Inicio Suplementos El Diario Político “La política no es sucia, la hacen sucia”

“La política no es sucia, la hacen sucia”

0
“La política no es sucia, la hacen sucia”

Nació en Ballesteros el 24 de diciembre de 1963. Tiene dos hijos. Es médico. Tiene numerosos estudios de posgrado. Fue jefe de residentes de Medicina Generalista del Pasteur (1994-1995), instructor docente ad honorem, director del Hospital Comunitario de Villa Nueva (1996-1997) y director del Pasteur (1997-1999). Ocupó diversos cargos en la actividad privada. En 2015 incursionó en el terreno político y fue candidato a intendente de Juntos por Villa María. Hoy es presidente del Círculo Médico, de la Cooperadora del Hospital Pasteur y asumirá la titularidad del PRO en el Departamento General San Martínzazetti politico 29-8

Escribe: 
Nancy Musa DE NUESTRA REDACCION

Es directo y no retacea las palabras al momento de responder a las preguntas. Se autodefine como moderado, pero tiene una lista de cuestiones que le hacen bullir la sangre y las subraya.

En el álbum de sus recuerdos inolvidables está su infancia en Ballesteros, las largas mesas con la familia unida, el alumno aplicado de excelentes calificaciones, el esfuerzo de su padre, la prematura muerte de su madre. En las imágenes del presente figuran los compromisos con las instituciones, la pasión por la medicina, el orgullo cuando habla de sus hijos y un nuevo desafío: conducir el PRO a nivel departamental. Juan Zazzetti está convencido, y lo repite con énfasis, de que se pueden levantar bien alto las banderas de la sensibilidad social y mejorar la vida de los más vulnerables. Esa es su principal motivación.

 

-Hace un año y un par de meses que pisó por primera vez la arena de la política partidaria y ya tiene un desafío explosivo en sus manos, que es presidir el PRO.

-Terminaron las elecciones municipales (de 2015) y yo estaba preparado para saber que se podía perder; convencer a la gente no es fácil porque muchas cosas entran por los ojos y veníamos de un Gobierno que había trabajado sobre lo que se ve y yo creía que había que trabajar para lo que no se ve. Hice todo para ganar, pero me preparé para perder, para que no me dañara, porque lo estaba haciendo por convicción.

Ingresé a la política porque ese discurso de usar a los más vulnerables, el de la mentira, la corrupción, me rozaba porque lo veía a diario, y luego comprobé muchas cosas cuando empecé a caminar los barrios. No pude ir a todos lados en campaña, como hubiera querido. Yo seguí trabajando en mi consultorio porque vivo de la medicina, no tengo ningún sponsor, puse plata de mi bolsillo y todo lo hice con mucho esfuerzo y el de mi familia.

Después de eso, me toca algo nuevo, que es el ofrecimiento que me hace Darío Capitani. Yo venía trabajando en el proyecto, yendo a Buenos Aires, observando, y empecé a ver que hay tanto por hacer y creo que la única forma es hacerlo desde adentro. Y a pesar de que traté de mantenerme independiente, porque así empecé en este frente, me pareció que es una buena oportunidad para, desde lo partidario, seguir trabajando en lo que me conmueve, que es lo social.

 

-¿Qué fue lo primero que hizo cuando recibió la propuesta?

-Lo primero que hice fue ir a a contarle del ofrecimiento a toda la gente que me había invitado a participar en política y el primero con quien hablé fue Jorge Valinotto. Le dije “vos fuiste el que me insististe con que yo tenía un perfil para trabajar en política porque me veías un tipo sano y con condiciones y tengo este ofrecimiento”. Me sorprendió la respuesta porque me expresó que “esto en política no se da muchas veces, la gente se cambia, se borra, pero no avisa”. Me pareció que era lógico y ético contarle a la gente que había confiado en mí cuál era la decisión. Después hablé con el resto del espacio diciendo por qué iba a aceptar. No les estaba preguntando qué les parecía, les estaba explicando por qué me parecía interesante aceptar, creo que hay que fortalecer el espacio y en la política hay que jugarse.

 

-¿Y Valinotto qué le respondió frente a su decisión de ir al PRO?

-Me dijo: “Mirá que cuando te metés en un espacio, te marcan. ¿Vos considerás que tenés perfil para ese espacio? Porque después todo el mundo te va a catalogar en eso”. Y le respondí: “Yo voy a ser siempre el mismo, entré a esto por lo social, tengo sensibilidad social, es lo que me mueve y no voy a cambiar”.

