“El no querer ser tratado es la norma, de ahí parte el desafío. Pedirle a un paciente adicto que tenga demanda sería como pedirle que no tenga antecedente de consumo”, dijo Rodrigo Moreno
Escribe Diego Bengoa
De nuestra Redacción
El licenciado en Psicología y Magíster en Drogadependencia, Rodrigo Moreno, consideró que las adicciones a las drogas deben ser trabajadas de manera multidimensional, interdisciplinaria y con continuidad, y remarcó que “la norma” en el tema es que el consumidor no quiera ser tratado.
El profesional fue entrevistado por EL DIARIO ante la difusión de diversos hechos que involucran el consumo de drogas y en ese marco advirtió que la problemática cruza todos los extractos sociales en todas las localidades. En ese sentido expresó su preocupación “porque parte importante de estas ciudades no cuentan con instituciones públicas ni privadas” que intervengan en la temática.
Moreno diferenció el abordaje de la oferta tajantemente del de la demanda. Esto último “debería ser tratado casi con exclusividad desde la órbita de la salud”, subrayó y apuntó que “si bien adicciones y narcotráfico son un universo con algunos planetas en común, son universos diferentes”.
Por eso se lamentó al ver que estamentos estatales abordan la cuestión desde un ministerio de Justicia o de Seguridad y no desde la problemática de salud.
“El de Justicia tiene una esfera que tiene que ver con lo criminal y no con una problemática de salud”, destacó.
Analizó que “el sujeto consumidor está permanente atrapado en el estigma de criminal y de enfermo, cuando muchas veces no sólo no caben estos dos rótulos juntos sino que a veces ni siquiera responden a ninguno”.
“Algún consumidor inicial quizás no es un enfermo, va camino tal vez, pero tampoco cabría llamarlo enfermo”, aclaró.
Desafíos
Contó que recientemente lo llamaron desde Villa Dolores y le comentaron que no tenían profesionales que trabajaran en el tema. “El problema no es que no estén capacitados, porque eso se arregla, el problema es que no se quieren meter”, señaló Moreno.
“Si vos no tenés dispositivos armados institucionalmente en lo público o privado es muy difícil porque estamos ante casos que a veces consultan una sola vez, por lo que si no tenés una estructura armada como para captar eso e intervenir, se pierde la posibilidad de hacerlo”, precisó.
“Lo que más se complica y ante lo cual hay una gran dificultad por parte de profesionales es en centrarse en el hecho de que no hay demanda por parte del paciente”, indicó el entrevistado. Ante preguntas, reflejó que “trabajar con adicciones es trabajar con alguien sin demanda, pero que no haya demanda no quiere decir que no haya problema en intervenir”.
“El no querer ser tratado es la norma, de ahí parte el desafío. Pedirle a un paciente adicto que tenga demanda sería como pedirle que no tenga antecedente de consumo”, contexualizó el especialista.
Por eso, evaluó que “el desafío para el profesional que interviene es cómo trabajar” en el tema, “logrando que en algún momento haya una demanda, pero no se puede pedir que esté al principio, porque esto no tiene status de problema para el consumidor”.
“No va a ser problematizado por él sino por el familiar o el tercero que dimensiona las consecuencias negativas que el consumo trae en el momento o en el tiempo, pero quien está haciendo el consumo es porque desea ese consumo”, ilustró y anadió que “no se le da la posibilidad de registrar o dimensionar si tiene las consecuencias negativas en ese momento y mucho menos si las tiene en un futuro”.
Por eso, dijo que “se habla de que los adictos están disociados temporalmente, no capitalizan experiencias del pasado ni tampoco logran una dimensión a futuro de las acciones que tienen al momento”.
“Es un desafío que tenemos que plantearnos y no podemos seguir echándole la culpa a los consumidores de estas cuestiones. El desafío es de los profesionales de la salud”, opinó.
Cuando se le preguntó cuál debería ser el paradigma para abordar estatal e institucionalmente el tema, sostuvo que debe darse desde lo multidimensional, con la presencia de profesionales de la salud hasta miembros de educación y de la comunidad en general que sean referentes sociales, porque “no siempre hay que pensar que sólo tienen que ser profesionales los que intervengan, más allá de que tiene que ser una tarea hecha con profesionalidad”.
Y recalcó que hay que darle continuidad al abordaje, “no empezar y cortar y que el próximo que venga vuelva a comenzar, porque del lado de la problemática de adicciones no se vuelve a empezar con cada cambio de gobierno o de gestión”.
“En la continuidad va a estar el secreto. Podés arrancar hasta con el pie izquierdo pero lo vas a ir acomodando con la marcha, pero no hay que cortarlo”, advirtió.