Análisis local sobre una decisión que, tarde o temprano, nos alcanza
En diálogo con periodistas de este medio o bien por escrito en función de sus tiempos, tres profesionales que acompañan a empresas de la ciudad y la región en lo cotidiano aceptaron la invitación a explicar lo que representa la vuelta de un Gobierno nacional a pedir dinero al Fondo Monetario Internacional después de 12 años
El contador, analista y asesor de empresas Darío Poncio dijo ayer a EL DIARIO que esta vuelta del país al Fondo Monetario Internacional (FMI) “es un partido que se juega minuto a minuto, donde se comenzó a hablar de un pedido de 30 mil millones de dólares y ahora, al parecer, Argentina no calificaría para recibir ayuda por más de 20 mil millones de dólares”, al tiempo que afirmó que “más allá de las cifras, esto representa un fracaso del Gobierno”.
“El Ejecutivo Nacional está comprando tiempo para ver si puede mejorar una situación marcada por la demanda de dólares, que los principales diarios internacionales reflejan a través de datos sobre la subida del Riesgo País, el desplome de las acciones de las empresas argentinas en bolsas internacionales… Todo esto que pasa, toda esta información que circula por el mundo, hizo que se haya cortado el financiamiento exterior, por lo que hay que ir al usurero”, explicó Poncio.
Consultado acerca del interés del 4% que pagaría el país por el crédito, reiteró que “esto es minuto a minuto” y que “habrá que ver cómo termina, porque el Fondo presta plata de los países, que quieren las cosas lo más seguras posibles. Además, hay que ver las condiciones”.
“En esto debo decir que había algo bueno de Domingo Cavallo; hacía el anuncio cuando ya tenía el acuerdo cerrado. Aquí lo hicieron antes y muchas variables pueden cambiar hasta que se concrete. Como lo que decía antes: pueden terminar siendo 20 mil millones de dólares, que es poco si se toma en cuenta que el miércoles de la semana que viene vencen Lebac por 655 mil millones de pesos o, lo que es lo mismo, 28 mil millones de dólares, cuando las reservas reales ascienden a unos 24 mil millones de dólares”.
-Se habla de la existencia de reservas por 56.623 millones de dólares… ¿Cómo se llega a las reservas reales de 23 mil millones de dólares?
-Hay que descontarles el swap del Banco Central de China por 18.976 millones de dólares, que antes se criticaba pero ahora se contabiliza como corresponde; hay que restar también 12.522 millones de dólares de encajes… y así llegamos. Pero supongamos que no se renueve solamente un 10% de las Lebac e igualmente es un dineral: 2.800 millones de dólares.
-Usted dijo recién que hay que prestar atención a las condiciones del crédito…
-Bueno, ya Marcos Peña dio a entender hoy (por ayer) lo que se les viene a los jubilados: ajuste previsional, regreso de las Administradoras de Fondos de Jubilaciones y Pensiones (AFJP) y nuevas privatizaciones de YPF y Aerolíneas; se habla incluso de otro blanqueo que vuelve a plantearnos que el que paga impuestos es un gil. Más recorte en Educación, algo que ya quiso instrumentar Ricardo López Murphy durante el Gobierno de Fernando de la Rúa, con arancelamiento de ingreso a las universidades incluido.
-¿En qué se traduce todo eso?
-Y, lo seguro es que habrá un estancamiento, lo que se conoce como “estanflación”, que es recesión con inflación.
En Villa María
-¿Qué representa esto en la ciudad?
-En la ciudad, como en el país, ya no existe más una operatoria del Banco Nación que ayudaba a las empresas, que era la compra de cheques. El Nación ya no les compra los cheques y de ahí al corte de la cadena de pagos hay un paso. Quienes venden chapas y alumnio ya no venden porque no tienen precios. Y no hay más plazos. Se pide contado. Una empresa de las grandes y fuertes lleva entre 40 y 50 despidos en lo que va del año y hay muchos casos sobre los que no puedo hablar por una cuestión profesional.
-¿Ningún dato positivo?
-El agro tiene buenos precios y si el FMI nos establece un dólar más alto todavía, va a estar mejor. También va a ser más complicado salir a vacacionar fuera del país, un sector por el cual se van cada año unos 10 mil millones de dólares. También van a estar mejor los especuladores, que tienen buenos ahorros en dólares. Pero, básicamente, van a perder los trabajadores, los jubilados.
Koncurat: “Esta situación no sorprende”
El economista y consultor Alfredo Koncurat dijo por su parte que “esta situación no sorprende a nadie que sea entendido en la materia”.
“La caída en la crisis era cuestión de tiempo y lamentablemente todavía no hemos tocado fondo”, añadió.
En su encuentro con este medio, Koncurat manifestó que “las inconsistencias de las variables macroeconómicas son múltiples y todo se fue dilatando con toma de deuda”.
Señaló, además, que “al mismo tiempo el Banco Central de la República Argentina ha inflado la burbuja especulativa con las Lebac, con lo que era obvia la delicada situación en la que nos sumíamos y la vulnerabilidad en las que estábamos ante una corrida financiera”.
Inconsistencias discursivas
“Lo paradójico es que hace unas pocas semanas el Gobierno nacional anunciaba que no se endeudaría más”, expresó, para recordar que se dijo “pagamos a los buitres para no caer nuevamente en las garras de FMI”.
“Ahora vamos a solicitar la escupidera una vez más; no tiene lógica”, añadió.
