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La Orden de la Merced redujo un 20% el alquiler a los colonos

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La Orden de la Merced redujo  un 20% el alquiler a los colonos
Carlos Diez, administrador de la Estancia Yucat, habló de las razones de la medida

Estancia Yucat – “En momentos de crisis, no hay que pegarle al más débil”, dijo el sacerdote Carlos Diez

La sequía y la crisis económica motivó a los Mercedarios -propietarios de la Estancia Yucat- a reducir el alquiler del campo que explotan unos 60 colonos. “No es un exceso de generosidad, es una manera de ver las cosas, porque nosotros no queremos que haya colonos empobrecidos”, dijo el sacerdote que está al frente de la actividad

Casi las tres cuartas partes de la Estancia Yucat, ubicada en cercanías a Tío Pujio, es alquilada por parcelas a unos 60 colonos que tienen una variada actividad productiva.

El ingreso económico es importante para la Orden de la Merced, propietaria de la estancia, y con eso sostiene obras en escuelas y distintas actividades sociales, educativas y productivas.

Por eso, tomar la decisión de reducir los alquileres, no fue fácil. “A nosotros nos hace un hueco y tuvimos que parar algunas obras”, explicó el sacerdote que está al frente de la administración de la estancia, Carlos Diez. Pero, desde la visión con la que llevan adelante la explotación agropecuaria, sabían que era el único camino.

“La sequía que vivimos y la lluvia de 40 días que cayó en nuestra zona, ha provocado que muchos colonos no pudieran cosecharan prácticamente nada”, dijo el sacerdote a EL DIARIO Rural.

Por otra parte, “para los que estamos en el mercado interno, que tenemos que comprar los insumos a valor dólar y vender lo que producimos a valor pesos, nos genera una situación complicada. Estos dos escenarios, hacen una cuestión explosiva”, indicó.

“Y cuando la situación arrecia y es muy difícil, hay que ponerse del lado de los que la están sufriendo”, explicó.

Por esa razón, desde febrero idearon tres instrumentos para “acompañar a los colonos” en el escenario adverso:

– Aplicar un descuento del 20% sobre todo lo que el colono tenga que pagar, ya sea por atrasos, o la cuota de alquiler.

– Por contrato, el alquiler que se pacta en quintales de soja, se hace a partir de un valor establecido en base al promedio de la cotización del grano de los últimos seis meses. Dada la poca cosecha y la suba del dólar, la soja subió significativamente su precio lo que haría incrementar la cuota de los alquileres. Por esa razón, en Yucat acordaron fijar el valor hasta el 28 de febrero, antes que empezaran las subas, para que no tengan que pagar con aumento. “Esta política ya la hemos tomado en otras oportunidades, por ejemplo, cuando se quitaron las retenciones al maíz. Esto es porque no son factores que tengan que ver con lo productivo, sino con condiciones económicas, financieras o políticas”, dijo Diez.

– Por este año, excepcionalmente, permiten a los colonos subalquilar el campo rentado a la Orden de la Merced para que se siembre maní. “Si bien no tiene el precio del año pasado, será una ayuda para que los colonos tengan fondos para la próxima siembra”, agregó el sacerdote.

 

Visión, no caridad

“Se supone que los que trabajan el campo tienen el dinero suficiente para afrontar la situación y que, cuando hay una mala cosecha, se reduciría el capital de trabajo. Pero la realidad es que hoy, una mala cosecha, pone al productor al borde de la quiebra y nosotros no queremos vivir del capital de trabajo o de las reservas que haya tenido el colono”, dijo. “Esta medida tiene por finalidad no perder a los productores chicos”, agregó.

“El interés de la orden es enriquecer colonos, no empobrecerlos. Colonos enriquecidos van a afrontar mejor sus obligaciones y por otra parte, en momentos de crisis no hay que pegarle al débil”, expresó.

“Yo no veo en esto un exceso de generosidad, no es una obra de caridad ni un acto solidario; porque se benefician ambas partes”, afirmó.

“Un colono planteó vender su capital de trabajo para pagar el alquiler, es decir, vender las vacas. Si yo permito esto, le hago un daño terrible a ellos y a nosotros. Estas medidas son en definitiva, una estrategia de apoyo mutuo”.

Le consultamos al sacerdote si cree que el sector privado, dueño de tierras, podría tomar las mismas acciones con sus inquilinos, a lo que Diez respondió: “Creo que hay una falta de visión en las familias que alquilan campos, ya que perder un productor hoy, puede ser fatal para el mismo dueño del campo. Porque hoy, tal vez encuentre alguien que empiece una inversión. Pero no sé qué va a pasar el año que viene. A la malaria del clima se agrega una dificultad económica, que todavía no se dice porque aseguran que el campo apoya a este gobierno. Yo no sé si sigue siendo así. Esta semana nomás, cerraron dos tambos en nuestra zona. A mí me parece, con perdón de otros sectores, que es una necedad no apoyar a los chicos, porque perdemos todos. La concentración de tambos no solo deja afuera al productor que abandonó el suyo, sino que se excluye a tamberos, plancheros, veterinarias, el aporte a las municipalidades. Ya en la crisis 2008 le preguntaba a los intendentes: qué van a hacer si todo esto se pasa a pooles de siembra. Ellos no compran en el pueblo. Entonces, esto que hacemos no es solidaridad, es visión y si el sector privado no lo ve, es porque tiene los ojos muy puestos tranqueras adentro”, dijo.

 

Fondo sojero: “Espantoso”

Al ser consultado sobre la polémica eliminación del fondo federal integrado por un porcentaje de las retenciones que se cobran por la soja y que era redistribuido en las provincias y municipios, Diez dijo que su opinión no es sobre “políticos ni jueces”. “Yo solamente me pongo en el lugar de los intendentes. Hoy mismo -por el jueves- he hablado con algunos de ellos y no encuentro otra definición que espantosa. Desaparecerán con esta medida los dispensarios municipales, los apoyos a centros de jubilados. Esto es lo mismo que abandonar a alguien en una isla y quitarle el bote de salida”, concluyó.