El ladrillo portante es imprescindible dentro de una obra, ya que soporta una alta capacidad de carga (5 MPa), permitiendo la realización de varias plantas. Además, su utilización otorga a las construcciones velocidad de ejecución, capacidad de carga y, en algunos casos, mayor aislación térmica frente a ladrillos comunes y huecos tradicionales.
Para lograr una compresión mayor que la de un ladrillo hueco convencional, el ladrillo hueco portante dispone de un diseño de agujeros de forma vertical, cumpliendo así con el 40% de masa exigido en esa dirección.
Al momento de proyectar una construcción, el ladrillo portante genera un gran beneficio: el ahorro de estructura de soporte independiente al cerramiento. Al ser portantes, los muros realizados con este mampuesto permiten soportar entrepisos y cubiertas hasta tres niveles de altura o 10 metros. Además, al reducir la necesidad de ejecutar estructura de soporte independiente, contribuye a desarrollar una construcción sustentable, ya que generan una reducción en materiales, tiempo y energía, que se traduce en un ahorro de costo de obra.
Hoy en día se promueve el uso en las construcciones de ladrillos huecos portantes, a diferencia del ladrillo macizo tradicional. Estos bloques de mayor superficie poseen un diseño estructural con agujeros verticales que aumentan el volumen, reducen el peso y la masa del material empleado en ellos. Así se facilita su corte, su manejo y se acelera el proceso constructivo de los muros.
Los bloques cerámicos huecos cumplen con la norma IRAM 12566-2 “Ladrillos y bloques cerámicos perforados y huecos para la construcción de tabiques y muros” y tienen una resistencia característica a la compresión de la sección neta no menor a 13 MPa.