Muchas veces, y las pruebas las tuvimos en el anterior Gobierno, se han golpeado el pecho en defensa de los que menos tienen, pero ser corrupto o hacer política para enriquecerse es una de las cosas que hay que cambiar. Y me parece que en un gobierno al que catalogan más de derecha se puede tener mucha sensibilidad social y pienso que este Gobierno tiene sensibilidad social, al menos en la transparencia, porque convengamos que la corrupción le pega al más vulnerable.

Y este espacio es nuevo, no viciado, plural , necesita que se incorpore gente. En el espacio hay peronistas, radicales, gente del PRO y otros y por eso acepté. Me parece que el desafío es enorme y ojalá pueda desarrollar la misión que uno tiene en este cargo.

 

-¿Qué tipo de conducción va a ejercer? ¿Lo tiene pensado?

-Es un desafío y hay una cuestión que me impresionó desde el primer día que fui candidato a intendente y es el respeto que he notado en la gente hacia mi persona, y tal vez tiene que ver porque uno es respetuoso también. No soy agresivo, puedo criticar con altura por más que a uno se le salga la cadena a veces (se ríe).

Creo que el verdadero desafío es un tipo de conducción distinta, sentarse a hablar con intendentes de todos los partidos sobre las políticas del Gobierno y sin ser un fanático. Reconociendo los errores y las virtudes tratar de convencer de que con transparencia, con honestidad, se puede cambiar.

No nos olvidemos de que éste es un país rico y hay que darle a los que más necesitan porque no tienen opciones y creo que eso se logra con políticas de Estado que ya este Gobierno comenzó haciendo. Ha respetado muchas de las cosas del Gobierno anterior, como la Asignación por Hijo, y creo que si sigue por este carril, habrá cambios. Más allá de que ha cometido algunos errores, considero que los guascazos que le ha pegado la sociedad le ha servido para ser más cauto y, fundamentalmente, no perder la sensibilidad social.

 

-A poco más de un año de lo que fueron las elecciones municipales, ¿qué sabor le dejó la campaña, siendo que no provenía de la política y lo lanzaron al ruedo con poco tiempo?

-Lo más importante fue tener la posibilidad de conocer el corazón de los sectores más vulnerables y el pensamiento de la clase media y alta. Porque cuando sos candidato, comenzás a ver lo que la gente es capaz de hacer por interés. Sin embargo, nadie se animó a proponerme nada raro porque sabía que lo iba a rechazar. Y que sepan que no sos un corrupto no tiene precio. Estando en campaña tuve ofrecimientos de otros espacios con situaciones que no eran económicas, sino de posicionamiento y cargos, y dije “no, me parece que se equivocaron de tipo”.

Lo bueno fue eso, lo amargo es ver la realidad, ver que viven un montón en una casa y les parece que están bien porque es lo que conocen. Te decían que estaban mejor, que era normal, pero no era una vida digna; vivir hacinados, cobrando la Asignación y sin otras posibilidades es fatal.

Y ahí es donde la vara mide mal porque esa persona se siente bien en comparación a lo que estaba antes, pero no se da cuenta de que le corresponden muchos derechos: el derecho a una obra social, al acceso a la educación, a una salud igual que todos los demás, y a eso nadie lo ve.

Y eso se vive ahí estando con ellos, hablando con ellos y no para la foto. Porque yo nunca fui para la foto, nunca quise que se usara para una foto.

Lo amargo fue ver la realidad, ver que la política no es sucia, sino que la hacen sucia, y muy amargo fue ver que el día de la elección en la entrada de los colegios estaban los punteros llevando gente y demás, eso me dio mucha tristeza.

Porque si votan por lo que sienten está bárbaro, pero si votan por quien les ofreció más, duele. Hay que trabajar tanto para cambiar esta cultura que los tiene condenados. Y de eso los responsables son los políticos, no tiene la culpa el que votó por lo que le dieron. Y para cambiar eso tengo la convicción de laburar esté donde esté.

La alegría es el respeto de la gente, que después de la elección venga y te felicite. Porque muchos no me conocían, yo terminé mi campaña con un 30% de desconocimiento y de pronto tuve al frente a un tipo (Gill) que venía con años de trabajo. Lo positivo fue que quisimos cambiar, revertir esta idea de la continuidad que, consideramos, termina haciendo mal.

