Unas nueve mil personas se movilizaron durante la noche navideña. Entre las opciones más convocantes se destacaron las promovidas por Lola Cruz en Greystone y la motorizada por “XL”. Para Año Nuevo se esperan más propuestas festivas
Año electoral, año de contrapuntos y discusiones acaloradas fogoneadas por los medios para que la grieta siguiera abierta. Tal vez no incida mucho, pero altera las pasiones y fortifica las convicciones.
Diciembre es un mes fatídico, no solo por la temperatura, sino, además, por la tradición impuesta los últimos años de realizar movilizaciones y reclamos. Allí se pone el ojo en los que menos tienen, pensando qué van a ofrecer en la mesa o qué regalito tendrán los niños.
Al momento de festejar, la ciudad estuvo ordenada. Se notó poco movimiento en la calle, una cantidad menor de comedores abrió sus puertas y los que lo hicieron no fueron desbordados por los comensales navideños.
La decisión de algunos propietarios es desde el jueves anterior a la Nochebuena trabajar con despedidas de amigos hasta el sábado, mientras que domingos y lunes normalmente no abren.
Las bombas de estruendo fueron pocas y las que sonaron con fortaleza se hicieron sentir a la medianoche. Luego hubo un poco de movimiento a la hora de saludar entre los más jóvenes para recalar en lugares antes decididos.
Podemos calcular que alrededor de ocho a nueve mil personas son las que salieron a las distintas ofertas “bolicheras”.
En primer lugar, a las palmas se la llevó la propuesta “Final Fest Glam Edition”, yendo por la ruta 9, el salón central de eventos Greystone se transformó en una gran discoteca organizada por los chicos de Lola Cruz.
Una carpa al costado del salón le hacía paso a la música electrónica, mientras que en la superficie mayor el reggaeton se lucía.
Mucho mejor organizado que otros años, uno de los factores importantes como es el estacionamiento estuvo perfecto. De todos modos, por la cantidad de asistentes hubo muchos que llegaron a dejar sus vehículos sobre el costado de la ruta.
Dentro del predio, donde se llevó a cabo la fiesta, no se vieron amontonamientos ni bataholas, tampoco jóvenes excedidos en alcohol, lo que significa también un gran logro para los organizadores.
Es importante destacar que la “Final Fest Glam Edition” tuvo una puesta en escena descomunal, que incluía las conocidas luces rítmicas y pantallas de led que recorrían el costado del salón.
En definitiva, la fiesta le hizo honor a su definición. A puro glamour, el evento sumó unos sectores VIP donde se podía estar muy cómodo. Fueron detalles al fin que darán paso para un cierre de año promisorio con muchos más asistentes.
Las horas pasaban y el amanecer nos visitaba para corrernos hasta “XL”, ubicado también por ruta 9, pero en el acceso sureste de Villa María.
El boliche, hace poco inaugurado, abrió su patio con el nombre “Nicanor”, bajo una estructura de caño y madera, con las luces a tono con la fecha festiva.
En “XL” se repartía en el segundo lugar el resto de la gente que más sale en estas fiestas, chicos que van desde los 18 a 30 años.
Sin olvidarnos de otras propuestas, que funcionaron a un ritmo normal, como en todas sus ediciones.
Víctor Alvez