El festejo será mañana con un encuentro en la Escuela Coronel Domingo Gay. Los alumnos y exalumnos que participaron en 5to. grado de esta iniciativa saldrán a la calle con una numerosa murga
Mañana, con lo que promete ser un gran encuentro, además de emotivo y «ruidoso», el proyecto de murga celebra sus primero 15 años. Se trata del proyecto que «surgió en 1999 como necesidad, porque los chicos no tenían hábito de trabajar con Música. No había un respeto por el trabajar y divertirse», explicó Zulma Iturrieta, la profesora de Música a cargo del proyecto.
La juntada será a las 11 en las instalaciones de la Escuela Coronel Domingo Gay de Las Perdices, se compartirá un megaalmuerzo «a la canasta» y luego se participará de diversos talleres de percusión y baile que culminarán con una multitudinaria (así esperan que sea» murga por las calles de la localidad, saliendo desde el barrio Argentino a eso de las 16.
Desean que la fiesta sea total, ya que, según explicó la profesora, son unos 570 alumnos los que pasaron por la murga.
Identidad
«La murga se trabaja en el 5to. grado y ahora existe premurga en el Jardín de Infantes» de la misma escuela, indicó Iturrieta.
El comienzo no fue fácil y se sienta en la realidad del perdiceño populoso barrio Argentino: «Teníamos que desarrollar la identidad de los chicos a partir de la escuela, la que está caracterizada como urbano-marginal y de allí nos propusimos trabajar en grupo y saber-aprender a depender del otro para llegar a constituirnos como equipo», definió la docente.
En ese sentido, narró que «hoy tienen sus colores, violeta y amarillo (por siempre), sus propias canciones y cada año van poniéndose su nombre». Con esas características se puede describir a los chicos y chicas del 5to. grado de la Escuela Coronel Domingo Gay de Las Perdices.
Todos ya lo saben, porque «esa identidad se fue armando y ganando hasta ganar prestigio. Primero se pintaban la cara como cubriendo parte de esa timidez o lo que fuera, para después, con el tiempo, decir con orgullo Soy de la Murga». «Antes o siempre se los señaló a nuestros chicos como «los del otro lado», los problemáticos, los violentos… Y ese estigma creo que fue cambiando, ganando desde adentro del grupo el respeto, el cuidado del otro y de los instrumentos. El concepto de equipo tomó gran valor», resumió la docente.
Trascender
«La idea ya tiene 15 años, más allá de uno, el proyecto ya trascendió», dijo Iturrieta, quien marcó además que «se trabaja mucho que todos aprendemos del otro y es lo que nos permite ir mejorando año a año».
«Se dirigen solos, los que tocan y los que bailan, y quienes no cumplen las reglas de convivencia que ellos mismos definieron son penados con no tocar, porque ése es el castigo que entendieron que más les duele: lo peor es no poder tocar», manifestó.
Involucrar
«Los padres y los docentes participan y se involucran, se comparte la alegría, porque desde la escuela se trabajan la historia de las murgas, del baile, la lengua, por ejemplo, y los papás y mamás trabajan cuando hay que coser, haciendo tortas y tartas para cuando hay que vender, en los arreglos de los trajes y más, siempre», explicó Zulma sobre la manera en que contagia esa actividad.
Los mismos de siempre
Para resumir, la profe de Música suspira y luego suelta: «Mi alegría es que salió la murga con batucadas y, por ejemplo, hoy tres exalumnos dirigen murgas en el pueblo».
Son Los Murgueros de Quinto, Los Charlatanes Cariñosos, Los Famosos de la Gay, Los Picantes, Los Eléctricos, Los Zancudos, Los Campeones Callejeros, Los Genios Charlatanes… Son los mismos de siempre a pesar de que van rotando cada ciclo lectivo, esos pibes que le dan vida y ritmo a la comunidad. Hoy se hacen llamar «Bailar para sentir» y «Tocar para bailar», un grupo por cada turno. Cada uno lleva su canción, le imprime movimiento, se entusiasma y eleva su estandarte de murga.
Franco Gazzoli