El momento en que me tuve que “agarrar” un poco fue cuando me pusieron al frente a un tipo del perfil de Martín, que creo que va a ser un buen intendente el día que diga “señores, voy analizar todo para atrás”.

 

-A usted lo buscó el delasotismo para ser candidato de su espacio, ¿qué puso en la balanza a la hora de elegir si iba con el peronismo o con todo lo contrario, que fue Juntos por Villa María?

-Tengo convicciones sobre lo que debería ser este país. Había visto muchas cosas en mi contacto con lo social a través de la medicina y me parece que el diagnóstico es uno solo y mi interés era trabajar por lo social y me parece que tiene que ver con las personas, no con los partidos.

Hay radicales que le han votado al peronismo y peronistas que han votado a radicales, creo que no todo pasa por ser peronista o radical. A mí me parecía que en el espacio en el que yo estuviera mis convicciones no iban a cambiar sobre lo que la ciudad necesitaba. ¿Y qué no me gustó de uno o de otro? Tengo muchos amigos peronistas y los que les critico es que son estructurales y te suben o te bajan cuando se le ocurre a uno de arriba, sin importar la persona.

La balanza fue dada porque me pareció que había más manipulación por parte del peronismo y no tanto del otro espacio, a pesar de que en los dos lados me respetaban, por lo menos los dirigentes locales.

Y seguramente voy a tener críticas cuando lean esto, pero para mí las banderas son sensibilidad social, ética, respeto y punto. Y si vos ves la concepción de la doctrina peronista, llevan años gobernando y los mismos dirigentes han traicionado sus principios. No hace falta que yo haga un análisis de esto y por eso lo puedo decir con total libertad. Yo voy a seguir teniendo los mismos principios y voy a ser útil en el lugar en que esté. Y ésta, la de hoy, es una oportunidad.

Recuerdo que Valinotto me dijo algo muy importante: “Cuando te invité, no te pregunté cuál era tu ideología; te invité porque eras un tipo honesto, serio y me parecía que podías ser un dirigente que a la política le hace falta”.

 

-¿La política partidaria le trajo inconvenientes a nivel profesional?

-No. He atendido a kirchneristas, peronistas, radicales, pero siempre con respeto, excepto dos o tres dirigentes que se han metido con la persona, entre ellos el exintendente (Accastello), y no me parece bien; además, no tienen nada que decirme. Pero no me trajo inconvenientes porque yo me siento en el consultorio y soy médico, me siento en la Cooperadora y soy el presidente de la Cooperadora, lo mismo con el Círculo Médico, en esos lugares no soy el presidente del PRO.

 

-Hablando del Hospital, ¿cuál es su visión respecto a su funcionamiento en la actualidad?

-Creo que esto que pasa va más allá de los gobiernos. La salud pública sigue teniendo una gran deuda con la sociedad. Hoy venimos mejorando, mejoró la infraestructura, hay una cantidad importante de recursos humanos, pero todavía la gente sigue renegando para tener acceso de forma igualitaria.

El sistema va a ser perfecto cuando todos tengamos la misma oportunidad de acceder a la salud. Este programa de salud que ha salido a nivel nacional, al margen de quien lo pone, es fundamental para organizar el sistema. Primero hay que tener identificado quiénes son los que no tienen acceso y para eso van a tener un carné que les va a permitir acceder a la prestación, si no la tiene el hospital, también en lo privado.

Cuando Mestre hizo el IPAM hospitalario, la oposición decía que era un carné de pobre. Bueno, éstas son las cosas que me molestan. Porque si alguien hace algo bien, hay que aplaudirlo y tener identificada a la gente no es un carné de pobre, sino tener el registro de quiénes y en qué condiciones necesitan el acceso.

Los hospitales de Córdoba tienen el problema -al igual que la educación o la Policía- que nunca se calcula lo que cuesta mantenerlos. Abrimos una escuela y después no la mantenemos; con el hospital pasa lo mismo, es la falta de planificación. Cuando fui director del Hospital, lo primero que hice era ver cómo manteníamos la caja chica para la inmediatez y seguí trabajando en la Cooperadora durante 20 años para seguir ayudando y que en esa inmediatez no tenga problemas el hospital. No ayudamos a la gente, ayudamos al Hospital.

 

-Cuando era un niño, ¿en algún momento pasó por su cabeza que podía ser candidato a intendente o referente político?

