En un relevamiento realizado en distintos negocios del rubro, se pudo saber que el incremento de precios no afecta de manera brusca al expendio. Algunos mantienen los valores y otros los suben
Argentina es un país productor y consumidor de carne desde siempre, y pese a las subas de precios, parece que esa realidad no cambiará… ¿o sí?
Desde una mirada amplia se podría decir que el campo produce cada vez menos carne, y como en todo sistema de mercado la oferta y la demanda son las variables que indican el flujo comercial con sus diferentes aristas. En otras palabras, si el producto escasea, el precio sube; si el producto sobra, el precio baja. Influye de manera directa la baja producción de cabezas de ganado en este sentido, por lo que pueden advertirse fuertes aumentos en la carne si se lo compara con el mes de diciembre de 2015.
Lo cierto es que el EL DIARIO realizó un relevamiento por distintas carnicerías de la ciudades de Villa María y Villa Nueva, y encontró distintas opiniones de quienes llevan adelante diariamente el funcionamiento de su comercio. Está claro que la calidad del producto es directamente proporcional al precio que se vende al público, por lo que el cliente sabe o elige a dónde comprar, en función de lograr un sistema equilibrado entre la calidad y el precio. Otra realidad es que las familias numerosas deben apelar a otros recursos, como por ejemplo el consumo de pollo y cerdo, o bien a la adquisición de productos elaborados por las propias carnicerías, como milanesas, albóndigas y hamburguesas.
Se puede dar vueltas alrededor de la carne en cuanto a precio, aumentos, bajas, estabilidad o inestabilidad, pero lo concreto es que el consumo, si disminuye, es muy poco.
Precios
Durante el relevamiento se encontraron distintos valores en el kilo de carne vacuna: $90, $95, $100, $110, $115 y hasta $120. Si bien la brecha entre el primer valor y el último comprende 30 pesos de diferencia, está claro que depende también de la calidad del producto como también el prestigio y confianza que pueda darle el cliente a la carnicería. En este sentido, en diálogo con varios carniceros, este medio dio cuenta de que el cliente elige qué comprar acorde al bolsillo y las posibilidades que dispone, porque a diferencia de otros productos alimenticios, la carne sí ofrece mucha variedad de calidades y precios.
¿Cómo compra usted la carne?
En el relevamiento también se pudo arribar a conclusiones puntuales a través de lo expresado por los carniceros, por ejemplo, ¿cómo se vende la carne y con cuánto de grasa?
Hay carnicerías que sostienen que el precio de la carne depende también de cómo se la despacha al público, es decir si el corte contiene una cantidad considerable de grasa o no. Según algunos de los carniceros consultados, hay casos en el que el cliente conoce esta diferencia, porque lo que prefiere pagar un precio alto, sabiendo que compra un corte de carne sin grasa. Por eso, el contenido grasoso del corte también incide en el precio final de la compra.
La visión de la experiencia
Roberto es el titular de la tradicional carnicería El Campo, ubicado en La Rioja casi esquina Sabattini. Es una de las que fue consultadas y al mismo tiempo, una de las que maneja uno de los valores más altos expresados anteriormente. En ese sentido, vale la pena reflexionar sobre su análisis y la visión que tiene al respecto sobre el presente y el futuro de la carne. “En nuestra carnicería en realidad no bajó la venta, más allá de que considero que enero es un mes de baja en el consumo. Los precios sí subieron entre un 30% y 40%. La gente no ha dejado de comprar, quizás un poco menos, pero en líneas generales todavía hay un equilibrio. En este momento no se nota tanto, porque hay varios colegas de vacaciones. No sé qué pasará en febrero cuando todos vuelvan al ruedo, pero sí creo que el consumo de carne va a disminuir. Una situación que considero importante para que el consumo de carne baje, es cuando nos encontremos con la realidad del comienzo de clases, ya que el valor de las inscripciones ha subido notablemente. Eso va a repercutir sin dudas, porque las familias comen carne, y las familias tienen chicos que van al colegio. Casi ya no quedan escuelas públicas. No creo que la carne suba, por lo contrario, si hay menos cantidad de consumo, el precio debe bajar. Es muy sencillo el proceso: oferta y demanda. Si bien yo trabajé más de diez años en hacienda, no hay que ser muy experto para darse cuenta que cuando uno sale a la ruta y mira a los costados, ya no se ven más vacas, sino que todo ese espacio está dedicado al cultivo. Creo que va a costar armar un circuito y un plantel de vacas, porque eso tiene un costo de producción. En Argentina falta carne acorde a la población que la habita, y me atrevo a decir que no sería descabellado pensar en que ingrese carne de Uruguay, un país que es más chico que toda la superficie de la provincia de Buenos Aires, aunque parezca ridículo y vergonzoso”.
