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La vida color de rosa

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La vida color de rosa
Yrigoyen, el “Rojo”, cambió de color, estuvo más encendido y se quedó con el título, al vencer 2 a 1 a Alem, en Plaza Ocampo. Alem jugó mal y, aunque reaccionó, volvió a perder una final, como en el Provincial
 
Escriben: 
Juan Manuel Gorno – Juan Pablo Morre
EL DIARIO

P2Después de mantenerse calladito y sin apuro durante nueve años, en los que batalló para reinventarse y puso un gramo de expectativa en cada paso, Yrigoyen soltó anoche el grito contenido que lo devuelve a lo más alto del fútbol local, el grito de campeón.

Con el sello de un equipo entero para jugar bien, apelando a la fórmula inefable de la experiencia y la juventud bien conjugada, el “Diablo” se hizo fuerte en Plaza Ocampo y se alzó con la gloria tras derrotar 2 a 1 a Alem, que volvió a quedarse en el umbral del éxito y sumó su segundo subcampeonato en pocos meses, ya que también había perdido la final del Provincial.
Precisamente el “León”, por su oficio en instancias decisivas, su pasado exitoso y la continuidad de un plantel importante con ganas de tomarse revancha, asomaba en la previa con cierto cartel de candidato, sobre todo luego de haber remontado la serie con un 2-1 a favor en la segunda final.
Sin embargo, el conjunto de Tío Pujio -que había ganado 1 a 0 el primer “chico”- jugó anoche como un verdadero campeón, se mostró más sólido y más decidido. Y redujo bastante las posibilidades de Alem, que ni siquiera lo pudo empatar con ese estilo de conjunto aguerrido.
Esta vez al juego lo puso el “Rojo”, que se vistió de rosa, cual si fuera un presagio del color de su vida en este campeonato, una vida apacible, sin grandes sobresaltos y con un rumbo definido.
 