-No, nunca planifiqué nada en esto. He planificado mi vida en cuanto a mi carrera, planifiqué aprender a hablar inglés pensando en viajar por el mundo, pero aprendí después de los 40 años, soy de madera (se ríe) y sigo yendo todos los sábados a inglés con una teacher (maestra) que me sigue aguantando. Pero sí, cuando estuve en el colegio en Ballesteros, en esa época no había centro de estudiantes y yo tenía unos vagos que no les gustaba estar en la clase y me seguían y entonces pintábamos los bancos del colegio en las vacaciones.

Imaginate lo que me querían mis compañeros que yo les decía vamos a trabajar en las vacaciones, vamos a pintar los bancos y demás (se ríe), arreglábamos los ventiladores. Bueno, yo me daba cuenta de que tenía ese don de coordinar, de hacer cosas con mis compañeros, pero nunca pensé que podía trabajar en política. Me parecía que alguien tenía que hacer las cosas y las hacíamos. En la universidad nunca participé políticamente. Tuve un viejo excelente que me dijo “vos andá a estudiar a Córdoba” y le dije que yo quería trabajar.

Y arranqué mi carrera, me fui a vivir en la casa de unos parientes y trabajé en el Mercado. Me levantaba a las 3 de la mañana, iba a buscar las frutas a Colonia Caroya y la vendía en el Mercado hasta las 10. Trabajé unos siete meses así y luego me fui a vivir solo, conseguí otro trabajo, laburé toda mi carrera como secretario de una academia de idioma hasta que me recibí.

Y siempre tuve eso, a pesar de que mi viejo se enojaba porque no lo llamaba para pedirle plata. Pero, bueno, le di la satisfacción a mi viejo de estudiar, no había ningún médico en la familia, yo fui el primero de toda la generación con título universitario.

 

-¿Y por qué eligió Medicina?

-Eso es muy importante, yo iba a ser ingeniero civil porque mi papá trabajaba en la construcción, tenía una pequeña empresa constructora. Cuando llegó el año en que yo terminaba (el secundario), dije “voy a hacer el servicio militar, voy a cumplir con lo que corresponde y luego empiezo a estudiar”. Viene todo ese despiole que empiezan a bajar los números y quedo en una lista de espera que no me llamaban y mi mamá (estábamos en Tucumán) en una salida se cae, agarra un tétano, está 20 días en terapia y se muere. Estuve 15 días acompañándola, estaba en un hospital público y la vivencia de todo lo que era el hospital, la desesperación de la gente, ver el sufrimiento cuando se les moría alguien, todo eso me hizo un click. Ver el sufrimiento de gente que no tenía acceso a veces a los medicamentos, me dije que no podía ser así y sentí que tenía que ser médico. Me sentí identificado con ayudar y me decidí. Pasé de ingeniero a médico.

Son situaciones que en la vida te hacen cambiar y amo la medicina y ojalá pueda seguir siempre aunque sea como docente, como parte de mejorar, de apuntar a la calidad. Amo lo que hago y no me equivoqué.

 

-La decisión de entrar en política fue reciente y para muchos sorpresiva. ¿No venía planificando nada con anterioridad?

-No, solamente me indignaba el fanatismo y la mentira. Me tocó ser director del Hospital de 1997 a 1999 y me acuerdo, no voy a dar nombres, venían dirigentes políticos peronistas que traían de la mano a un vecino y yo les decía que no hacía falta que trajeran a nadie de la mano porque el hospital era igual para todos. Yo siempre pedía que me dijeran si había problemas en el Hospital, nada más, pero no tenía que haber favoritismos políticos, tenía que ser igual para todos y eso me trajo problemas.

Y tengo una anécdota interesante: siendo director del Hospital, viene un dirigente del Círculo Médico y me dice si yo era consciente de que haciendo un hospital eficiente estaba perjudicando a los instituciones privadas. Era una persona mayor y quise ser muy respetuoso, pero le dije que les transmitiera a quienes lo mandaban que el acceso a la salud tiene que ser igual para todos y que los privados debían preocuparse por ser mejores y no tirar abajo el Hospital.

Me dijo que cuando me sacaran del cargo, no iba a conseguir trabajo en ningún lado, y le respondí que no tenía miedo y que yo había entrado al Hospital con la convicción de mejorar la atención y no iba a cambiar mis principios. Eso me marcó porque en definitiva era política institucional.

 

-¿Ya se había venido a Villa María en ese momento?

