La funcionaria provincial aludió a la decisión de quien sufre violencia, aunque apuntó que se necesita ayuda profesional. Sostuvo que lo importante es “desaprender lo aprendido”
“Lo importante es desaprender lo aprendido, que la persona que es víctima inice un proceso de reflexión”.
Esto dijo ayer a EL DIARIO Ema García, de la Dirección de Violencia Familiar del Ministerio de Desarrollo Social de la Provincia, al visitar la delegación villamariense de ese ministerio, que está a cargo de Rosa Cámpora.
La profesional supervisa el trabajo que se hace y capacita a los equipos y en ese marco pasó por la ciudad. En el Centro de Integración Social (CIS) de barrio Santa Ana dialogó con EL DIARIO y detalló que las capacitaciones que se efectúan con los grupos que trabajan en distintos puntos de la provincia están cruzadas por tres ejes.
Uno es “la perspectiva de género, que origina o genera la violencia de la forma en que la conocemos: la patriarcal, basada en la desigualdad”. Otro se da desde los derechos humanos “porque la violencia es una de las más grandes violaciones a los derechos humanos” y como tercer eje está el “modelo ecológico de intervención”, que mira no sólo a la persona, sino a la misma inserta en un contexto.
García advirtió que “no es que el botón antipánico o la denuncia vaya a frenar la violencia existente”, pero sí aseguró que “son herramientas de mucha utilidad para la situación” que se padece. Allí fue que dijo que “lo importante es desaprender lo aprendido, que la persona que es víctima inice un proceso de reflexión”.
Una de los destinatarias de las capacitaciones que lleva adelante la Provincia es la Policía. Consultada en ese sentido, García recordó que a instancias de Rosa Cámpora se ha hecho lo propio con los efectivos de la Departamental. “Es uno de los desafíos más importantes. El policía es un ser humano como cualquier otro, entonces también ha aprendido como cualquier otro ciudadano”, indicó.
Aseveró que también sucede que las víctimas se sienten “inhibidas” al exponer casos frente a los policías, por su rol y su uniforme.
“Es un trabajo de hormiga el que se hace y, además, está el hecho de que los policías son rotados. No hemos podido llegar a todos los efectivos de todos los rincones de la provincia”, comentó.
Todo esto lo expresó cuando se le señaló que muchas mujeres siguen sufriendo la indiferencia de policías a la hora de hacer la denuncia.
Así, García destacó que hay colaboración, interés y “buena receptabilidad” por parte de la Policía a las actividades de capacitación, aunque recordó que al comienzo, cuando llegaron a la escuela de policías, hubo resistencia, pero que todo luego cambió.
“Es una tarea de concientización. La sociedad toda debe difundir, esclarecer y profundizar sobre las razones de la violencia”, consideró la especialista.
Y recalcó que existe este espacio en calle Walt Disney, del barrio Santa Ana de Villa María (donde antiguamente funcionó el hogar El Gurisito), “donde la mujer puede acercarse”. “No tiene que haber vergüenza, aquí hay un equipo especializado para tal fin y para poder iniciar el proceso de reflexión. La única que puede poner límites a la violencia que vive es quien la sufre y para eso necesitamos un equipo para que la pueda ayudar”, precisó.
Admitió que “es muy difícil hacerlo sola” y por eso se debe dar la ayuda, pero es clave la decisión personal. “No tiene sentido obligar a hacer la denuncia, si luego la persona no la puede sostener”, cerró.