Organizado
Así como lo hizo en Atlético Ticino en 2013, el entrenador Germán Vicario demostró que sabe armar equipos interesantes y de buen pie. Y anoche lo demostró Yrigoyen desde el arranque, cuando tuvo más la pelota y se hizo fuerte en el mediocampo para borrar todas las ideas del rival.
El doble mérito del equipo tiopujiense es que Vicario debió resignar un hombre clave en el medio como Lucas Morre para ubicarlo en la zaga, en el armado previo del encuentro.
De todas maneras, organizó la línea de volantes con una buena presencia para tocar rápido y buscar casi siempre por el sector derecho, llevando trabajo a la zona defendida por el experimentado Cristian Agosto y a las espaldas de Mayco Dichiara.
Desde esa zona, por ejemplo, ganó un tiro libre a los 6 minutos que José Demichelis, con gran pegada, casi transforma en gol, aunque el palo le negó el festejo.
Alem no supo salir de la encrucijada y abusó del pelotazo; sus defensores estaban destinados a sacar todo, nadie la aguantaba en el medio y arriba los delanteros esperaban algo que nunca llegaba. Sólo Federico Figueroa, a los 15 minutos y tras una pifia de Matías Piovano, tuvo una chance con un remate a colocar que desvió muy bien el arquero David Paulettin con una mano.
Dos minutos después de esa jugada, el portero que no tuvo una buena respuesta fue Matías Gómez, cuando vino un tiro libre a su área, rechazó corto y el rebote le quedó a Alvaro Nieva, que sacó un remate cruzado y marcó la primera emoción de la noche con un gol merecido para Yrigoyen.
Recién después de sufrir esa estocada reaccionó el “León”, con la presión más adelante y una mayor movilidad de sus delanteros, pero eso no alcanzó para generar peligro. Por el contrario, Yrigoyen esperó y salió rápido de contragolpe, con algunos jugadores sumamente inspirados como el lateral Andrés Ferrero. 
Si la velocidad por afuera no surtía efecto, el “Diablo” descansaba en las pausas de Juan Bianchi o el criterio del propio Nieva.
Arriba, mientras, se las bancaba Matías Bendazzi, que estuvo a punto de anotar el segundo cuando encaró, se hizo el espacio y remató de zurda, pero afuera.
Todo al “Fede”
Alem insinuó algo mejor en el segundo tiempo, pero nada importante en lo colectivo, sí en la movilidad de Federico Figueroa, quien se tornó el arma más peligrosa, encarando por izquierda, cuando descansaba Ferrero.
Pero el “Fede” no estuvo acertado en el arco contrario; primero sacó un remate muy elevado, cuando picaba solo, y después no pudo habilitar bien a Martín Porporatto, quien anduvo lejos de su mejor nivel.
En ese momento, Alem entendió que si no podía jugar bien, por lo menos había que tomar riesgos, por eso entró Ricardo Juárez -volante- por Facundo Martín -defensor- mientras los Pedernera salían a presionar bien arriba.
Casi le cuesta caro rápidamente, pero Bendazzi, en un contraataque veloz, le ganó la posición a “Chumpita”, pero perdió con el arquero Gómez, que le ganó el duelo.
No obstante, lo mejor de Yrigoyen vino después, a los 15’: Morre y Bianchi, desde atrás, salieron limpio y el equipo se contagió con seguir tocando, la llevaron desde la izquierda y la terminaron por la derecha, con una aparición formidable de Ferrero, que terminó convirtiendo un golazo, por la acción colectiva, la resolución y lo que significaba la diferencia de dos goles.
Alem fue al frente porque así lo pedía su gran cantidad de simpatizantes que lo apoyaron y por la personalidad de sus jugadores, que no se permitían otra derrota.
La luz de esperanza se encendió a los 24’, cuando Figueroa desbordó otra vez por izquierda y envió el centro que Porporatto cabeceó. Pauletti se enredó en su intento por sacarla y la pelota traspasó la línea de sentencia.
Fue el descuento de Alem, a pesar de las protestas de los tiopujienses, que entendían otra cosa.
De ahí hasta el final, se jugó con el corazón en la mano. Alem tuvo chances de empatarlo (un cabezazo de Porporatto pasó muy pegado al pelo y un centro rasante de Figueroa no pudo ser conectado por nadie), al tiempo que protestó todo para ver si ganaba un penal salvador. Pero Yrigoyen también tuvo situaciones para liquidarlo (Olmedo se perdió un mano a mano con Gómez) y terminó pidiendo la hora porque no encontró eficacia.
En ese contexto de angustia y entusiasmo, cuando el árbitro Maximiliano Stevenot dio por terminado el juego, el desahogo tiopujiense fue enorme y hubo una explosión de júbilo en la tribuna techada. Allí y en la cancha, las lágrimas de emoción coronaron una noche inolvidable para un club que apostó a gente de su riñón para llegar al éxito. Por eso Tío Pujio abrazó su identidad futbolística con orgullo, sin discusiones. 
 
La figura
Bianchi, Ferrero y Nieva
Yrigoyen tuvo un buen juego colectivo, aunque estos tres jugadores tuvieron un plus por diferentes motivos. 
El experimentado Bianchi (foto) se equivocó en la jugada previa al gol de Alem, pero siempre marcó los tiempos e hizo jugar a sus compañeros. El lateral fue un “motorcito” y marcó un golazo, desprendiéndose por derecha con criterio. Y el ex-Alem hizo el primer tanto y luego jugó con inteligencia.
 
El árbitro 
Maximiliano Stevenot
El cordobés sacó adelante un partido difícil para dirigir, teniendo en cuenta la cantidad de protestas y las faltas que se cometieron.
Manejó él todas las circunstancias más complicadas, incluso cuando sus asistentes no lo apoyaron demasiado.
En el gol de Alem, quedó la duda por si existió una mano. A la terna le faltó también advertir algunas agresiones sin pelota que se dieron en el encuentro.