-Sí, me vine a Villa María porque me encantó y me ofrecieron un trabajo en Bell Ville, pero en Villa María, nada, no había forma, fui a dos o tres lugares y me dijeron que no. Pero decidí alquilar una casa en Villa María, la vi linda, pujante y le dije a mi exmujer “vamos a Villa María”. Fue en 1994, ella trabajaba en Morrison, yo seguía haciendo guardia en Río Cuarto e iba al Hospital de Villa María gratis y ahí empezó mi carrera. A los pocos meses me nombraron jefe de residentes de médicos generalistas y es donde hago contacto con la realidad de los barrios.

 

-Si bien la medicina tiene ciertos puntos en común con la política por lo que debería ser la vocación de servicio o sanar, no sólo personas sino instituciones, ¿hubo cosas que lo cambiaron desde que incursionó en el terreno político?

-No. Creo que, en definitiva, va reforzando cosas en las que uno puede sentirse realizado en algunas cuestiones. De golpe desde la política uno ha podido ver que hay cosas que se intenta ambiar o llevar a los otros a que las cambien. Si vos te fijás en nuestra plataforma política, y luego escuchás el discurso del intendente Gill cuando asume, dijo cosas que habíamos planteado y que todavía no se cambiaron.

Fijate que cuando yo hacía la campaña, muchos me preguntaban cómo iba a manejar la ciudad con un Gobierno kirchnerista si no me daba plata, y yo dije que si uno era transparente, se podía conseguir cosas y ahí fue cuando Accastello me dijo que yo era un pobre tipo.

Y mirá, hoy Gill está planteando que se puede gestionar con un gobierno distinto, o sea que lo que este loco dijo en la campaña se está dando.

Cambiar no me ha cambiado, pero sí me da muchas ganas de seguir porque siento que se puede. Porque uno va a ser como político lo que es como persona y nada te tiene que cambiar, nadie es más que nadie en esta vida, tengas plata o no tengas, estés en un lado o en otro, uno sigue siendo el mismo.

 

-Le molesta mucho el fanatismo me dijo. ¿Lo sufre a diario en sus relaciones?

-En el consultorio no porque no hablo de política. Sí en lo institucional.

El otro día me tocó ir a una reunión en la Universidad y aclaré que iba de parte del Círculo Médico para escuchar las dos campanas sobre una carrera que se iba abrir y donde los oftalmólogos opinaban que iba en contra de la salud y la Universidad decía que la iba a abrir lo mismo. Mi misión era escuchar a todos y garantizar que no íbamos a defender lo indefendible.

Fue una reunión amena y terminamos consensuando en un marco de diálogo y respeto. Yo siempre me ajusto al molde del rol que tengo que cumplir, aunque les moleste a otros.

 

-¿Qué pasó con PAMI? ¿Lo nombraron, pero todavía no asumió?

-PAMI es una propuesta puntual para que Villa María tenga un protagonismo distinto en la región. Aquí pasa que la gente reniega mucho, pero nadie se queja; es como que están resignados.

Estas obras sociales han venido vapuleadas desde hace muchos años y el sistema de PAMI es perfecto, pero por la corrupción lo hace imperfecto, los intermediarios, la falta de auditoría. Para mí esto es un desafío porque hay mucho para cambiar.

Y tenía un plus porque algunos decían “esto es como poner el gato a cuidar los ratones” y, al contrario, yo conozco a cada uno de los profesionales de Villa María, me conoce cada uno de ellos y saben que nos vamos a sentar frente a frente y voy a defender la prestación de PAMI y al que no le guste que se haga a un costado porque nadie lo obliga a ser prestador.

Por todo esto es que me parece importantísimo encarar la gestión. En cuanto a lo político, hay burocracia y se armó una cuestión con quien estaba como jefe. Hablé con Varroni y me pareció una buena persona. Le aclaré que no quiero hacer política, sino tratar de mejorar porque el sistema es muy bueno. Yo no quiero generar disturbios en el ingreso y me parece que a los disturbios los generaron desde afuera. Así que estamos a la espera y creo que se va a poder trabajar bien con todos los que están hoy, no se echa a nadie, no se cambia a nadie.

 

-¿El sueño de ser intendente sigue latente?

-Mirá, a mí no me importa si soy yo el candidato o no. Si las cosas se hacen bien, si uno trabaja por un proyecto, la persona surgirá de acuerdo a lo que la gente quiera. A mí no me desvela lo que voy a ser, yo estoy trabajando muy bien con Darío Capitani y con los participantes de otros espacios y después, que surja quien surja. Yo voy a trabajar para mejorar la calidad de vida de la gente desde la política con honestidad y ese es el objetivo.

