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La violencia invisible

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La violencia invisible

Dentro de los tipos de violencia que especifica la Ley de Protección Integral a las Mujeres, está la violencia psicológica. Una especialista abordó el tema para EL DIARIO

Adriana Madrid integra los equipos técnicos del Poder Judicial local

Adriana Madrid es psicóloga con una extensa trayectoria como integrante de los equipos técnicos del Poder Judicial en Villa María.

En esta entrevista, se refirió a esa violencia, para muchos imperceptible, que mina la personalidad de quien la sufre.

-¿Qué es la violencia psicológica?
-La ley 26.485 define a la violencia psicológica como aquella que causa un daño emocional y la disminución del autoestima, perjudica el pleno desarrollo personal, o busca degradar o controlar acciones, comportamientos, creencias, decisiones, mediante acoso, amenaza, restricción, hostigamiento, humillación, descrédito, manipulación y aislamientos.

Incluye también la culpabilización, la vigilancia constante, la exigencia de la obediencia o sumisión, la coerción verbal, la persecución, el insulto, la indiferencia, los celos excesivos, el chantaje, la ridiculización y la limitación del derecho de circulación o cualquier otro medio que cause perjuicio en la salud psicológica de la autodeterminación.

¿Qué motiva que una mujer genere lazos de dependencia con su pareja?
-Además de otras situaciones de dependencia que puede haber, como la afectiva o la económica, está la cuestión del mandato patriarcal, que es muy fuerte. Por ejemplo, esto de no privar del padre a los hijos. Entonces, hay muchas mujeres que sostienen relaciones violentas por esta creencia de que siempre es mejor para los hijos criarse en el marco de una familia, cuando en realidad lo que importa es la calidad de esos vínculos y cómo se cumplen esas funciones desde lo psicológico.

¿Cómo se cumple la función materna y la paterna?
-Un padre que agrede, humilla y hostiga ha caducado en sus funciones de amparo, protección y resguardo. Esos niños viven en un estado de hiperalerta, hipervigilancia, con el temor constante a lo que le puede llegar a pasar a su madre, intercediendo en defensa de la mujer. Lo cual implica una inversión de roles gravísima. Es un niño puesto a defender y controlar a un adulto de un estado violento.

¿Cuán nociva es la violencia psicológica?
-Se puede considerar que la violencia psicológica es mucho más nociva porque genera otros mecanismos de sumisión que hacen que la persona vaya, fundamentalmente, naturalizando la situación de violencia. Esto quiere decir que la vaya considerando normal, que vaya tomando eso como parte de la cotidianeidad y de los modos de comunicación y de relacionarse. Generalmente va produciéndose a modo de lo que se llama escalada de la violencia. Esa escalada, que es progresiva en la mayoría de los casos, es lo que va haciendo que la persona se vaya adaptando paulatinamente y vaya naturalizando esa situación dentro de la relación. Por eso cuesta tanto verlo con claridad, criticar la situación y poder instrumentar defensas adecuadas. El proceso de naturalización define lo que es la gravedad y complejidad del fenómenos de la violencia, sobre todo psicológica.

¿Cómo afecta concretamente?
-Como lo que se va haciendo es justamente minar el autoestima, disminuirla, aislarla del resto de las redes sociales y familiares de protección, la persona empieza a dudar de sus propias percepciones. Empieza a creer que es culpable o responsable de lo que le sucede, a minimizar la situación, que algo debe haber sobredimensionado o exagerado y, fundamentalmente, tiende a atribuirse la responsabilidad de la situación. Uno empieza a creerse culpable de haber hecho algo para generar la ira, enojo y descarga violenta. Esto tiene mucho sustento en las cuestiones que pasan a nivel sociedad. No es infrecuente escuchar que en diferentes tipos de interrogatorios, conversaciones, charlas y demás, se pregunta, a veces ingenuamente, “¿qué hacías cuando él te pegaba? ¿Por qué te pegaba?”, con la lógica de encontrar una causa-efecto al comportamiento violento.

Sintetizando, se podría decir que los indicadores pueden ser la desvalorización, que incluye todo tipo de descalificación, desprecios, ridiculización; la hostilidad, consistente en reproches, insultos, amenazas; la indiferencia afectiva, que es una conducta agresiva; la falta de empatía y apoyo, la intimidación, como juzgar y criticar constantemente, conductas destructivas, tener gestos amenazantes, hacer saber que su opinión no vale nada. La imposición de consultas, como las conductas abusivas, la imposición de la privacidad, el aislamiento social. La culpabilización y lo que se llama la ‘bondad aparente’, que es la manipulación de la realidad, donde se distorsiona la situación y se le intenta hacer ver a la mujer que ella es la responsable o que todos los demás no le convienen, ni otras relaciones ni las amigas, porque le tienen envidia, ni la familia. Así se erige en el salvador, en el único confiable.

Las amenazas de abandono también. La manipulación con el abandono y, a su vez, que nadie la va a querer ni valorar porque no vale nada. Esa forma de minar el autoestima hace que se genere una situación de mayor dependencia y vulnerabilidad porque se produce esta naturalización de las relaciones así.

La mayoría de los autores que hablan de violencia de género coincide en que la violencia psicológica es el común de nominador que está detrás de otros tipo de violencia. Cuando se da un tipo de violencia física, siempre ha habido situaciones de violencia psicológica previa. Ridiculización, burla, humillación, hostigamiento. Generalmente se va dando una progresividad. En las situaciones de violencia sexual también hay agresiones y violencia de tipo psicológica porque son formas de ir quebrando la integridad, autoestima y fortaleza de la mujer. La forma de lograr el cometido es ir doblegándola desde otras formas y necesariamente desde la fuerza física.

Por eso decimos que la violencia psicológica afecta tanto a la mujer, porque la va quebrando en su autoestima, va afectando las características personales. El golpe físico, salvo que sea la muerte o algo grave, tiene una progresividad y se cura y no deja mayores secuelas a largo plazo, por simplificarlo de alguna manera. El daño psicológico es a largo plazo, influye en otras relaciones, otros ámbitos y áreas de desempeño de la mujer. La mujer que se siente vulnerable, insegura, que duda de su salud mental se va a desenvolver de esa forma en otros ámbitos, como en el laboral, social.

La violencia psicológica es la más frecuente, aunque no por ello la más reconocida o visibilizada. Tendemos más a tomar magnitud de las situaciones de violencia cuando se trata de violencia física, por el impacto que tiene la imagen de la lesión. No es casual que la mayoría de las publicidades que hablan de violencia muestren un hematoma en un ojo o imágenes gráficas que intentan representar fundamentalmente la violencia física. Es un modo de mostrar el impacto de la violencia.