los que van a tomar decisiones importantes en cuanto a lo que es la realidad social. Vos me decís qué pienso sobre las medidas que van a tomar en el plano laboral o esto del dejar hacer o dejar pasar.
Toquemos Villa María y todavía hay gente que te dice “roban pero hacen”. Y no le puedo encontrar el justificativo a que alguien se enriquezca con los bienes del pueblo. Y ves la falta de nivel en los análisis, en las medidas que se toman, nos van jorobando en un montón de cosas, mirá lo que se refiere a la basura, es un tema que estamos en riesgo permanente, cuando hablamos de la usina termoeléctrica, donde nadie sabe nada. Qué va a pasar con el agua, nadie informa y nadie pregunta y si pregunta, no le contestan.
-¿Todo este show montado en torno a las detenciones de exfuncionarios no busca tapar, en parte, algunos otros temas importantes del momento?
-Creo que la sociedad está necesitada de justicia y, aparte, los medios están permanentemente mostrando y eso genera cosas. Por eso te decía, la Justicia tiene que hacer un cambio, tiene que hacer una autocrítica, ponerse los pantalones largos y ser de una buena vez por todas una justicia independiente, que es lo que te garantiza vivir en democracia y dignamente.
-Según su criterio, ¿qué rol va a jugar el radicalismo en 2019?
-(Risas) No sé, está todo bastante convulsionado en cuanto a lo que ha pasado, cómo se han dado las elecciones, en Córdoba no nos fue mal si lo miramos desde el punto de vista de que el radicalismo mantuvo los mismos legisladores que tenía. Si lo mirás desde ese punto de vista (sonríe).
Creo que el próximo candidato a gobernador tiene que ser un hombre del radicalismo, no se avizoran en este momento otras personas con cualidades para gobernar la provincia.
-¿En Villa María?
-No sé. Creo que el radicalismo va a pelear por un candidato nuestro.
-Usted que mamó desde la cuna la política, ¿qué visión tiene de este avance de los CEO dentro de un gobierno?
-A mí no me termina de cerrar, yo salí de adentro de un termo y me encontré con que habían pasado un montón de cosas (risas). Además, la participación social es distinta. Están como cansados, como que los han venido charloteando con cosas que nunca se hicieron y la gente se cansa de participar, pero después va y vota.
-Esta situación de enfrentamiento social que vivimos, a usted que ha vivido de cerca la violencia en su trabajo, ¿le preocupa?
-Claro que me preocupa porque esto hace a una desintegración social en provecho de los que tienen manejos importantes en los lugares donde se resuelven las cuestiones de Estado. Y me preocupa el alto nivel de corrupción y uno de los lugares donde más corrupción hay es en la Policía. Mirá María Eugenia Vidal, está viviendo en un espacio que no es normal que viva un gobernador. Y sobre ella creo que es una mujer valiente.
-Hablando de mujeres, ¿qué opina de Carrió y sus dichos poco felices?
-No tiene perdón para mí, como radical, que haya dicho semejante barbaridad sobre Alfonsín. Pero hay que tomarlo como de quien viene.
-¿Le hubiera gustado ser intendenta?
-Nunca pensé ser intendenta de Villa María. Creo que es una ciudad muy grande, que tiene muchas aristas y en estas cuestiones funcionaría, tal vez, lo que decía Pugliese, que había que manejarse con políticos que tuvieran las ideas claras de lo que hay que hacer y se rodearan de técnicos capaces y honestos.
Si eso fuera posible, creo que los ciudadanos que amamos Villa María aspiraríamos a tener una ciudad mejor. Pero nunca me lo he planteado y estoy grande a esta altura de mi vida, he vivido más de 40 años dedicada a lo que hice y me parece que tiene que haber gente joven.
-¿Para el presidente del Comité Nacional tiene algún favorito?
-Me encantaría que fuera Mario Negri porque nos conocemos de la militancia desde la juventud.
-¿Y para candidato a gobernador?
-Repetiría, Mario Negri.
-¿Cuál es su sueño?
-Sueño con ser abuela. A mí la vida me brindó cosas muy lindas, mi balance fue muy positivo, tengo la satisfacción de tener un hijo hermoso, una hija de la vida. La vida me brindó muchas posibilidades de disfrutar de cosas, tuve dolores, angustias, pero sigo soñando lo que soñaba cuando tenía 25 años, ver a este país en pie, la democracia nuestra es incipiente y creo que hay que alimentarla con gente honesta, capaz, comprometida. Soy muy idealista.
Opiniones
Mauricio Macri
Pienso que hay que apoyarlo para que termine el Gobierno, que hay que exigirle que dé la debida participación a quienes son sus socios políticos.
Creo que tiene un personalismo como lo han tenido muchos dirigentes que han venido armándose en espacios políticos y no tanto. Me han preocupado algunas de las medidas que se ha tomado, creo que toda persona nueva tiene el derecho a equivocarse y me parece bien que haya hecho marcha atrás. Pero ya estamos en la mitad del Gobierno y tenemos que tener las cosas más claras. Yo lo miro.
Juan Schiaretti
Descreo totalmente en Juan Schiaretti. Ha sido un personaje nefasto en la provincia, igual que De la Sota. Han sido gobiernos que han generado mucha pobreza social y todo el manejo turbio que hay con las licitaciones, sus manifestaciones al respecto de Odebrecht y tantas otras cosas que han ido pasando que no me agrandan para nada.
Yo lo he padecido en la Justicia, en cuanto a la legislación, la poca responsabilidad y generar dependencia.
Martín Gill
Lo conozco de Villa María, no lo he tratado mucho. Creo que es un tipo muy inteligente, no está claro el manejo que ha tenido con la universidad, me preocupa lo que ha ocurrido con el Eninder, que no tuvo un posicionamiento de investigar.
El es parte de todo esto, no le puede resultar muy fácil, pero si tenés buenas intenciones, lo hacés.
Me gusta
Leer, las tareas manuales, tejer. Estoy aprendiendo a restaurar muebles para aplicarlo en los míos.
Me encanta
Viajar.
Me divierte
Juntarme con mis amigas, tomar café en los bares.
Me entristece
Las pérdidas de los afectos. La decadencia en la que estamos, observar lo que pasa en la Justicia.
Me enoja
La deshonestidad y los abusos, fundamentalmente hacia los niños y las mujeres. La deslealtad. El desprecio hacia las cosas que son bienes sociales.