Al ser consultado acerca del discurso en una virtual cadena nacional que pronunció el presidente Mauricio Macri, opinó que “llega tarde; debería haber salido antes” porque “ahora, más que confianza, su discurso genera todavía una mayor incertidumbre. Incluso hoy (por ayer) el ministro de Finanzas Luis Caputo sale a decir que “no hay señal de que estemos en una crisis”, manifestó Koncurat, para agregar que “la afirmación es vacua e irónica, ya que el mundo entero se está haciendo eco de una situación de la Argentina a la que califican precisamente como crisis”.
“Incluso el propio informe del Banco Central de la República Argentina estima que el país no crecerá este año y que la inflación será del 24%, muy por encima de la meta inicial del 15%”, apuntó.
“La falta de confianza es clave”
En otro pasaje del diálogo con EL DIARIO, el economista comentó que “la caída de la confianza ya ha minado toda posibilidad de hacer una política económica eficaz”.
-¿A qué cree que obedece esa caída de la confianza, que usted considera fundamental?
-A una comunión de factores. Pero debo decir que elevar las tasas para secar la plaza es para ganar tiempo y no hace germinar la confianza, sino que también la seca. Es como dice el dicho popular: pan para hoy, hambre para mañana. Es una locura que solo se entiende cuando se ve que se hace con el fin de ganar tiempo hasta que nos llegue la asistencia internacional vía acuerdo con el FMI.
-¿Quién puede resultar beneficiado del acuerdo con el FMI por una asistencia financiera?
-Los únicos que ganan son nuestros acreedores, que siguen un tiempo más de timba financiera. En vez de corregir la dirección de política económica que nos ha traído a esta crisis, lo que anuncia el Gobierno de pedir asistencia al Fondo Monetario es una apuesta mayor en el mismo sentido.
-¿Nada positivo en todo esto?
-Si existe, no lo veo. Soy crítico ante la situación. Es más, veo un panorama desolador. La crisis se dilata, se extiende en el tiempo, pero la explosión de la misma será mayor, con su agravante en la sociedad y, como siempre, serán más afectados los estratos sociales más vulnerables.
Darío Poncio y Alfredo Koncurat en diálogo con este medio y Alberto Costa con un escrito que nos envió gentilmente respondiendo a un pedido de nuestra Redacción. Son tres profesionales nuestros, conocidos en Villa María, Villa Nueva y la región, a través de quienes queríamos brindar miradas cercanas sobre cuestiones que se están resolviendo lejos, pero cuyas consecuencias nos llegan más tarde o más temprano.
“La caída de la confianza ya ha minado toda posibilidad de hacer una política económica eficaz. Elevar las tasas para secar la plaza es para ganar tiempo; pan para hoy, hambre para mañana. una locura que solo se entiende con el fin de ganar tiempo hasta que nos llegue la asistencia internacional vía acuerdo con el FMI. Los únicos que ganan son nuestros acreedores, que siguen un tiempo más de timba financiera”.
“Volver al Fondo Monetario Internacional es un Fracaso. Se está comprando tiempo para ver si se puede mejorar la situación… Los principales diarios
internacionales hablan de la suba del riesgo país, dan cuenta de la abrupta caída de las acciones de las empresas argentinas… Todo esto que pasa hizo que se haya cortado el financiamiento exterior… Y la semana que viene vencen 28 mil millones de dólares En Lebac…”.
“El diagnóstico económico está hecho, puede haber divergencias en matices, pero la ciencia económica es una sola y hay ciertos principios que deben cumplirse sí o sí. La clave está en la política y es la gran deuda de la democracia”.
Alberto Costa, por escrito
El problema es político
El regreso de la Argentina a negociar con el Fondo Monetario Internacional (FMI) nos lleva a varias reflexiones. En primer lugar, a esta situación llegamos por fuertes déficits que acumulamos, tanto en lo fiscal como en la balanza de pagos. Hace tiempo que tenemos un Estado que gasta mucho más de lo que recauda y con un déficit creciente en el sector externo.
Estos déficit fueron financiados primero con emisión y reservas, y ahora con deuda, pero nunca fueron enfrentadas las causas reales que nos llevaron a esta situación.
Los que nos prestaban hacían su negocio financiero en el país y ahora entendieron que el negocio se terminó. Es por eso que se recurre a otro prestamista: el FMI. La diferencia no solo está en la tasa que nos puedan cobrar, sino fundamentalmente en las condiciones que nos impondrá para otorgarlo.
Estas condiciones significarán la implementación de nuevos ajustes y la profundización de otros que ya se vienen aplicando. Nos son buenas noticias, pero hoy la alternativa es: ajuste más o menos ordenado y financiado o ajuste del mercado y por las malas (del cual ya conocemos sus consecuencias).
La historia se repite una y otra vez, y seguirá sucediendo en la medida que nuestros gobernantes no asuman la realidad de nuestros problemas estructurales y, entre todos, se marquen los rumbos a los cuales debemos dirigirnos.
El diagnóstico económico está hecho, puede haber divergencias en matices, pero la ciencia económica es una sola y hay ciertos principios que deben cumplirse sí o sí. La clave está en la política, y es la gran deuda de la democracia.
Nuestros gobernantes no solo dieron la espaldas a los problemas, sino que, además, los agravaron. Treinta y cuatro años de democracia dando vueltas siempre sobre lo mismo y cayendo en crisis recurrentes. Ahora las cirscuntancias nos ponen nuevamente ante la realidad. La respuesta debemos construirla entre todos y con la dirigencia a la cabeza. De lo contrario, la historia se repetirá.
Alberto Costa