Además también destacó: “Por otra parte el pollo y el cerdo también subieron, pero lo real es que la gente no está acostumbrada a consumirlo frecuentemente, más allá de que se transformó en una alternativa e incluso hoy más aceptada que en tiempos anteriores”.
Finalmente agregó: “Un tema muy importante que no debe pasar por alto es que la merma se da directamente en la media res (80 kg). Anteriormente, de esa media res había que contar con un 15% que no se utilizaba, producto de la grasa y el hueso. Hoy esos valores han cambiado a punto tal que superan el 25%. Otra cuestión es que ya casi no se vende puchero, entonces lo que antes se vendía con hueso, hoy hay que pelarlo, y allí también hay una pérdida de la media res que hablábamos recién. Por supuesto que esa carne se transforma luego en carne molida o bien en hamburguesas, según lo que el carnicero considere más conveniente”.
Opiniones
“La venta de la carne no ha disminuido, por lo menos en mi caso. Si bien mientras dialogo con colegas, ellos me cuentan que sí han sentido el impacto, cada carnicería tienen su estrategia para los momentos difíciles. en lo que respecta a nuestra carnicería, nos va bien, porque no remarcamos precios y si lo hacemos es con poco margen. Hay que ser cuidadosos a la hora de aumentar, hoy el kilo de carne cuesta 95 pesos”.
Javier, (carnicería de Villa Nueva)
“El consumo está normal. El calor nos ayuda a seguir vendiendo, veremos qué pasA cuando llega el frío, porque la gente en esa temporada come menos carne. El precio se movió un poco, pero nosotros la aumentamos tanto como sucedió en algunas
carnicerías. Si vos aumentas abruptamente, el cliente se va, y cuando querés bajarla nuevamente, la gente ya sabe. El kilo de asado hoy vale $120”.
Leonardo (carnicería de Villa María)
“Estamos trabajando con ofertas: carne molida, milanesas, hamburguesas, albóndigas. Semanalmente tenemos que apelar a estos recursos de promociones para que no se deje comprar. De todos modos los cortes clásicos nunca se dejan de vender. Mantenemos el precio de meses anteriores y buscamos otros recursos para que la clientela siga comprando. Aumentos hubo, porque tenemos más clientes que antes”.
Alejandra, (carnicería de Villa María)
“La venta no disminuye, quizás si el consumo en comparación a meses anteriores. Se consume lo justo y necesario. Los precios los pensamos acorde al bolsillo del cliente. creo que somos uno de los que mantiene precios bajos. Villa nueva es una ciudad que siempre consumió mucha carne, por eso los precios son variados. La gente busca pollo, milanesas y hamburguesas como alternativa. El kilo de carne está a 98 pesos”.
Juan Carlos (carnicería de Villa Nueva)
Carne – ¿Qué dice el campo?: “Mantener precios altos es robarle al consumidor”
El presidente de la Sociedad Rural Argentina (SRA), Luis Miguel Etchevehere, sostuvo que mantener precios altos es «robarle al consumidor», en referencia a los precios de la carne que se registran actualmente en góndolas.
«Mantener los precios altos es robarle al consumidor. Hacemos responsables a algunas carnicerías y supermercados que no están trasladando la baja de la hacienda en pie a los mostradores».
«Tendrían que ser responsables y bajar precios», agregó.
A su vez, manifestó que «el consumidor es dueño y puede elegir aquellos lugares en los que los comerciantes eligen precios más convenientes».
«Cuando hay un comerciante inescrupuloso que remarca de más, va tanteando y si sube un 30% y se lo pagan mantiene esa suba y si no se lo pagan lo tiene que bajar», dijo.
«Antes de las elecciones hubo incertidumbre y se empezaron a remarcar precios. Una vez conocido el presidente, con los anuncios económicos se fue normalizando el abastecimiento y bajó el precio en el mercado de hacienda en pie», explicó.
No comprar carne
Pese a la baja del precio de la hacienda, la carne sigue cara para el consumidor. El ganado en pie cayó 17% desde su pico de diciembre, pero el precio en góndola subió entre 20% y 30%. En el sector lo adjudican al aumento de otros costos.
Así, el presidente de la Sociedad Rural Argentina se sumó a la recomendación del Gobierno, cuando el ministro de Agroindustria, Ricardo Buryaile , admitió «preocupación» por el precio alto de la carne para el consumidor. Sugirió «reincorporar a los supermercados en la discusión de la cadena de valor» y recomendó al consumidor «abstenerse de comprar» si no baja el precio del producto en góndola.