 

-¿Cómo es su relación con Darío Capitani?

-De muchísimo respeto. Lo respeto muchísimo y me respeta. El es el referente del espacio, él me ha dado esta oportunidad y cada día coincidimos más en un montón de cosas. Somos distintos, en algunas cuestiones pensamos distinto, pero cuando uno puede discutir con alguien con altura me parece que es muy positivo. Me siento muy cómodo y viajamos, charlamos mucho, la relación es muy buena y día a día se fortalece. Y queremos hacer lo mismo con referentes de otros espacios, reunirnos, hablar.

Hubo un chiste en EL DIARIO cuando apenas arrancamos que decía “amontonados por Villa María”. Bueno, que ahora se lo escriba a los peronistas que se juntaron al otro día (se ríe). Me encanta la suspicacia; te da bronca cuando apenas lo leés, pero después pasa. En definitiva, no estamos amontonados, fue una forma de darle una opción más al electorado.

 

-La última: manifestó que le molesta mucho el tema de la oligarquía y la no oligarquía

-Hay muchísimos tipos que ponen la boca todo el día contra los oligarcas y son más oligarcas que cualquiera. Porque oligarcas hay, existen y les importa tres pitos lo que le pasa al otro. Pero hay muchísimos de los que tienen el mensaje de la oligarquía que son iguales.

A mí no me importa si una persona tiene plata si la hizo trabajando y con honestidad. Hay mucha gente que la hizo desde abajo y sigue teniendo sensibilidad. Pero por ahí ves a gente que habla de la oligarquía y no tiene sensibilidad y me molesta.

Te doy un ejemplo: 40 ó 60 millones para el Parque Pereira y Domínguez equivale a cien casas para gente que vive mal. ¿Es necesario trabajar sobre esto, sobre lo que se ve? Entonces, ¿quién es más oligarca?

Gastar tremenda cantidad de dinero en cosas que no sirven, realmente, para los que más necesitan. Eso me envenena, me envenena este tema de la oligarquía y no oligarquía, me pregunto si eso no es resentimiento. O sea, que no se golpeen el pecho.

 

Opiniones

 

Mauricio Macri

Lo veo una persona con muchas habilidades, inteligente y con una mezcla que me parece que necesita el país de ser ordenado y estricto. Tiene muchas cosas interesantes y lo tratan de estigmatizar porque viene de una familia pudiente. Y a mí me molesta este tema de la oligarquía y la no oligarquía.

Ha hecho cosas que han sido muy positivas y otras que tuvo que dar marcha atrás y eso es una virtud, más allá que lo hizo por las quejas pero no siguió emperrado.

Y creo que Macri ha tomado estos golpazos de la sociedad con mucha seriedad y considero que es un tipo que no necesita enriquecerse con el poder, lo veo honesto, práctico con sus virtudes y defectos.

Creo que se tendría que haber hecho distinto el tema de las tarifas.

 

Juan Schiaretti

Tiene algunas incongruencias para mi gusto, por ejemplo si estuviste años renegando con un gobierno nacional que no lo coparticipaba como corresponde y ahora tiene un gobierno que lo hace, no podés hacerle a los intendentes lo que te hicieron.

Creo que arrancó la gestión de manera distinta a de la Sota y tuvo la suerte de tener un gobierno nacional que sentó a todos los gobernadores y les empezó a dar lo que corresponde. Pero él no hace lo mismo con los intendentes, pero habrá que darle tiempo. Ganó y hay que respetarlo.

 

Martín Gill

Tiene en la espalda ser el sucesor de un espacio en el cual no hay dudas que la corrupción fue muy alta. Las pruebas son evidentes y él formó parte de ese gobierno, el siguió defendiendo al kirchnerismo y eso me desilusiona. Lo considero una buena persona pero para mí no va a ser buen intendente hasta que permita que se investigue todo lo que ha pasado en lo que está bajo sospecha y que la Justicia decida.

 

Me gusta

La medicina, la disfruto, me gusta el contacto con la naturaleza y el trabajo social.

 

Me encanta

Soy muy moderado, no soy fanático de nada (se ríe)

 

Me divierte

El humor, me divierte mucho. También las monadas de los niños.

 

Me entristece

Darte cuenta que se podría estar mejor y no se dan las posibilidades de acceso y oportunidades a todas las personas.

 

Me enoja

La gente que le desea el mal a otro. Que el fanatismo haga que no se sea correcto en las apreciaciones. La hipocresía.